EL TESTIMONIO DE LA NIÑA NAYIRAH
¿Les cuento
una historia?, en realidad una terrible historia. Bien, voy con ello.
Era el 10 de
octubre de 1990, una joven daba testimonio, entre sollozos y una enorme
aflicción, ante una Comisión de derechos humanos del Congreso estadounidense de
como unos malvados soldados, de un país llamado Iraq, habían dejado morir a
decenas de bebés que habían sacado de las incubadoras en la Ciudad de Kuwait.
¿Cómo no sentirse indignado ante tal atrocidad? ¿Cómo no pedir justicia o
incluso castigo ante ello? Cualquier persona normal así lo sentiría; pero
cualquier persona normal también se plantearía, o debería hacerlo, sobre qué
evidencias, sobre qué pruebas había de aquello, por mucho que la narración
fuese estremecedora y también convincente.
Nadie, o al
menos nadie que salió en los grandes medios de
comunicación, se planteó quién era Nayirah. La hija del embajador de
Kuwait, Saud Bin Nasir Al-Sabah. La chica adiestrada por una de esas grandes
compañías de relaciones públicas expertas en conducir, en "orientar",
en realidad en engañar y manipular a la gente, que cumplió con su función
encomendada en esta obra de teatro. Esa compañía que la dirigió y enseñó era
Hill & Knowlton, que fue presentada de cara al público como "Ciudadanos
por un Kuwait libre".(1) Las palabras libre, libertad y otras similares
son muy habituales en estas campañas de manipulación pública. Vean sino hoy al
apodado Ejército Sirio Libre, aunque de
libre tenga poco y poca libertad va a traer.
Hill &
Knowlton fue contratada por la corrupta dictadura de Kuwait por un millón de
dólares al mes con el objetivo de lavar su cara y presentarlos como un gobierno
moderno y que deseaba la libertad. Si es que el dinero puede con muchas cosas.
Esa misma compañía también trabajaba para otros gobiernos poco ejemplares, como
el de Turquía y el de Indonesia. Dime con quién andas y te diré quién eres.
El teatro
montado, esta actuación teatral, funcionó, y funcionó porque se vendió en los
medios de comunicación por la gente oportuna. Así teníamos al presidente de los
Estados Unidos, George Bush padre,
conocedor también del engaño, diciendo:
Estos
espantosos horrores nos devuelven a los tiempos de Hitler.(1)
¿Cuántas
veces hemos oído esta referencia al nazismo, a los nazis, al propio Hitler para
justificar lo que no son sino enormes barbaridades? Como las que el propio Estados Unidos junto a Gran Bretaña
perpetraron en Iraq, o como las que luego cometerían el mismo ejército de los Estados Unidos y la
OTAN en Yugoslavia o Libia.
No solo fue
el presidente estadounidense el que impulsó esta campaña, todos los medios
corporativos estuvieron insistentemente en ese empeño. Y en un momento donde se
decidía si se iba a producir una guerra, el ataque de Estados Unidos contra
Irak, cualquier posicionamiento a favor suponía una apuesta por esa guerra, que nadie se engañaba iba a causar,
como causó, miles y miles de muertos; en realidad fueron millones, seguramente
ya hoy más de dos. Esa decisión se iba a
tomar en el Congreso mediante una votación, y aquí apareció un informe de una
organización, apodada como humanitaria, de gran influencia, Amnistía
Internacional. Veamos lo qué ocurrió:
El profesor
Francis Boyle, que pertenecía al comité de Amnistía Internacional en Estados
Unidos, comenta este triste suceso que tuvo lugar hacia el final del otoño de
1990, en unos días que se estaba al
borde de ir o no a una guerra e iba a haber un trascendental debate en
el Congreso de los Estados Unidos. Hacia mitades de noviembre recibió una copia
del informe, antes de ser publicado, sobre el ataque de Irak a Kuwait: (2)
Inmediatamente
lo leí y era sensiblero, impreciso incluso en su declaración de la ley a
aplicar. No me pareció que había pasado el proceso de control de calidad normal.
Como consecuencia
de eso, hice un esfuerzo por mantener ese informe para hacer otra revisión… Y
en realidad yo además llamé a un compañero del comité para ese propósito, y él
y yo intentamos, y yo hice la observación, incluso si esta historia sobre los
bebes muertos es cierta, es completamente sensacionalista, y va a ser
simplemente usada en los Estados Unidos para llamar a la guerra.(3)
Bien, el
informe no fue revisado y desde Londres fue enviado a los medios y organismos
internacionales. Sus efectos fueron inmediatos:
Lo
publicaron, y usted sabe que terrible impacto tuvo en términos de propaganda de
guerra. De los seis votos en el Senado de los Estados Unidos que aprobaron la
resolución para ir a la guerra, varios de estos senadores dijeron que fueron
influenciados por el informe de Amnistía.(3)
Es terrible
ver esto, una supuesta organización de derechos humanos se convierte en
valedora para lanzar una guerra. Lo que nunca debería hacer alguien que
defienda esos derechos. Tal actitud con
tan horribles consecuencias debería haber tenido alguna responsabilidad.
No fue así:
…y yo pedí
una investigación.
No ocurrió
absolutamente nada. No hubo nunca una investigación.(3)
Ya ven, una
organización humanitaria que ayuda de una forma fundamental a que se dé una
guerra. ¿Incongruente? Depende, si usted quiere provocar una guerra y quiere
que la gente la apruebe no lo conseguirá con un discurso militar, seguramente
tampoco con uno político, pero sí lo logrará con una justificación humanitaria,
aunque por supuesto no sea real. Otro tema es si una verdadera organización
humanitaria puede prestarse a este tipo de cosas. En realidad en modo alguno
puede hacerlo, ninguna organización que sea en verdad humanitaria lo haría.
Amnistía
Internacional no pecaría aquí por última vez, veríamos más pecados en
Yugoslavia, Libia o también en Siria.(1), (4), (5)
Volviendo a
nuestra historia, que fue y es terrible porque tras la declaración de guerra
aprobada en el Congreso con la "justificación humanitaria" se
bombardeó a un país, a su gente, a sus infraestructuras, a su campo y a sus
ciudades, causando miles de muertes. Miles que superaron el millón tras el
largo embargo, en su mayoría niños. Ya superado el millón de muertos llegó el
ataque final que convirtió en millones las víctimas y el país en una auténtica
ruina dominada por el odio, el fanatismo y la miseria.
Con qué poco
se empieza y cómo se acaba.
La
manipulación de los sentimientos humanos es una de las más poderosas y dañinas
armas que tiene el ser humano, de hecho ninguna es comparable en su capacidad
de movilización para provocar unos efectos tan trágicos, pensando además que se
ha hecho algo bueno, que se ha hecho incluso el bien.
Notas:
(1) Mikel
Itulain. Justificando la guerra. 2012.
(2)Mikel
Itulain ¿Cuál es la misión real de Amnistía Internacional?
(3) Francis Boyle. Interview with Dennis Bernstein.
Covert Action Quaterly number 73 Summer 2002, pp. 9-12, 27.
(4) Mikel
Itulain. Los medios de comunicación y la guerra en Libia.
(5) Mikel
Itulain. El papel de Amnistía Internacional en la guerra contra Siria.
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