En el año 2001, resultó sorprendente el
partido de fútbol entre los equipos de Treviso y Génova.
Un jugador del Treviso, Akeem Omolade,
africano de Nigeria, recibía frecuentes silbidos y rugidos burlones y cantitos
racistas en los estadios italianos.
Pero en el día de hoy, hubo silencio.
Los otros diez jugadores del Treviso jugaron el partido con las caras pintadas
de negro.
Los hijos de los días
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