MALOS INSTINTOS Y BUENAS IDEAS
Una vez
preguntaron a Gandhi por la civilización occidental, y este contestó que «sería
una buena idea». Inevitablemente a uno no le queda más remedio que aceptar la
ironía del líder pacifista y bajar la cabeza con humildad.
Hace unos
días tuvimos conocimiento de la violación, tortura y asesinato de una joven en
la India, por varios hombres que viajaban en el mismo autobús que ella. En el
artículo editorial de uno de los medios de comunicación más importantes de
nuestro país se afirmaba que tras el terrible suceso la sociedad india se ha
rebelado contra la actitud pasiva e insensible de la policía y de «la casta política»
de aquél país hacia estos crímenes. Me chocó el editorial, porque algo me dice
que esa insensibilidad de policías y gobernantes no sobreviviría un solo día en
una sociedad comprometida con la defensa de los derechos de la mujeres.
Con los
duros detalles del crimen hemos venido conociendo la situación de marginación,
dominación y explotación de la mujer en la India. Es verdad que hoy Phileas
Fogg, el héroe de La vuelta al mundo en ochenta días, no tendría que rescatar a
la bella viuda Aouida de las llamas, pero todavía en 1987 el parlamento indio
tuvo que legislar contra el rito por el que se quema a la viuda en la hoguera
en la pira funeraria de su esposo. Hace pocos años leí el caso de una mujer que
se había lanzado a la hoguera en la que ardía el cuerpo de su marido. Lo más
llamativo del caso es que la gente peregrinaba al lugar en el que se inmoló la
viuda y le rendían culto como a una diosa. Así que, además de la consabida
insensibilidad de los políticos, allí hay una cultura que valora el sometimiento
de la mujer hasta extremos que a nuestra defectuosa civilización occidental le
resultan insoportables.
Hombres que
no aman a las mujeres los hay en todas las sociedades. Los malos instintos no
son patrimonio de ninguna cultura, sino de la frágil naturaleza humana. Sin
embargo hay culturas que combaten y reprimen mejor que otras la crueldad
(in)humana. Por eso me sorprendió que desde una de las más altas tribunas de
opinión en nuestro país, se pasara por alto que el rigor de esa pasión
colectiva por ahorcar a los violadores es la otra cara de la laxitud con la que
esa misma sociedad se toma el maltrato a las mujeres, y que ambos
comportamientos reflejan las dificultades de esa sociedad para controlar los
peores instintos humanos, sean del tipo que sean. La esperanza para la India es
que también allí hay personas que no comparten esa cultura que margina a la
mujeres, y entre esas personas también hay policías y políticos. Y lo más
seguro es que esas personas, a diferencia de algunos editorialistas occidentales,
también se opongan a la pena de muerte, incluso a contracorriente de las
pasiones populares.
Gandhi
llevaba razón, la civilización occidental es una buena idea. Una idea que
debemos cultivar con esmero, todos, todos los días y en todas partes.
FUENTE: BLOG J.A. TORRES MORA
No hay comentarios:
Publicar un comentario