EN CUATRO DÍAS, TODOS AUTÓNOMOS. FERNANDO SÁNCHEZ SALINERO


EN CUATRO DÍAS, TODOS AUTÓNOMOS
“Es absurdo pedir a los dioses lo que cada uno es capaz de procurarse por sí mismo”. Epicuro
No sé si es el destino o me estoy proponiendo tocar palos molestos y mensajes que mucha gente no quiere oír, pero creo que éste puede ser un enfoque útil para los que se quieran adaptar al nuevo escenario empresarial que vamos a vivir. Creo que dentro de muy poco las empresas que van a ir bien, y que van a sobrevivir, son las que estén conformadas por autónomos. El concepto jefe y empleado son claramente del siglo XX y del 3º mundo, donde todavía resistirán un tiempo.

Las relaciones laborales han experimentado numerosos cambios a lo largo de la historia, desde la esclavitud, las relaciones feudales, las integraciones en gremios, los jornaleros, la contratación industrial, la pertenencia a corporaciones, cadena de montaje incluida, el cooperativismo, los freelances… y así muchas más. Pero, ¿cuál será la más adecuada para nuestro entorno en los próximos años y para la mentalidad mediterránea? Probablemente sea la de acertante de la bono loto, pero para esa no tengo recomendaciones ;-)

¿Qué busca una persona al solicitar trabajo en una empresa? ¿Qué busca una empresa al ofrecer trabajo? ¿Qué puede realmente ofrecer un trabajador y una empresa el uno al otro? ¿Cuál es la mejor forma de combinar ambos intereses? No creo que la respuesta sea sencilla, pero vamos a tratar de profundizar un poco.

La empresa se puede haber creado por muchos motivos: proyecto personal, necesidad de autoempleo, búsqueda de beneficios… pero hay algo que tienen que tener permanentemente presente si quieren subsistir: LA RENTABILIDAD. Normalmente se contrata a gente para extender el negocio, para poder dar respuesta a las demandas de sus clientes o, si es red comercial, para buscar nuevos clientes o mantener/incrementar las ventas.

Un trabajador puede buscar varias cosas. La principal (estadísticamente hablando) un salario con el que cubrir sus necesidades y las de su familia, si la tuviere. Y, a partir de ahí, surgen nuevas expectativas. Por ejemplo, en el plano personal, ser lo más feliz posible, y esto puede ser porque el trato sea agradable y correcto, porque las condiciones no sean muy penosas, lo más cómodas a su alcance, también pueden influir factores de carácter familiar, como que sea fácil (posible en algunos casos) la vida familiar… y también, si hacemos caso a Malow, la SEGURIDAD. ¡A las personas nos gustan los contratos fijos con locura! De hecho, esta es la gran baza por la que la gente quiere ser funcionario, unido a que no suele ser un trabajo muy exigente. Hay personas que dan un paso más y también buscan su crecimiento profesional, es decir, crecer en aquellas disciplinas laborales que desarrolla.

Estas tres variables conforman lo deseable de los trabajos, y si encontramos las 3 en el mismo lugar, pues nos ha tocado la lotería en forma de curro. Muchas veces tenemos que sacrificar una o dos por alcanzar la tercera. Dependerá de lo que podamos elegir, y de cuál de nuestras necesidades es más perentoria. ¡Lo que toca tragar cuando andas apretado!

A lo largo de la historia ha ido evolucionando la relación empresa/trabajador y estas tres variables han ido cobrando distinta importancia. La lucha social se ha dado básicamente para que se incrementen en la medida de lo posible las 3, pero no hay que olvidar que la empresa lo que busca es rentabilidad. Quien no entienda esto, es que no ha entendido el mundo. Si se provoca una situación donde las empresas no obtienen rentabilidad, directamente quiebran y desaparecen, no pudiendo atender ni a las demandas de sus clientes, ni de sus trabajadores. No podrá, aunque quiera. Porque lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible.

Ahora viene cuando la mataban
Si una empresa tiene que ofrecer más salarios de los que pueden soportar sus ingresos, directamente desaparecerá, y desaparecerá para todos. “¡Pues que se jodan!” -Dirán algunos-. Lo entiendo, pero a lo mejor todos los trabajadores no están en el equipo de “que se jodan” y prefieren colaborar en las soluciones, porque también les beneficia a ellos.

El mercado está pegando unos bandazos de la leche. Hay que hacer pruebas y repruebas y más pruebas estratégicas, por lo que empresas rígidas, se están hundiendo a una velocidad inverosímil. Y esa rigidez puede venir causada por la mente rígida, “acongojada” o acomodada del empresario o de las actitudes inamovibles de los trabajadores, o de las dos a la vez (mala mezcla). ¿Qué les va a pasar a esas empresas? Pues que van a desaparecer todas, ¡absolutamente todas!

¿Estás en una empresa con fuertes rigideces? Pues date por jodido, seas empresario o trabajador.
Y esto, ¿cómo se está solucionando? Pues de muchas formas, por ejemplo, uniones de autónomos que facturan por lo que aportan a un proyecto, como si se tratara de la producción de una película. Aquí la figura del jefe se difumina rápidamente. No hay alguien que manda y otros que obedecen, al estilo clásico. Aquí hay alguien que lidera y otros que se unen, y cada uno cobra en la medida que aporta al proyecto y cuál es su valor en el mercado. Por lo tanto, nadie está atado. Es como el matrimonio, antes era para toda la vida y ahora existe el divorcio, pero, ¡¡para las dos partes!!

Si alguien piensa que puede haber estructuras que le proporcionen seguridad y predictibilidad de su futuro, lo va a pasar muy mal. Me da igual jefe, que empleado. Porque nadie puede dar lo que no tiene. Y ya nadie tiene seguridad.

Da igual que tengas un contrato que diga que ganas 5.000 € por el resto de tu vida. Si tu empresa quiebra, tu contrato es papel mojado. ¿De qué te ha servido “la seguridad”?

Imaginad, siguiendo el ejemplo de la producción de una película, que hubiera (de hecho las hay) empresas que realicen series de televisión. Se reúnen en torno a una idea, tratan de realizarla y venderla. Cada aporte es importante. Si la serie tiene éxito, es posible que se haga una segunda temporada, si fracasa, adiós muy buenas. Tanto si eres productor, director, actor, director de fotografía, electricista o carpintero en los decorados, te interesa que la serie tenga éxito. Te interesa buscar a los mejores equipos para que tu futuro sea lo más prometedor posible.

En cualquiera de esos puestos debes procurar continuamente hacerlo lo mejor posible y estar preparado por si se acaba, tener otras alternativas. Si eres productor (podríamos llamarle el jefe) no te vale con meter a tu primo de director, si la serie sale mal. Te arruinarás por no profesionalizar el proyecto. Si eres director (gerente, podríamos llamarle) te interesa un productor inteligente, pero también unos actores solventes y con tirón. Y así hasta el que se encarga del vestuario ¿no?

Su futuro se escribe cada día y de forma interconectada. Cada capítulo cuenta. Lo vean o no lo vean.
Ahora imaginad una empresa que crea que te puede garantizar (incluso que te lo ofrezcan) tu participación en 5 temporadas de una serie. Si la serie es un fracaso ¿cuánto vale su “garantía”?

El concepto empresa va a ser sustituido por el de proyecto, y ahí el reparto de cargas y beneficios tiene que ser elástico, solidario y proporcional a lo que se aporte.

Fórmulas que responden más o menos a este enfoque son las franquicias. McDonalds no tiene restaurantes (o muy pocos), tiene franquiciados. En una ciudad pueden ir como un cohete, en otra, no sacar para los gastos. Al franquiciado le interesa una matriz potente, pero a la matriz también un franquiciado solvente. ¿Quién lo necesita más? Depende de lo que aporte cada uno.

Supone un cambio de mentalidad absoluto en la concepción de la jerarquía. El concepto “jefe” casi no va a ser operativo, pero el de “empleado” tampoco.

Vamos en el mismo barco y todos remamos, nos hundimos, disfrutamos y… nos podemos bajar cuando queramos.

Soy autónomo y hace tiempo que ya no concibo otro escenario.
www.idpyme.com

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