EMILIO GRANDÍO SEOANE. UNIVERSIDAD SANTIAGO COMPOSTELA.


EMILIO GRANDÍO es profesor Titular del Departamento de Historia Contemporánea y de América de la Universidad de Santiago de Compostela. Es autor de varios libros y artículos sobre la II República, la Guerra Civil y el Franquismo.

Podría resumir brevemente qué fue para usted la Guerra Civil española
La guerra civil española fue consecuencia y efecto de muchas circunstancias. No hay una sola que permita analizarla convenientemente sino la combinación de varios elementos de conflicto que estalla tras encender una chispa: un golpe militar de carácter conservador reaccionario que fracasa, y que ante la incapacidad del estado republicano de establecer medidas coercitivas suficientes provoca un enfrentamiento armado que dura finalmente cerca de tres años.

¿Por qué fracasó la II República?
Tampoco es fácil responder brevemente a esto, incluso poniendo en cuestión el mismo término de 'fracaso'. Si hubiera que elegir alguna entre varias es la existencia de pocos republicanos convencidos. Todos los sectores, desde la derecha a la izquierda obrera, tenían su modelo
de república. La falta de consenso sobre ello fue un elemento fundamental para que el proyecto republicano no cuajara.

La Ley de la Memoria Histórica ha provocado un amplio debate, ¿qué opinión le merece dicha ley?
Desde la perspectiva de historiador resulta muy complicado aceptar una ley que dictamine el pasado. Este es de todos y de ninguno. Lo que también es cierto es que sigue sin existir un consenso sobre este pasado, e incluso los debates son resultado de que existen sectores muy importantes dentro de la sociedad española que no quieren que los historiadores haganos nuestro trabajo y cumplamos con nuestra profesión. La Ley de la Memoria ayuda en este sentido a acometer las posibilidades de un pasado común.

¿Es posible hacer historia de la Guerra Civil sin hacer al mismo tiempo política?
Si, por supuesto. Lo que pasa es que el tema sigue sin estar cerrado. Volviendo a la idea anterior no hay un consenso sobre ese pasado e incluso sobre la necesidad del pasado-, debido a que es el tema nuclear del historia de España del siglo XX, y por ello el debate histórico se lleva de manera muy presentista. Hay que dejar que los historiadores arreglen los problemas de la historia.

Ante la guerra civil, ¿Es posible posicionarse activamente sin caer en el maniqueísmo?Si claro. Los debates maniqueos que generalmente salen en la prensa y medios de comunicación son resultado del propio carácter interno de la información en estos tiempos: rápido e irreflexivo, tres ideas reiteradas fáciles de digerir. El trabajo del historiador es lento, pausado y sobre todo reflexivo. Todo lo contrario del tiempo de los medios de hoy en día. De hecho, sigue sin difundirse lo suficiente las zonas grises del conflicto, es decir, los hechos y personajes dificilmente clasificables dentro de este maniqueismo que nos devuelve a las trincheras en donde había que aceptar por la gravedad del conflicto uno u otro bando.

Sin embargo, sigo sin entender ¿por qué ese empeño en querer mantener en el olvido las fosas de la guerra civil?El olvido no se manifiesta sólo en las fosas, aunque de un tiempo a esta parte es lo más visible. El olvido se manifiesta en la ausencia de la presencia de historiadores rigurosos en los debates sobre el tema, en la incapacidad de acometer de manera firme y decidida la resolución de ese espíritu de consenso. Precisamente por que este, el fundacional de nuestro sistema del 78, se genera sobre el silencio y el olvido. De tabula rasa sobre el pasado. Pero el pasado vuelve, siempre.
Historiográficamente ¿Existen tendencias irreconciliables a la hora de abordar la guerra civil?
No, la inmensa mayoría, por no decir la totalidad de los historiadores tenemos unos parámetros bastante similares en nuestros análisis. Aquí si que hay consenso aunque puede haber, y es necesario que lo haya, posturas divergentes sobre determinados aspectos. Eso no empobrece, enriquece, siempre que se haga con un fin constructivo.

¿Dónde situamos los libros de Pío Moa y César Vidal que tanto gustan entre algunos medios de comunicación?
Estos libros están realizados con un objetivo concreto y definido, que se aleja bastante del fin objetivo de los historiadores digamos profesinales. Este objetivo no es tanto la búsqueda del pasado sino la utilización de ciertos elementos del pasado, con fuentes no actuales criticadas por excesivamente partidistas, la totalidad de ellas-, pero para incidir en el presente. El objetivo no es saber que pasó en el pretérito sino influir con estas obras en el presente político.

Hagamos un ejercicio de imaginación ¿Qué hubiera ocurrido si la República hubiera vencido en la GC? ¿Se habría consolidado la democracia? ¿Cómo sería hoy España?¿Responsabilidad colectiva o más acusada en unos que en otros?
No me gusta hacer ejercicios de historia ficción porque ni soy vidente y además seguro que me equivocaría, pero realmente y en una situación de conflicto bélico generalizado como son los años 36 al 39 posiblemete hubiera tenido el mismo destino que Francia -con la aceptación de una Francia de Vichy- o de algunos países de la Europa Oriental, con aceptación de gobiernos títeres. La proximidad a Portugal y su condición estratégica -tanto física como por localización de materiales como el wolfram- provocarían su acercamiento, voluntario o no, al Eje victorioso hasta el año 42.

¿En qué se diferencia nuestra democracia de la que inició su andadura en 1931? Y nuestros líderes actuales ¿cuál es su opinión? ¿A qué responsable del periodo republicano le gustaría ver hoy en el parlamento?En muchas cuestiones. pero fundamentalmente el contexto: aquella era un sistema democrático parlamentario de los convulsos años treinta, que nacía vieja para una sociedad que ya demandaba en grandes dosis medidas superadoras de las repúblicas burguesas tradicionales. También una diferencia sustancial era la ausencia en los años treinta y la presencia en la actualidad de una enorme clase media que taponara y frene las tentativas más radicalizadas, y modera el discurso político.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace tiempo vi que se anunciaba un debate sobre la ley de la memoria histórica y en ese debate no aparecía ningún historiador y si por ejemplo Carmele Marchán.

Anónimo dijo...

¿Y por qué ese giro al olvido en la transición?