BARRIOS DE SEGUNDA
No todos
podemos vivir en calle Larios. Pero, si en vez de poder ver al Cautivo
procesionar desde nuestro balcón, contemplamos un jardín público, puede
compensar; si aparcar y circular por nuestro barrio no reviste problemas o, si
en lugar de convivir con la historia de la ciudad formamos parte de su futuro,
con las mejores instalaciones, no será tan mala idea vivir en el extrarradio.
El problema es que muchos malagueños no tienen ni una cosa ni la otra y se
sienten ciudadanos de segunda, con los mismos impuestos de primera.
El Parque
Tecnológico, polo empresarial de Andalucía, está enclavado en los confines de
la urbe, entre Campanillas, Santa Rosalía y Maqueda. Muchos se sorprenderán al
saber que estos arrabales no son pueblos sino que son tan malagueños como la
Trinidad. La desidia de las instituciones hacia estos vecindarios se hizo
visible esta semana con la clausura de la piscina municipal por sus problemas
de seguridad. Viene de largo esta historia de incumplimientos flagrantes de la
normativa por parte de la concesionaria, que hasta construyó un restaurante sin
licencia en ese terreno y a la que, para premiar por su buena gestión, también
se le adjudicó la piscina de Santa Rosalía, que actualmente, y tras la denuncia
de los vecinos, es un erial abandonado. Ya que gusta el alcalde de nadar los
domingos, podría hacerse unos largos por las instalaciones náuticas de estos
lares para comprobar que allí no se nada nada.
La simbiosis
del PTA con el distrito se esgrime según convenga. Para calcular la superficie
de zonas verdes del vecindario y obtener mejores índices, se contabilizan los
jardines del parque empresarial. Sin embargo, para trazar el plan de movilidad,
se ignora. El PGOU no contempló la llegada del tren de Cercanías a la zona para
aliviar las enormes caravanas que soporta en hora punta. Ahora, que se debate
si llevar el hipotético tranvía ligero hasta El Palo, parecen haber olvidado
los responsables de urbanismo las promesas añejas, de hace muy pocos años, que
trazaban la ampliación del metro, mediante una lanzadera, precisamente hasta
Campanillas. El crecimiento de la ciudad, la descentralización de servicios y
el precio de la vivienda empujaron el desarrollo de las áreas de expansión que,
junto con ciertos beneficios de ser una zona residencial, mantienen notables
carencias en movilidad y equipamientos públicos y que todo apunta a que no
tienen perspectivas de mejora.
FUENTE.
MÁLAGA HOY
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