DE NORMANDÍA A VIETNAM
Si
la semana pasada dedicábamos el homenaje al hombre desconocido de Tiananmen, en
el día de hoy os hablaremos de otras dos
imágenes que marcan igualmente la historia del reporterismo gráfico.
Cercanas en cuanto a significados y vínculos entre ellas, estas imágenes
pertenecen a años muy alejados en el tiempo, aunque en ambos casos la fecha
corresponde al mes de junio.
El
6 de junio de 1944 se inició la mayor operación combinada de la historia. Desde
aquel día, más de 250000 soldados aliados y 50000 vehículos a los que se
sumarían luego unos 3 mill más de
hombres hasta el final de la guerra, desembarcaron en las playas de normandía
para inicar la reconquista del territorio europeo. En nuestra primera imagen de
hoy aparece una barcaza abierta que se proyecta hacia un horizonte donde las
dunas y los acantilados normandos se asemejan a murallas inexpugnables. En
primer término los soldados, pobres chicos criados en los suburbios de
cualquier ciudad británica o norteamericana, contemplan el desfile de barcos y
lanzaderas que se aproximan a la playa. Es difícil imaginar sus pensamientos en
aquella ocasión. Todos estaban llamados a la gloria; muchos de ellos, también
fueron llamados a la muerte.
Eishenhower
y Montgomery lideraron un ejército que aplastó a la Wermacht en apenas dos
meses, llegando a la soñada París en agosto de ese mismo verano. Terminada la
guerra y descubierto a la ciudadanía el horror nazi, el mundo se hizo bipolar,
y los que antes fueron aliados ahora levantan un muro que separa a los hombres
en dos concepciones opuestas y antagónicas de la política, la economía y la
cultura, que desembocaron en la Guerra Fría. Dos concepciones del ser humano y
el mundo que bien pudieron destruir la civilización humana.
Uno
de los episodios más tristes de esa guerra fría fue el conflicto de Vietnam,
contexto de nuestra segunda imagen de hoy, obtenida por el reportero NicK Ut el
8 de junio de 1972. En un pequeño pueblo cerca de Saigón, la aviación
surcoreana, apoyada por el ejército y el mando estadounidense, bombardeó las
fuerzas del Vietcom con gas napalm, capaz de calcinar cualquier ser vivo
alcanzando los 1200 grados de temperatura. A pesar de que los norteamericanos
aseguraron que sus informes le indicaron lo contrario, numerosa población civil
se refugiaba en el templo de la aldea.
En
la fotografía Nick Ut consigue captar un fondo irreal de desolación. El blanco
y negro de la imagen no permite discernir figuras en ese marasmo oscuro de
cenizas, tinieblas y destrucción. Sin embargo, de aquella masa inquietante
parte una carretera que se aproxima al espectador. Es el hilo conductor entre
el caos bárbaro y nuestras seguras convicciones. Allí, cuatro soldados
surcoreanos caminan en un plano intermedio, indiferentes al dolor, con el
desencanto profesional del ya ha contemplado cosas peores. Pero nuestra
atención se centra en la figura de Kim Phuc, una niña de 9 años que es la
referencia de la composición y la desafortunada protagonista de la fotografía.
Emerge
del caos desnuda, con el rostro mudado de dolor y terror y con los brazos
alzados a media altura, casi un remedo de crucificado. Su visión es un golpe a
la conciencia, una denuncia dirigida a lo más profundo del alma humana, ¿puede
haber algo más violento que la violencia ejercida contra los inocentes? Huye de
la aldea dejando atrás su familia y su infancia. En esa desnudez que es la
inocencia pura, junto a otros niños cuyo rostro son la expresión del espanto,
Khim Phuc gritaba que aquella cosa desparramada sobre su brazo y espalda la
quemaba viva, y se lo gritaba a través del objetivo a aquellos occidentales que
sentados plácidamente con el periódico y la taza de café matutino, pensaban que
sus chicos iban a Vietnam a salvar la libertad. Aquellos chicos que arrojaban
napalm, eran también aquellos chicos que desde una barcaza en Normandía,
sacrificaron sus vidas por libertar Europa.
Errata:la imagen de Nick Ut fue tomada el 8 de junio de 1972
ResponderEliminarCierto, gracias. Lo corregimos. Un saludo.
ResponderEliminar