GLORIA Y MISERIA DEL POMPIDOU
Trabajar en el Museo Pompidou después de presentar un
curriculum donde se requería de dos a tres idiomas y formación superior, seis
días a la semana, por 5 euros la hora... Tal vez eso debería agitar algo las
conciencias. Al menos el dato podría servir para enfocar las cosas desde otros
ángulos más allá de hacer la ola. Lo que distingue a los lugares más prósperos
del mundo no es inaugurar un museo más o menos –eso está bien, claro– sino
disfrutar de un alto nivel de bienestar, de riqueza colectiva. Dinamarca y tal.
Esto podría funcionar como premisa: una sociedad próspera se construye con PIB,
no con iconos. Como aquello de Costa de Marfil, donde se construyó una
imponente réplica de San Pedro del Vaticano; la diferencia, claro, es tener
detrás Roma o Yamusukru, capital de ese país que cuando no está en guerra civil
es porque prepara la próxima guerra civil. Donde en un sitio refleja el
poderío, en otro es megalomanía.