DIARIO DE AFGANISTÁN. GERVASIO SÁNCHEZ

DIARIO DE AFGANISTÁN

Kandahar (Afganistán), 14 de septiembre de 2011. 15,30 horas (las 13 horas en nuestro país)

La mujer no es ni una sombra furtiva en la capital del fundamentalismo. Ha sido borrada de las calles. Ni siquiera puede salir embutida en un burka. Siempre que llego a esta ciudad me siento estremecido por este ambiente asfixiante. Si para mi es como vivir en una cárcel, ¿cómo será para una mujer?

Kandahar (Afganistán), 14 de septiembre de 2011. 20 horas (las 17,30 en nuestro país)

Decenas de patrullas móviles estadounidenses y afganas se desplazan por su casco urbano. Hay controles fijos en muchos puntos estratégicos. Tantos hombres armados permiten suponer que la seguridad ha aumentado y que los derechos individuales están más protegidos. Pero la parafernalia bélica poco tiene que hacer ante la imposición rutinaria del orden talibán. Son ellos los que mandan en las sombras.

Kandahar (Afganistán), 15 de septiembre de 2011. 0,30 horas (las diez de la noche en nuestro país)

La noche nunca duerme en Kandahar, el corazón de las tinieblas en Afganistán. Ni tampoco se detiene el tiempo de la guerra y la muerte. Los combates más encarnizados se suelen producir de noche. Los hombres armados se sienten más confiados entre tinieblas. Es más fácil esconder el miedo y es posible no saber si has matado. Sólo disfrutan de la guerra los que deciden a miles de kilómetros.

Kandahar (Afganistán), 15 de septiembre de 2011. 7,30 horas (las cinco en nuestro país)

“La Misión no hacía más que hablarnos de unidades vietcongs atacadas y barridas, que reaparecían luego al cabo de un mes con toda su fuerza, pero cuando avanzábamos sobre su territorio, solíamos tomarlo definitivamente, y aunque no lo conservásemos, siempre podías ver que por lo menos habíamos estado allí”

Michael Herr en Despachos de guerra, la mejor crónica sobre la guerra de Vietnam. Parece que hable del Afganistán de hoy.

Kandahar (Afganistán), 15 de septiembre de 2011. 15,30 horas (la una de la tarde en nuestro país)

El joven acaba de morir en el hospital Mirwais. Dos amigos contemplan su rostro. Uno llora, el otro explica quién era. Esta mañana ha sido tiroteado en el centro de la ciudad por un comando talibán. Hace dos meses murió su hermano. Unos padres volverán a llorar. La sábana es su primera mortaja. Retiran su cuerpo. Unos minutos después otro herido ocupa su lugar en la cama aún caliente.

Kandahar (Afganistán), 15 de septiembre de 2011. 23,55 horas (las 21,25 en nuestro país)

Ella viaja a Kabul para reclamar los cinco meses que le adeudan a su padre. Él no puede ir porque fue asesinado en julio. Ella regresó en 2003 para ayudar a reconstruir su país. Ella animó a su padre a imitarla y aceptar un importante puesto público. Él regreso en 2007. Ella ha decidido marcharse definitivamente porque aquí la muerte se detiene en cada casa.

Kandahar (Afganistán), 16 de septiembre de 2011. 9 horas (las 6,30 en nuestro país).

“Fui a cubrir informativamente la guerra de Vietnam y la guerra me cubrió a mí. Fui con la ingenua pero honrada creencia de que uno debe ser capaz de mirar cualquier cosa. Lo malo era que no siempre sabías lo que estabas viendo hasta quizá años después. Que sólo quedaba almacenado allí en tus ojos”

Michael Herr en Despachos de guerra, la mejor crónica sobre Vietnam

Parece que hable del Afganistán actual

Kandahar (Afganistán), 16 de septiembre de 2011. 16,30 horas (las 14 horas en nuestro país)

Hay políticos, diplomáticos, jerifaltes, empresarios que creen que Afganistán es un laboratorio impúdico que sirve para realizar los experimentos más arriesgados sin importar el coste en vidas humanas. Que llaman democracia a un régimen de criminales, que utilizan la cábala para superar su ineficacia. Que se atrincheran en la mentira para salvar el salario. Son tan responsables de la farsa afgana como los asesinos locales.

Kandahar (Afganistán), 16 de septiembre de 2011. 20,30 horas (las 18 en nuestro país)

Los extranjeros deberían buscar en la trastienda de este país. Romper la incomunicación. Superar su incapacidad para entender. Incidir en los verdaderos deseos de justicia de los afganos. Mancharse con el dolor. Para ello hay que sumergirse en las calles y tocar las puertas de las casas. Los datos macroeconómicos, las declaraciones pomposas, los planes de futuro, la estabilidad política tienen poco ver con la cruda realidad que se respira en cuanto se escarba un poco.

Kandahar (Afganistán), 17 de septiembre de 2011. 7 horas (las 4,30 en nuestro país)

Para un afgano la justicia es un buen hospital que evite que su hijo se muera o enferme para siempre. Es recibir un salario digno y no una propina por jornadas maratonianas. Es no ser obligada a casarse cuando se es una niña o se enviuda. La justicia, el sueño más inoportuno en Afganistán, es ver a los asesinos en asientos judiciales en vez de en asientos parlamentarios. Es creer que la democracia sirve para mejorar las condiciones de vida y no para perpetuar una gran mentira.

Kandahar (Afganistán), 18 de septiembre de 2011. 13,30 (las 11 en nuestro país)

A los 18 años se comprometió. A los 20 se casó. Fue un matrimonio pactado y se convirtió en la segunda mujer de un hombre que vivía en Estados Unidos. Durante diez años esperó un visado y sólo lo vio en cuatro ocasiones. Hace cuatro años se separó al saber que su marido había elegido a la tercera esposa como acompañante en Estados Unidos. Con 34 años y sin hijos todavía sueña con casarse de verdad.

Kandahar (Afganistán), 18 de septiembre de 2011. 21 horas (las 18,30 en nuestro país)

34 años es una edad ideal para iniciar una nueva vida después de divorciarse. En España, Francia, Estados Unidos, en decenas de países. Si además tienes iniciativa empresarial, puede parecer fácil. Pero no en Afganistán. Ningún hombre querrá casarse con ella. Está condenada para siempre. Nuestra protagonista trabaja fuera de casa, algo que le puede costar otra condena en Kandahar: la muerte

Kandahar (Afganistán), 19 de septiembre de 2011. 13 horas (las 10,30 en nuestro país)

El sueño universitario se limita a un campus situado en las afueras muy cerca de unos peñascos de tierra infecunda que delimitan el feudo de los talibanes. La policía afgana custodia la entrada, cachea a los estudiantes e impide el paso de los vehículos no autorizados. Sólo hay un edificio resaltable: una gran mezquita construida durante el gobierno de los talibanes

Kandahar (Afganistán), 19 de septiembre de 2011. 20,30 (las 18 horas en nuestro país)

Cifras que explican la dura realidad. Sólo hay 120 mujeres (4,21%) entre los 2.850 0estudiantes de las seis facultades de la universidad de Kandahar. Sólo hay 5 mujeres (2,77%) entre los 180 profesores. Más de la mitad de las estudiantes femeninas pertenecen a la facultad de Medicina. Son 65 (10,15%) de los 640 estudiantes. Sólo una estudiante acabará Medicina durante este curso.

Kandahar (Afganistán), 20 de septiembre de 2011. 7,30 (las cinco de la mañana en nuestro país)

Kandahar es la ciudad más peligrosa. Los talibanes emboscan convoys de la OTAN en el centro de la ciudad y controlan el pensamiento de los ciudadanos. Responden con violencia contra quienes no se doblegan a sus órdenes. Durante el curso escolar de 2010 veinte escuelas de niñas fueron atacadas con explosivos y 126 estudiantes fueron asesinadas, según el Ministerio de Educación.

Kabul (Afganistán), 20 de septiembre de 2011. 20 horas (las 17,30 en nuestro país)

Burhanuddin Rabbani ha sido asesinado hace un par de horas. Este viejecito con cara de buena persona fue presidente de Afganistán entre 1992 y 1996, un periodo nefasto para la historia de este país en el que varios grupos armados, incluido el suyo, arrasaron Kabul y sometieron a su población a un brutal calvario diario

Kabul (Afganistán), 20 de septiembre de 2011. 23,59 (21,29 en nuestro país)

Burhanuddin Rabbani fue, junto a Ahmad Sha Masud, uno de los principales responsables de la destrucción de Kabul y otras ciudades de Afganistán en los años noventa. Sus milicianos se disputaron los despojos de la capital y participaron en ejecuciones extrajudiciales, bombardeos contra la población civil y violaciones de mujeres de las etnias rivales.

Herat (Afganistán), 21 de septiembre de 2011. 20 horas (17,30 en nuestro país)

La autoinmolación es utilizada para huir de los matrimonios forzosos o denunciar los malos tratos en la intimidad del hogar. Las jóvenes se prenden fuego y llegan exhaustas a los hospitales. Para algunas la muerte es la liberación. Para otras la dura rehabilitación coincide con la condena social.

Herat (Afganistán), 22 de septiembre de 2011. 8,30 (las 6 en nuestro país)

Los asesinos de este país pasean su impunidad con un desparpajo sonrojante ante la pasividad de la comunidad internacional, incapaz de confiar en una generación de políticos sin vinculaciones con los crímenes del pasado y la corrupción general. Los señores de la guerra no pueden ser los custodios de un proyecto de pacificación.

Herat (Afganistán), 22 de septiembre de 2011. 15 horas (las 12,30 en nuestro país)

Hoy empiezan tres días de luto por el asesinato de Rabbani, un criminal de guerra. Tres días festivos. Los médicos y las enfermeras del Hospital Infantil se han ido a sus casas a celebrarlo. Cuando vuelvan el lunes su primera tarea será contar los bebés y niños malnutridos que han muerto durante la ausencia. Rabbani sigue matando después de muerto.

Kabul (Afganistán), 23 de septiembre de 2011. 19,30 (las cinco en nuestro país)

Burhanuddin Rabbani ha sido enterrado rodeado de los principales señores de la guerra. Los destructores del país rodean al presidente Hamid Karzai mientras éste habla de paz. La farsa continua. Afganistán se desangra, la población resiste en silencio las mentiras de sus gobernantes y la corrupción aniquila cualquier atisbo de esperanza.

Kabul (Afganistán), 24 de septiembre de 2011. 8,30 horas (las 6 de la mañana en nuestro país)

El fantasma de la guerra civil planea de nuevo en Afganistán. Los tayikos quieren vengar a su líder Burhanuddin Rabbani, asesinado por un pastún. En los años noventa los señores de la guerra tayikos, pastunes, hazaras y uzbecos destruyeron lo que quedaba del país después de la invasión soviética. Estados Unidos y sus aliados se arriesgan a que todo se desmorone por pactar con criminales de guerra.

Kabul (Afganistán), 24 de septiembre de 2011. 22,30 horas (Las ocho de la noche en nuestro país)

Los servicios de inteligencia de Pakistán son la mano que mece la cuna de la violencia en Afganistán desde hace décadas. A ningún afgano le extrañó que Osama Bin Laden viviera tranquilo cerca de Islamabad. Los talibanes nacieron, se amamantaron, crecieron y se hicieron con el poder gracias a su apoyo. Hoy se les siguen permitiendo usar el territorio pakistaní como santuario. Estados Unidos se confundió: tenía que haber invadido Pakistán hace una década.

Kabul (Afganistán), 25 de septiembre de 2011. 8 horas (las 5,30 en nuestro país)

¿Por qué los gobernantes de Estados Unidos y de Europa aman a los dictadores, los corruptos, los sanguinarios, los criminales? ¿Por qué no apoyan la decencia, la dignidad, la sobriedad, la moral pública? Porque el libio Gadafi, el egipcio Mubarak, el guineano Obiang, el angoleño Dos Santos, el uzbeko Karimov y tantos otros (incluidos los señores de la guerra afganos) les permiten hacer mejores negocios. Con gobernantes decentes los contratos serían infinitamente más caros y exigentes.

Kabul (Afganistán), 26 de septiembre de 2011. 8 horas (las 5,30 en nuestro país)

La mujer tiene 27 años, es soltera y cuida de su madre. Su padre fue asesinado por los talibanes hace 15 años. Su ideal de pareja es sencillo: un hombre educado que la trate con respeto y que no le impida trabajar fuera de casa. Sus hermanas, sus compañeras de trabajo, sus parientes femeninos le preguntan si se ha vuelto loca. Aseguran que ese tipo de hombre no existe en Afganistán. Ella asegura que prefiere vivir sola antes que renunciar a sus ideales. El precio que pagará por este comportamiento heroico será muy alto.

Kabul (Afganistán), 26 de septiembre de 2011. 22,15 horas (las 19,45 en nuestro país)

La mujer habla perfectamente inglés y es muy inteligente. El marido es un paleto analfabeto. Ella ejerce de segunda esposa, ha traído el salario en los últimos años y ha tenido cuatro hijas. Él está tumbado en casa, haciéndole la vida imposible, encabronado porque no le ha dado un hijo varón. Fue un matrimonio forzoso. Ella quisiera divorciarse. Si lo hace perdería a sus hijas. La ley afgana otorga la custodia al padre a partir de los siete años.

Kabul (Afganistán), 27 de septiembre de 2011. 8,30 horas (las seis de la mañana en nuestro país)

El dato estremece por su contundencia aunque es muy posible que sea inferior al número real: “El 40% de las niñas son forzadas a casarse. Hemos detectado casos de niñas casadas a los siete y ocho años y bastantes a los diez años”. Lo dice la Comisión Independiente de Derechos Humanos y se refiere a la provincia de Kandahar. La ley establece que un joven no se puede casar antes de los 18 años y una chica antes de los 16 años y sanciona con penas de cárcel de dos meses a dos años a quienes la violen. Pero ningún juez se atreve a dictar sentencia.

Kabul (Afganistán), 27 de septiembre de 2011. 15,30 horas (la una de la tarde en nuestro país)

Las fuerzas militares extranjeras han iniciado la retirada de Afganistán. En tres años no habrá tropas de combate. A marchas forzadas se está reclutando soldados afganos y formando nuevas brigadas. Es un secreto a voces que hay un número preocupante de desertores. Se dice que ya hay 270.000 soldados y policías afganos. Pero, ¿están preparados para enfrentarse en el combate abierto con los talibanes? Los propios jefes de reclutamiento admiten que el tiempo de instrucción se ha reducido a sólo seis semanas en vez de los tres meses de rigor, y que algunos oficiales son mandados al combate a los seis meses de iniciar sus estudios en la Academia Militar, donde en teoría tendrían que pasar cuatro años.

Madrid, 28 de septiembre de 2011. 11,30 horas

Me gusta visitar el centro ortopédico de la Cruz Roja en Kabul. Pasear por sus instalaciones me llena de vitalidad. Es cierto que te enfrentas a situaciones muy duras. Heridos de guerra. Malformaciones congénitas, Poliomielitis. Pero las víctimas son tratadas con la dignidad que se merecen. Es posible que sea el único lugar de la capital donde no hay corrupción. Ayer fue lo último que hice antes de abandonar Afganistán. Quiero que ese lugar siempre ocupe un espacio prioritario en mi mente. Que me permita pensar que no todo está perdido. Que me anime a volver de nuevo.

Brihuega (Guadalajara), 28 de septiembre de 2011

Manu Leguineche cumple hoy 70 años. Me gusta visitar su casa porque siento la fuerza de una vida dedicada al gran periodismo. Sus miles de libros repartidos por diferentes espacios y rincones. Sus recortes de diarios, guardados en cajas, forman parte del primer estudio para luego componer un libro. Un hombre que siempre ha defendido su independencia. Que pudo dirigir El País y no quiso. Que pudo dirigir Televisión Española y no quiso. Que pudo dirigir muchos medios y no quiso. No quiso porque sabía que esos puestos de responsabilidad casi siempre derriban a sus pretendientes y los acaban convirtiendo en peleles del pensamiento uniformado y en defensores de intereses políticos, económicos y mediáticos que están en las antípodas del periodismo con mayúsculas.

Brihuega (Guadalajara), 28 de septiembre de 2011

Manu Leguineche es el gran periodista que muchos soñamos ser. Me agradece que esté a su lado en su 70 cumpleaños después de haber pasado veinte horas en aeropuertos y aviones. Le agradezco que me permita acompañarle y me siento muy afortunado. Le hablo de Afganistán y del desastre que se avecina. Seguro que su pensamiento vuela a un país que conoció aún en paz hace 40 años. Puedo visitar los espacios más íntimos de su casa, el corazón donde el guerrero literario fabrica sus magníficos libros. Sentir la soledad del tiempo congelado. Sus libretas de notas a la espera del renacimiento del hombre sabio que intenta curarse de las heridas de la vida. Sigo admirando su fortaleza mental mientras apaga las velas. Su emoción emociona a todos los presentes. Qué bello es lagrimear al lado de un hombre sencillo que se autoexilio de las órbitas del poder hace ya muchos años.

 
PUBLICADO EN http://blogs.heraldo.es/gervasiosanchez/


PUBLICADO ORIGINALMENTE EN FACEBOOK




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