EL ORGULLO DE SER ESPAÑOL
Ya es toda
una ironía que haya tenido que ser un payaso, anunciando una marca de chorizos,
quien tuviera que hacer el canto al orgullo de ser españoles. Así están las
cosas. La autoestima nacional está averiada por la crisis y Fofito se ha
convertido en trending topic con cientos de miles de pases en youtube para su
'curriculum de todos' sondeando el orgullo de ser español: naturalmente en el
repertorio está el gol de Iniesta, el gran icono contemporáneo capaz de hacer
abrazarse a toda la nación; los siete premios Nobel y los sietes Oscars de
Hollywood, un trajín de cómicos de Torrente a Chiquito, Los Morancos exaltando
la tecnología de alta velocidad, y otros hablando de la paella y de Velázquez,
del bable y las torrijas. Más que un retablo del orgullo de ser español, parece
una confesión de los guionistas sobre la angustiosa dificultad de encontrar
argumentos.
La campaña
de Campofrío es involuntariamente de un pesimismo desolador: ¡no se nos ocurría
nada más! Ese parece el mensaje final. El orgullo español sale malparado. La
campaña exalta a una generación de jóvenes que viaja a comerse el mundo,
olvidando que emigran por el fracaso de su país; exalta que los abuelos
sostengan a sus familias, obviando que es un país de parados al albur de sus
pensiones de mierda; exalta la red de aeropuertos, sin reparar en que son un
icono del despilfarro; exalta las lenguas de España, aunque estas se usen como
hacha de guerra de las tribus ibéricas; exalta la donación de órganos, que no
es ciencia sino buen corazón... y todo eso con la melodía castiza del pasodoble
'Suspiros de España' de Estrellita Castro. Solo les faltaba añadir el argumento
de Rajoy: «hay lugar para el optimismo porque España tiene españoles y eso es
una cosa muy seria».
Va de suyo
que se puede enhebrar un largo discurso con iconos de la nación, como los
británicos en la inauguración de los Juegos de Londres, y sin necesidad de
recurrir al gol de Iniesta. Velázquez, el casco viejo de Salamanca, Bartolomé
de las Casas, Ramón y Cajal, Amancio Ortega, el Siglo de Oro, Elcano, Berlanga,
Falla, Nadal, Córdoba, Pizarro, la vacuna de la malaria de Alonso, Goya, Ferrá
Adriá, Ortega, el atardecer de la Alhambra desde San Nicolás, Isaac Peral,
Cirac en la lista de espera del Nobel de Física. No se trata de hacer un
retablo para ensimismarse en las viejas glorias, pero si hay que hacer el
panteón de la autoestima, joder, más vale escoger a Larra que las torrijas, a
Severo Ochoa antes que el silbo gomero. En todo caso no se trata de rescatar el
orgullo de ser español; sino ser españoles con orgullo. Este país no es un
'bono basura', a pesar de Standard&Poors. La nación necesita volver a
creérselo. Ahí va mi brindis de Año Nuevo.
FUENTE:
DIARIO SUR
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