¿ES VIABLE EL ESTADO?La última perla que nos ha brindado el nacionalismo en los últimos días es la expresada por el portavoz peneuvista en el Congreso de los Diputados; Josu Erkoreka: para sentarse a negociar los presupuestos generales del Estado con el gobierno socialista, el PNV exige el blindaje del Concierto Vasco y 600 millones de euros adicionales.
Es la última pero ni con mucho la más grave. Hace escasamente un mes supimos que de los 11.000 millones que el gobierno libraría para la financiación extra de las Comunidades Autónomas, casi 4.000 irían para Cataluña, todo ello tras unas largas y tensas negociaciones con el tripartito catalán (que ha dado un salto adelante en las pretensiones nacionalistas con respecto a su antecesor CiU). Es decir que al 16% de la población del Estado les van a financiar con el 36% del total.
Son sólo dos ejemplos de la situación que se está produciendo en España desde casi principios de los noventa cuando el PSOE perdió la mayoría absoluta que desde 1982 ostentaba. Sea cual fuere el gobierno de turno; socialistas o populares, los nacionalismos periféricos han tirado siempre de su tradicional insolidaridad para garantizar su apoyo a la gobernabilidad de España.
Y a pesar de ello no resulta ese hecho el más grave para la supervivencia de una cierta cohesión estatal. Quizás sea peor que incluso los propios partidos que se alternan en el poder del Estado comulguen plenamente con esa perniciosa vorágine en aras a mantenerse en el gobierno, por un lado, y a no quedar excesivamente marginado en las Comunidades Autónomas de abolengo nacionalista, por otro.
Resulta paradójico, así, contemplar a los populares defender a capa y espada el poco presentable concierto económico vasco (al que incluso la Unión Europea ha pretendido poner un cierto freno); un sistema de financiación tremendamente insolidario por el que una Comunidad Autónoma de las más ricas termina estando más financiada que la más pobre de las Autonomías. Obviamente los socialistas no les van a la zaga y el ejemplo señero (y con senyera) es el PSC y los cotidianos brindis al nacionalismo radical de ERC.
En cuanto a la que había sido tradicionalmente la tercera opción; IU, su deriva pronacionalista resulta bastante lamentable y ejemplos como el de la marca de la coalición en el País Vasco (Ezker Batua) descalifican cualquier sentido de Estado en un partido que no hace mucho estuvo llamado a ser una alternativa real de la Izquierda en España.
En cuanto a la que había sido tradicionalmente la tercera opción; IU, su deriva pronacionalista resulta bastante lamentable y ejemplos como el de la marca de la coalición en el País Vasco (Ezker Batua) descalifican cualquier sentido de Estado en un partido que no hace mucho estuvo llamado a ser una alternativa real de la Izquierda en España.
Por supuesto, aparte de los ejemplos de tipo económico podríamos encontrar ejemplos de la insaciabilidad competencial de los nacionalismos periféricos en el resto de cuestiones de tipo cultural, educacional, social, etc.
Con todo lo anterior no pocos nos preguntamos si el Estado español tiene viabilidad a medio plazo puesto que todo parece indicar que la espiral centrífuga no nos va a llevar ya al tan preconizado federalismo que siempre defendió la izquierda y que puso como ejemplo del camino a seguir para embarcar en la nave estatal a los irredentos nacionalistas. Al respecto, las concesiones de los últimos lustros más que conseguir calmar a aquellos parece haberlos exacerbados hasta extremos nunca vistos y ello tras sobrepasar la pauta del federalismo y, por ejemplo con el “Estatut”, acercarnos a una situación confederal de hecho y sin visos de parar ahí.
En todo caso y con carácter previo a la respuesta sobre la viabilidad actual de España como Estado, todos, y no ya unos pocos, debiéramos hacernos una pregunta previa: ¿Queremos que sea viable el Estado?, porque tal vez ahí esté el problema y, posiblemente desde muchos puntos de vista, una de las principales reflexiones que los ciudadanos que vivimos en el ente político que nos acoge debemos hacernos.
Para terminar este breve apunte, el que esto escribe considera, con independencia de motivaciones de orden cultural, sentimental o político, que en una situación como la actual, en la que Europa no termina de alcanzar un cierto grado de unidad política y social, el único ente con capacidad de garantizar un importante nivel de solidaridad, bienestar, derechos sociales y redistribución de la riqueza entre sus desiguales Comunidades y Regiones no es otro que el Estado.
Eso sí, un Estado que mantenga un significativo corpus competencial que posibilite el cumplimiento de lo anterior y, por supuesto, unos partidos políticos que tengan muy claro esos principios y que sean capaces de dejar atrás su actual política de concesiones insolidarias a unos y otros, en función de apoyos parlamentarios puntuales e interesados.
2 comentarios:
Bajo mi punto de vista, la cuestión no es si Estado Español sí o no. Es evidente que dicha entelequia jurídica es un cadáver de facto. Con su desaparición, territorios como Andalucía ganarían, puesto que esto es ya el expolio por los que más tienen.
Sin solidaridad interregional no existe Estado, y para eso se subdivide y se acaba con la farsa. ¿A qué tantos miedos?
Te doy la razón en lo que dices. No puede ser que el gobierno español se vea en manos de partidos nacionalistas. Pero ya la raiz de todo no es justa, me refiero al actual sistema electoral que margina a partidos pequeños que se presentan a nivel estatal y que favorece a partidos nacionalistas. Un saludo y enhorabuena por el artículo
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