NO
ROBARÁS
La consejera de Fomento y Vivienda, a la
que no le han dado presupuesto ni para vivienda ni para fomento, no se ha
mostrado muy partidaria del séptimo mandamiento, ese que dice no robarás.
Ningún problema: no tiene por qué plegarse a los mandamientos de una religión
en la que no cree. Es un asunto personal.
Hay algo, sin embargo, que no supera lo
personal. Elena Cortés es una autoridad, obligada a cumplir y hacer cumplir la
Constitución democrática gracias a la cual ha sido designada consejera de la
Junta por quien legítimamente podía designarla. En la Constitución figura el
derecho de propiedad, y en el Código Penal se castiga el robo, o sea, la
apropiación de un bien ajeno. No se puede instalar uno en el sistema y
organizar acciones antisistema. Si no le gusta la acumulación de bienes, ha de
trabajar para cambiar la legislación... con los medios que la propia
legislación contempla.
Ha pretendido escudarse en que, con su
defensa de los asaltos de su compañero Sánchez Gordillo, lo que planteaba no
era un debate jurídico, sino social: ¿cómo oponerse a que los pobres roben
alimentos que necesitan mientras se conceden miles de millones de euros a los
bancos? Esto es interesante. Si alguien entra en un supermercado, llena un
carro de productos y se los lleva a la fuerza, sin pagar, estará robando al
dueño del supermercado, que en el caso de Gordillo no es un banco depredador,
sino un empresario emprendedor y audaz que cobra a sus clientes por prestarles
un servicio. Si ese alguien roba por necesidad, porque no tiene otra forma de
alimentar a su familia, tendrá a su favor esa circunstancia atenuante (incluso
eximente, según mi personal criterio). Pero estoy hablando de pobres, y la
consejera Cortés no ha defendido a un pobre, sino a un salvador de los pobres,
a alguien que se ha autoerigido en defensor justiciero de los desheredados
pasando por encima de la ley. No es lo mismo.
Las tremendas desigualdades de nuestro
sistema económico no pueden justificar la práctica del robo. Elena Cortés - sin
duda por sus méritos- se ha situado en la parte superior de la escala de
ingresos de los andaluces. Dondequiera que viva vivirá también una mayoría de
gente sin trabajo o peor retribuida que ella. No creo que si un grupo de esta
gente necesitada, conducido por un iluminado que no es exactamente un pobre,
entrara por la fuerza en su casa y le vaciara la nevera, a la consejera le
hiciera ninguna gracia. O tal vez sí, tal vez yo estoy equivocado y Cortés
antepusiera su ideología a su interés particular. Tal vez seguiría opinando que
no le han robado las cosas que ha comprado con su trabajo, honrado y bien
remunerado, puesto que ella dispone de más cosas de las que necesita mientras
los asaltantes carecen de lo más indispensable. Otra desigualdad. Otra
injusticia.
PUBLICADO MÁLAGA HOY
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