EL
VASO ESTÁ MEDIO LLENO
No es feliz quien no piensa que lo es. SÉNECA
El mundo tiene los ojos puestos en nosotros y parece
que los mediterráneos sólo sabemos unirnos para protestar, para hacer
revueltas, para gritar NO, que puede estar absolutamente justificado. Pero
después del No, ¿qué? Quizá sea el momento de unirnos para dar un mensaje al
mundo de que también nos sabemos unir para crear algo positivo, algo que sume.
¿Seremos capaces?
¿Qué pasa? ¿Todavía encebollado con la crisis? ¡Es
que así es imposible!
Seguramente ya te habrás dado cuenta de que hay 2
crisis:
- La que vivimos todos los días y que afecta a
nuestro bolsillo. Una crisis de dinero.
- La que se ha instalado en nuestras cabezas en
forma de paranoia ;-), que la hemos metido nosotros ahí, y que no nos deja ver
la salida a nuestra situación. Nos genera una visión de túnel y nos bloquea.
La peligrosa “peligrosa” es la segunda, porque es la
que no nos deja arreglar la primera, y además contamina todo lo que toca,
nuestro trabajo, nuestra vida social, nuestras emociones…
Es como si te caes al agua y crees que te estás
ahogando, la desesperación es la peor actitud posible, porque te agota y
acelera que te hundas.
¡Vale ya! Y es que debe ser que alguno se perdió el
capítulo de Barrio Sésamo cuando explicaban cuál es la diferencia entre un
optimista y un pesimista.
Si tenemos un vaso lleno por la mitad podemos verlo
de varias maneras:
Comencemos primero con dos actitudes que son 2
trastornos:
- El “trastornao optimista”. Podríamos llamarlo el
optimista antropológico, que se empeña en ver el vaso lleno. Va de buen rollo y
afirma que todo es una cuestión de actitud. ¡Está lleno, Está lleno! Mucho
flower power, mucho autoengaño… Pues no colega, el vaso está por la mitad, por
mucho que te empeñes.
- Luego está el cenizo o “trastornao pesimista”. Que
se empeña en que está vacío. Que lo que vemos es un espejismo. Es el tipo que
en las películas grita: ¡vamos a morir todos! ¡Pues tampoco colega! Sé que te
gustaría pensar que es el fin del mundo, pero de momento lo vamos a dejar para
otro día.
Y por fin llegamos a los realistas, que ven la
realidad, pero la adjetivan de forma distinta.
- Primero el realista pesimista. Dice que el vaso
está medio vacío. ¿Por qué dice eso? Porque conoció otros tiempos donde el vaso
estaba lleno y se pasa el día añorando la situación. ¡La de dinero que ganaba
yo! ¡Lo guapo que era, lo cachas que estaba, lo bien que vendía! ¡Joo, es que
era tan bonito!
Está tan pendiente del pasado que le impide ver lo
bueno del presente. No miente, pero se hace daño de forma gratuita, y lo que es
peor, estéril.
- Y luego llegamos al realista optimista. Que dice
que el vaso está medio lleno. Y se dedica a ver, a fijar su atención en todas
las cosas buenas que tiene. De momento está vivo, es posible que tenga buena
salud, una familia con muchas cosas estupendas, sabe que hoy va a comer y
mañana también, y se da cuenta de que miles de millones de personas del mundo
tienen mucho menos que él.
Hay mucha gente, por lo menos el 80% de la población
mundial que está claramente peor que cualquiera de nosotros. ¡Y nos quejamos!
Formamos parte del 20% de los más privilegiados de la tierra y sin embargo, en
vez de estar dando botes de alegría, estamos quejándonos y bloqueados.
Tres cosas podemos hacer que son GRATIS. Si no las
hacemos es porque no queremos.
1) Para empezar hay que cambiar el lenguaje y
comenzar a decir las cosas de una forma positiva. ¡Sin autoengañarnos! Si han
caído las ventas, ¡han caído! Vamos a ver cómo lo arreglamos, o qué decisiones
tomamos. Si hemos perdido el empleo, ¡vamos a hacer de nosotros la persona más
atractiva para encontrarlo, de todo nuestro entorno! Cualquier cosa menos
quedarnos parados viendo la tele y quejándonos. A lo mejor hay que recomenzar
como cuando teníamos 18 años y buscábamos algo para ganar unas pelillas,
cualquier cosa menos repetir la letanía del todo está mal y me detengo.
Ninguna frase negativa, del tipo de “de esta no
salimos”, deja de contar tu vida de la forma que no te gustaría que fuera.
Yo de momento ya me he tatuado de nuevo el mono de
superhéroe con el “El vaso está medio lleno”. Si queréis usar cualquier imagen
podéis hacerlo.
2) Luego hay que hacer una lista de todas las cosas
buenas que tenemos. Que son muchas más de las que imaginamos. En nuestro
twitter que acabamos de inagurar @superpyme007 vamos a ir subiendo tuits que
sirvan para vender más, reírnos del trabajo, de nosotros mismos, de las miles
de excusas que ponemos para no ver el lado bueno de la vida.
3) Y por último, un remedio infalible para animarse:
no hay nada que anime más que tratar de animar a otras personas. Sin darte
cuenta algo en ti “cambia el chip”. Te propongo que te unas a la actitud “EL
VASO ESTÁ MEDIO LLENO”, que hagas una pegatina, un cartel, que te imprimas esta
imagen. Lo que quieras, pero haz algo, y cuando la veas piensa en alguien a
quien puedas decirle algo agradable. Por ejemplo: qué bien te sienta ese
vestido, qué día tan estupendo nos ha salido. Siempre hay cosas agradables o
graciosas de las que hablar. Cuando tengas una buena noticia llama a alguien
para contárselo, en vez de para lamentarte.
Una película guay que hayas visto, una receta que te
ha salido bien y la quieres compartir. Una experiencia agradable en el trabajo.
Y para eso hemos propuesto el hashtag #elvasoestamediolleno donde os propongo
que subáis algo positivo que demuestre que vuestro vaso está medio lleno y que
al compartirlo ayudemos a cambiar la percepción de los demás. Por ejemplo
#elvasoestamediolleno porque mi hijo hoy me ha contado cómo aprendía a
multiplicar, o el parque por el que paso me he regalado un otoño precioso. O
podemos subir una foto con la frase el vaso está medio lleno con el que
motivamos a nuestra mente.
Dile al mundo que el vaso está medio lleno. Sin
darte cuenta tu vaso se irá llenando, atraerás lo bueno, las sonrisas, la
esperanza. El otoño puede ser una época triste o una estación muy romántica y
llena de otros colores, de castañas asadas, del tacto cálido de los abrigos, de
la brisa fresca.
¡El vaso está medio lleno! No lo vacíes del todo con
tu pesimismo. Llena vasos de otros, cuyos ojos se niegan a verlo.
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