¿POR
QUÉ MATAN A NUESTROS NIÑOS?
Mehdi Naim tenía tres años. Desde el inicio de la
'ofensiva Pilar Defensivo' contra Gaza su familia, como la mayoría en la
Franja, había optado por juntarse en una sola habitación de la casa, la que
consideraba más segura. Allí se reunían más de veinte personas día y noche.
Vivía en un séptimo piso frente al Gaza Mall, el primer gran centro comercial
abierto en el centro de la capital, y cada día entre bombardeo y bombardeo
esperaba el regreso de su padre, Magdy, jefe del Servicio de Dermatología del
hospital Shifa, en el que trabaja desde hace 17 años.
El doctor Magdy llegó a las dos de la tarde a casa
porque después de una semana de intenso trabajo quería comer por primera vez
con los suyos; los rumores sobre un inminente alto el fuego cobraban fuerza y
todos esperaban que entrara en vigor esa misma media noche, como al final
ocurrió. De pronto dos misiles impactaron en un edificio próximo y comenzaron
los gritos desde el salón. Magdy entró y pudo ver a uno de sus sobrinos herido
con un pedazo de metralla en el pecho; sin perder un segundo voló escaleras
abajo y lo llevó en su coche al hospital. Cuando estaban terminando de
atenderle en la sala de urgencias, le llamaron para informarle de que uno de
sus hijos esperaba en la sala de al lado. Abrió la puerta y lo que se encontró
fue el cuerpo sin vida de Abdurrahman, el menor de sus cinco hijos. «No había
nada que hacer, solo preparar el cuerpo para el entierro. Me gustaría
encontrarme con la persona que lanzó los misiles para decirle que Israel no va
a ser un lugar más seguro gracias a la muerte de estos pequeños ¿Por qué matan
a nuestros niños?».
Magdy recibe a familiares y amigos en el velatorio
público organizado en el bajo de su edificio. Su caso, como el de Jihad
Misharawi, periodista de la BBC que perdió a su hijo en uno de los primeros
bombardeos, ha llegado a la opinión pública mundial por ser uno de los últimos
niños muertos antes del alto el fuego y por la forma en la que el doctor se
encontró el cuerpo de su hijo, pero en Gaza los ataques de Israel mataron al
menos a 26 niños y otros 400 resultaron heridos de gravedad, según los datos de
Naciones Unidas. Al otro lado del muro catorce niños resultaron heridos. La
Comisión para los Derechos de la Infancia del organismo internacional denuncia
que el conflicto está teniendo un «impacto devastador» en los menores y que
esta última escalada de violencia tendrá «efectos psicológicos duraderos» en
los pequeños a ambos lados de la frontera.
«La peor parte es para los mayores de siete años
porque es su segunda guerra y reviven el trauma de la anterior», opina la
psicóloga Zahia Shahin, del Programa de Salud Mental de Gaza, quien destaca que
a diferencia de 2008 (año de la 'operación Plomo Fundido') esta vez «hemos
tenido electricidad y había televisión, con lo que los niños estaban junto a
las familias 24 horas pegados a la tele para ver lo que pasaba». Las escuelas
abrieron las puertas apenas 48 horas después del alto el fuego, pero «al
comienzo se trata de hacer juegos, de ayudarles a superar el trauma, les damos
papeles en blanco para que dibujen y saquen todo lo que llevan dentro», comenta
el padre Jorge Hernández, de la escuela cristiana de la parroquia de la Sagrada
Familia. Los niños «quieren permanecer en grupos, les cuesta empezar a jugar y
con cada sonido grave se estremecen, hay que ir con mucho cuidado», confiesa
este misionero argentino que también vivió la anterior guerra en Gaza.
Admiración hacia las milicias
«La programación de los medios locales hablando sin
descanso sobre el éxito de los cohetes Fajr 5 ha tenido un efecto balsámico
entre la población y también entre los niños. Por una vez se sienten fuertes y
esto ha despertado un sentimiento de admiración hacia las milicias de la
resistencia mayor de lo ya habitual», opina Zahia Shahin. Un sentimiento
arraigado en las familias que cuentan con algún muerto en la lucha contra
Israel, que «cada vez nace antes en los pequeños», según esta experta.
La ONU alerta también sobre las consecuencias entre
los que hayan conseguido salir ilesos de los bombardeos porque «muchos de
ellos, sobre todo en Gaza, han perdido a sus padres y a sus seres queridos, por
lo que han quedado profundamente traumatizados». Naciones Unidas llama a las
dos partes a cumplir sus obligaciones internacionales, recordando que «los bombardeos
sobre áreas con una significativa presencia de niños es una grave violación de
la Convención de Derechos del Niño y de su protocolo de desarrollo».
FUENTE: DIARIO SUR
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