Hip, hip, ¡Hurra! Va a más la queja por el exceso de elecciones. Este
año ya hay tres en el cartel: municipales en primavera, plebiscitarias
catalanas para la semana caliente en que el verano se deshace en otoño, y
comicios generales al asomar el invierno. Un año en campaña a tiempo
completo. Y todavía puede caer el adelanto andaluz, porque como toda
pareja rota, en cualquier momento saltará la chispa detonante del
divorcio. Así que, sí, hay motivos para quejarse, aunque de hecho este
sea un país de profesionales de la queja. Elecciones, elecciones,
elecciones. todavía en la estela de los comicios europeos de Podemos,
todo el tiempo elecciones.
No se entiende, sin embargo, la queja. ¿Pero hay algo mejor que un
año electoral? Sí, claro, un doble año electoral. Y todavía eso se puede
mejorar, aunque sólo con uno triplemente electoral como éste. Fíjese en
Málaga, sin más. Nos lamentábamos de proyectos congelados, en
particular el tren litoral, y apenas a mitad de enero ya se acabó el
desasosiego. Esta misma semana, la ministra de Fomento ha anunciado que
en 2015 estará el trazado del desdoblamiento a Marbella; y la presidenta
andaluza, su propio corredor. No había tren, y ahora hay dos. ¡Con un
par! Más que un tren, es Tren.ding Topic. Absolutamente tendencia. Nos
los quitan de las manos, oigan. Y además tenemos tren de derechas y tren
de izquierdas, el puro gozo.
El curso electoral está lleno de ventajas. Estos años, España ha sido
asfixiada por la presión fiscal -de hecho el presidente Pinochoy ha
subido impuestos más de medio centenar de veces, así, sin vaselina-
pero, oye, ha sido llegar el año electoral y se acabó. Es enero y ya se
anuncia la segunda bajada. ¿Aún hay alguien que no ve la maravilla de un
año electoral? Tras exprimirnos con el IRPF, el IVA, el impuesto de
sociedades, la supresión de deducciones, IBI, plusvalías o impuestos
especiales hasta la línea de tres cuartos de legislatura, ha bastado la
proximidad de las elecciones y ya hay un poco de oxígeno. ¡Milagro! En
Málaga, más de lo mismo. Con el partido gobernante, los impuestos han
subido un 166%, pero después de tres años de plomo, este año cae hasta
el IBI. Son los prodigios del año electoral. Y todavía hay quien se
queja. ¡Esto es jauja!
En los próximos meses, usted verá incluso su ciudad más limpia. No es
un espejismo; sino las elecciones. Verá dos museos nuevos; por lo
mismo. De repente, le arreglarán la plaza de Los Mártires, Camas, Puerta
Nueva, Casapalma ¡y más! Son las alegrías de las elecciones. La clase
política de repente se pone a pensar en los ciudadanos. Bueno, para ser
exactos, se ponen a pensar en el voto de los ciudadanos, pero qué más
da. Sobre todo no se entretenga en pensar en la grotesca falta de
escrúpulos de este truco tramposo, porque sólo produce melancolía.
Siéntese y disfrute. Ya volverá el infierno, que en España es en años
sin elecciones.
PUBLICADO EN DIARIO SUR
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