LA MUERTE DIGNA. LLEGA LA EUTANASIA
Podían
significar lo mismo, ya que la palabra eutanasia significa literalmente “buena
muerte”. Eutanasia aparece como concepto en el s. XVII y se atribuye a Francis
Bacon. Pero hoy la “muerte digna” es sinónimo de muerte natural, mientras que
la eutanasia entraña una técnica de eliminación de la vida por circunstancias
diversas, malformaciones, enfermedad mental, vejez, o deseo, según el adagio romano: "mori licet cui vivere
non placet".
Cada vida
humana se enfrenta a dos absolutos: ¡todos tenemos que morir pero, no se puede
matar! La salud de un ser humano en camino no suele ser un proceso natural
constante. De hecho se producen
alteraciones más o menos importantes, por
envejecimiento, enfermedad, traumatismo,
degeneración etc.
Se sabe que
hay situaciones en las que el proceso de enfermedad terminará en la muerte.
Toda alteración de la salud requiere una
atención y unos cuidados. Si la enfermedad se prolonga, afectará al individuo,
a la familia y a la sociedad. Esos cuidados que el enfermo precisa son
cuantitativamente importantes pues requieren cuidados médicos, de enfermería, hospitalización y farmacia.
Eso es dinero. Y es ahí donde entra el estudio, la ideología, la especulación y
los intereses contrapuestos.
Cuando se
comenzó a hablar de una “Ley de muerte
digna”, se ponía el acento en el
adjetivo “digna”. Digno es lo valioso, e inherente al ser humano dotado de liberta.
Por eso, todo ser humano, varón o mujer, niño, joven o anciano, enfermo o sano,
creyente o ateo, bueno o malo, blanco o negro... es «siempre digno», porque
puede decidir qué quiere ser y cómo.
La enciclopedia Vikipedia introduce un aspecto
nuevo en la palabra “dignidad”: “la vida humana es respetable siempre porque
puede ser algo más que vida, vida con sentido”. Lo cual tiene su historia.
En 1935 el Dr. Killick Milard fundó la
Euthanasy Society con la finalidad de defender el derecho a una muerte indolora
para aliviar o hacer breves los sufrimientos de pacientes terminales. Casi
simultáneamente se impulsa este concepto, se pone en práctica en la Alemania
nacionalsocialista. Ahí se acuñó el concepto de “vidas con sentido” o vidas que
“no tiene sentido ser vividas”. Con el
fin de “ahorrar” y dedicar el dinero a
otra cosa.
Evidentemente, cuando en España, se hablaba en la anterior
legislatura, de una Ley de “Muerte digna”, el adjetivo no es neutral. Ya se
asocian paciente y médico. Se trata de
“aliviar el dolor”, pero también
se habla de los médicos. Hay que
“garantizar la seguridad de los profesionales”
Esta “garantía””, ante un enfermo que va a morir, inquieta y mosquea.
Parece que además de poder curar, en ciertos casos el médico tendrá que
ser juez y verdugo, irrogándose el papel de señor feudal dueño de la vida y de
la muerte.
El gobierno
socialista de España, intentó impulsar una” Ley de la Muerte Digna”, que debía
impulsar Leire Pajín, Ministra de
Sanidad, desde (octubre 2010 a diciembre 2011). Contaba con una ley parecida aprobada por socialistas
y comunistas en Andalucía. Había, pues,
un precedente jurídico en una ley
autonómica. Eso servirá de base al gobierno para la regulación nacional. El
gobierno de Zapatero que había hecho aprobar la Ley del aborto libre,
llamándola “Ley de salud sexual”, pretendía aprobar la Ley de la “Muerte Digna”
antes de acabar su mandato. Todo el mundo sabía que lo que se proponía era la “Ley de la Eutanasia”.
Una entidad
como Derecho a Vivir, que había sido (y lo
sigue siendo) especialmente beligerante contra la ley del Aborto, organizó una
semana de estudio sobre la futura ley de Muerte Digna. En esas “Jornadas
Científicas”, que tuvieron lugar a partir del 9 de marzo de 2011, abordaron las
implicaciones de la ley en los diversos
ámbitos, éticos, jurídicos, etc.
El Gobierno
socialista no pudo terminar su mandato ya que se vio obligado a convocar
elecciones anticipadas el mismo 2011. La
ley no pudo ver la luz.
Ahora
bien, los ciudadanos, que vivimos en un contexto Europeo, podemos
saber por dónde van los hechos, si nos
fijamos en la práctica en los países que sí aprobaron una legislación similar,
como Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza. Holanda fue el primer país europeo
en despenalizar la eutanasia. Bélgica lo
hacía poco después.
El primer
paso: aprobación: “por el bien de quien sufre”. Dicha ley permite a los médicos
aplicar la eutanasia a los enfermos que la soliciten y estén afectados por
dolencias incurables que les provoquen
“sufrimientos físicos o psíquicos constantes e insoportables”.
Hoy: las
cifras son contundentes. Se acaban de hacer públicas. Se constata que en este
pequeño país, la cifra de eutanasias ha alcanzado en 2012 un récor histórico:
un total de 1432 casos.
Se sabe que,
no todos los casos, de eutanasia, han sido voluntarios. De hecho ya en 2010, 120 enfermeras belgas admitieron haber
practicado la eutanasia sin petición del paciente, según el periódico Canadian Medical Association Jurnal.
El siguiente
paso, ya es más fácil como puede comprobarse. “Una vez legalizada la eutanasia
voluntaria, inevitablemente llega la involuntaria” según declaraciones del Dr.
Peter Sauders, en declaraciones recogidas en Daily Mail. Los grandes defensores
de la Eutanasia han sido Foster-Kennedy en América, Lenz en Alemania, Milliard
en Inglaterra y Van den Berg en Holanda
Por eso se
intenta que ese segundo paso sea también legal y que pueda ampliarse.
Los datos que acabamos de ofrecer del año pasado en Bélgica, han sido
dados a conocer justo cuando el Parlamento belga está en plena discusión sobre
el tema. Se trata de ampliar la eutanasia a los menores y a las personas que
sufren enfermedades mentales degenerativas, como el Alzheimer, que no tiene por
qué ser “insoportablemente
dolorosos”, ni siquiera ser doloroso. No
se trata de aplicar cuidados paliativos, sino… de “ahorrar”.
Ya entran,
sutilmente, otros considerados: vidas que no merece la pena ser vividas, gastos
cuantiosos que se podrían ahorrar (para ahorrar camas en el hospital y dinero
al estado )y las decisiones de terceros y no del propio paciente. No se trata pues de suicidio asistido, sino
decisiones claramente en su contra. No solamente se producen sedaciones, sino
incluso retirada de alimento líquido por sonda a pacientes jóvenes o recién
nacidos con graves discapacidades.
“Es
estremecedor y aleccionador el leer el Informe del Dr. Richard Fenigson sobre
la Eutanasia en Holanda. He tenido muchos pacientes holandeses, en su mayor
parte ancianos, con enfermedades crónicas, incurables, que venían a España en
busca de climas benévolos y médicos que aliviasen sus males. Sus quejas, que
este informe me ha recordado, iban siempre acompañadas de frases que yo me
resistía a creer:"Tenemos miedo. Hemos venido a vivir a España porque en
nuestro país duraríamos muy poco tiempo...Somos inútiles...Allá somos un
estorbo...Tememos a nuestra propia familia..."
Parece
terrible, pero no es el colmo de la
deshumanización. Hay dos aspectos muy
preocupantes, con los que quiero
terminar:
1)
Que
lejos de denunciar estos y otros muchos hechos abusivos, conocidos en Holanda, Estados Unidos, Inglaterra y
otros países, se están haciendo campañas para la aprobación de las leyes que despenalicen la eutanasia.
2)
Que
esas “muertes dignas” se están vendiendo como espectáculo en las televisiones,
y narradas en directo de esta forma: “está perdiendo la conciencia. Dentro de
poco va a dejar de respirar y luego se detendrá su corazón”.
Si no se
defiende el derecho a la vida de todo ser humano desde el principio y en período
fetal, hasta se puede encontrar natural y lógico que se acorte antes del final,
¿o no? En estado embrionario o después,
con cierta edad, se trata, como dice la iniciativa Europea, de: “uno de
nosotros”, no de un trasto desechable.
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