ANTE EL X CONGRESO DE CCOO, ACTUALICEMOS NUESTRA ESTRATEGIA. SALCE ELVIRA


ANTE EL X CONGRESO DE CCOO
En unos meses tendrá lugar el Décimo Congreso Confederal de CCOO, momento para actualizar y poner al día la estrategia y los objetivos sindicales de los próximo cuatro años. Este Congreso se celebra en un momento socioeconómico muy difícil para los trabajadores y trabajadoras y la sociedad en general, crisis que los poderes económicos, unidos a muchos gobiernos, el mejor ejemplo es el PP, quieren aprovechar para arrasar con los derechos conseguidos con muchos años de lucha.

Será necesario salir de las sedes y de las secciones sindicales e ir a las empresas y a los sitios donde están los trabajadores. 


La situación en la que afrontamos este Congreso difiere de lo que ocurría hace cuatro años. En este periodo, la situación social y laboral de la gran mayoría de población española, especialmente de la clase obrera, se ha deteriorado de forma muy rápida y las perspectivas futuras no son nada esperanzadoras. Así, el desempleo ha pasado de 3.207.900 personas a 5.639.500 y se han perdido casi dos millones de puestos de trabajo.

La protección social sigue disminuyendo, desde la atención a la dependencia a la protección al desempleo -más de dos millones de personas paradas no cobran ningún tipo de prestación-  y un 22% de la población está por debajo del umbral de la pobreza.  El desempleo juvenil supera el 50% y se anuncian aún mayores medidas de austeridad, contra los más desfavorecidos.

Las contrarreformas que se están imponiendo con recortes en el ámbito laboral,  sanidad y educación, ataque frontal al sector y a los servicios públicos, etc., tienen como único objetivo el retomar el poder y la hegemonía de los intereses de los que provocaron la crisis: el poder económico y financiero destruyendo el ya muy mermado estado de bienestar que hemos ido consiguiendo con muchos esfuerzos y luchas.

La actual situación exige del movimiento sindical y en especial de CCOO,  reorganizar la estrategia y  actualizar los  medios, objetivos y  modos de trabajar, tanto externa como internamente.

También se confirma que, a medida que se despojan las conquistas sociales a la clases trabajadora, el Estado necesita aumentar la represión ante los que se movilizan, como lo están demostrando las sanciones y condenas que se están produciendo a raíz de las manifestaciones y la huelga general última, a las que deberemos responder contundentemente, en defensa de las libertades democráticas.

Esta situación exige del movimiento sindical y en especial de CCOO,  reorganizar la estrategia, nacional e internacional, actualizando los medios, objetivos y  formas de trabajo tanto externa como internamente.

Tenemos una organización con algunos vicios y costumbres adquiridas a través de los años, a las que no ha sido ajena la etapa de crecimiento económico, que se pensaba iba a ser indefinido, un periodo de bonanza que no ha sido debidamente aprovechado para ampliar el poder sindical y aumentar el estado de bienestar: Se aceptaron sacrificios desequilibrados, con recortes en el mercado de trabajo (abaratamiento  del despido, pensiones, bajada de cuotas empresariales, etc.,) que se han demostrado ineficaces en la creación de empleo y no mejoraron de forma global las condiciones de trabajo.

Las reflexiones que van a continuación son una aproximación personal a la propuesta y al debate sindical, que haremos en los próximos meses:

Sindicato abierto a la sociedad y adaptado a los nuevos cambios

Es sabido que el modelo de producción industrial donde nació el sindicalismo ya no es el mismo. Aunque aún existan empresas, sobre todo industriales, que agrupan centenares y miles de trabajadores y trabajadoras y donde tenemos una gran implantación, han irrumpido con fuerza sectores y colectivos más desestructurados, fruto de la externalización de las relaciones productivas, con menos derechos y menos poder contractual, muchos de ellos dependientes de pequeñas empresas, en las que es muy difícil organizar la resistencia y la lucha, unido a la precariedad en el empleo.

La actual situación exige del movimiento sindical y en especial de CCOO,  reorganizar la estrategia y  actualizar los  medios, objetivos y  modos de trabajar, tanto externa como internamente.

Si queremos influir y atraer a estos millones de personas será necesario salir de las sedes y de los locales sindicales e ir a las empresas, para debatir con ellas, oír su punto de vista, saber sus problemas y poder construir juntas alternativas y  propuestas.

La política de alianzas debería jugar un papel primordial. La defensa de lo público – sanidad, enseñanza, protección social – se hace con plataformas en la que participen  todos los colectivos posibles, implicando a los jóvenes de forma prioritaria.

El  sindicato socio-político que defiende Comisiones Obreras exige el situar el salario indirecto dentro de los objetivos estratégicos de nuestra actuación, y ello es  ahora más necesario que nunca ante  tamañas agresiones a las condiciones de vida y trabajo de la gran mayoría de la población. Es en este contexto donde el territorio es el lugar apropiado para ello. De ahí la colaboración imprescindible y cada vez más estrecha, sin rivalidades, entre las uniones territoriales y las federaciones sectoriales, sin menospreciar el papel de cada ámbito.

Sindicato de la movilización y la negociación

La función última del sindicato es organizar a los trabajadores y trabajadoras para defender colectivamente sus intereses, por lo que solo coordinando  la resistencia continuada y una movilización sostenida, contra las agresiones que se están produciendo y las que vendrán, para eliminar unos derechos y libertades duramente logrados, podremos avanzar en nuestras metas.

Las contrarreformas que se están imponiendo tienen como único objetivo el retomar el poder y la hegemonía de los intereses de los que provocaron la crisis. 

Para ello es necesario que nuestras propuestas lleguen y se enraícen en amplios movimientos más allá del sindical. Sólo si somos capaces de transmitir de forma clara y concisa nuestras alternativas  y denuncias  lograremos poner en píe un moviendo popular capaz de conseguirlas.

Otro aspecto a potenciar es el de la autonomía e independencia del sindicato. A veces se nos ve excesivamente institucionalizados y  más próximos al poder que a los centros de trabajo, muy dependientes de una concertación social que no siempre ha dado los frutos esperados.

Tenemos que popularizar y debatir en los centros de trabajo una plataforma sencilla, creíble, que anime a su defensa, Se han elaborado documentos con alternativas,  pero se debería concretar en algunas propuestas y mensajes claros y contundentes, con un lenguaje fácil de entender, como: control democrático de la riqueza, una nueva fiscalidad más justa, para que paguen los que ahora no hacen como les corresponde,  creación de una banca pública de verdad, nuevas leyes laborales para que la democracia entre en las empresas, empleo decente con legislación que apoyen al trabajador y la trabajadora, empezando por cambiar las últimas reformas laborales, aumento de la protección social en pensiones,  desempleo, lucha contra la pobreza con la instauración de un salario social, reducción de la jornada de trabajo, etc.

Con una situación de crisis económica, ataque a los sindicatos de clase por los poderes políticos, económicos y medios de comunicación de la derecha, es más necesaria que nunca la pluralidad y la participación, abrirnos cada vez más a la sociedad rompiendo definitivamente con los vicios y la exclusiones que se han dado en épocas pasadas y que, por desgracia, todavía existen en ciertas organizaciones de CCOO.
Sólo coordinando  la resistencia continuada y una movilización sostenida, contra las agresiones que se están produciendo y las que vendrán, podremos avanzar en nuestras metas.

La etapa que se abrió con el 9º Congreso Confederal, de participación de todas las sensibilidades en el gobierno de la organización, después de 12 años de exclusión de las personas que conformábamos el Sector Crítico, debe ser un valor a mantener, potenciar y extender al conjunto de la organización, como reflejo de la diversidad y pluralidad que existe en el sindicato y entre la clase trabajadora y ello incluye el derecho a la legítima discrepancia y la dirección colectiva efectiva del sindicato, no solo con la presencia testimonial.

Es necesario reforzar la acción sindical y la militancia en las empresas, informando y pidiendo opinión y participación en todos los casos, tanto cuando hay que movilizar, como a la hora de firmar acuerdos, especialmente si afectan al futuro de millones de personas, como el pasado de las pensiones. Solo desde el trabajo continuo con y entre los trabajadores y las trabajadoras podremos recobrar el prestigio y la confianza en ciertos ámbitos y sectores e incorporar a nuevos colectivos. No hay democracia sin participación.

Necesitamos cada vez más un trabajo en equipo, no “super-dirigentes” que acaparan todo el poder de decisión y se rodean de unos cuantos fieles no conflictivos: La pluralidad es fuente de riqueza, aunque sea más complicado el dirigir los equipos.

Por último, me referiré brevemente a lo que parece será uno de los objetivos estratégicos del próximo Congreso: la reducción del tamaño de los órganos de dirección. Dado el mimetismo que existe en las organizaciones de plasmar de arriba abajo cualquier recomendación y como experiencias anteriores han demostrado,   seria un grave error el restringir órganos de dirección en todas las estructuras, o reducir el número de miembros de forma generalizada, como el “bálsamo” que cura todos los males. Se pueden tener unos órganos muy reducidos y aumentar la burocracia y la lejanía de los trabajadores y trabajadoras. Esta medida solo tiene sentido si colabora a la reducción del gasto. Pero el mimetismo que demasiadas veces se produce en las organizaciones no suele ser lo mejor, ya que no es lo mismo los  que ocasionan las convocatorias en una comunidad autónoma con varias provincias que las uniprovinciales.

Es más necesaria que nunca la pluralidad y la participación, abrirnos cada vez más a la sociedad rompiendo definitivamente con los vicios y la exclusiones que se han dado en épocas pasadas y que, por desgracia, todavía existen.

Es necesario, existan o no problemas financieros, potenciar la cultura de austeridad en todas las organizaciones, tanto políticas como sindicales ampliando el  trabajo militante a todos los niveles y en todos los órganos de participación y dirección, así como adaptar el horario de reuniones para que puedan participar las compañeras y compañeras que no tienen tiempo sindical, prestando especial atención a la conciliación de la vida familiar.

Para concluir estas primeras reflexiones, que habrá ocasión ampliar y confrontar en un debate franco y sincero, la situación actual y lo que se deriva de ella, no puede llevarnos a la resignación, la derrota o el conformismo, cambiarla no va a ser fácil y exigirá una gran labor continua de reconquista ideológica, de concienciación de los valores de la izquierda, de explicación de las alternativas, así como de imaginación, firmeza y puesta en práctica de nuevas formas de acción sindical y mucha, mucha democracia, para que exista la libertad de opinión y respeto a la diversidad que representa la clase obrera en general y los y las jóvenes que deben incorporarse a nuestro sindicato.

Nos jugamos mucho en la próxima etapa. Podemos y debemos estar a la altura de lo que se nos demanda: ganar la batalla contra la crisis, la injusticia y la insolidaridad, saliendo de ella renovados y con la confianza de los trabajadores y las trabajadoras en CCOO, como la mejor herramienta de construir una sociedad más justa.

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