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INSTRUCCIONES PARA DEJAR DE FUMAR. ABEL GAVIRA

Instrucciones para dejar de fumar.
Dejando de lado los motivos, remitámonos a los procesos que, tras una larga y ardua tarea, habremos reducido a dos.
El primero consistirá en la inmovilidad de toda parte del cuerpo que ocupe la zona superior al cuello. Esto es, boca, nariz, ojos, orejas, etc. El método tiene probada su garantía y es de total confianza ya que aunque los dedos lleven el cigarrillo, que llamaremos a partir de aquí Innombrable, a la zona de consumo, esta no hará caso y permanecerá inalterable. Es apto para sujetos con alta capacidad de mimo, pero poco aconsejable para la gran mayoría de consumidores de Innombrables (reacuérdese el eufemismo) que pueden tener reacciones adversas como desencaje de mandíbulas, pestañeo continuado en un solo ojo o convulsiones debido al proceso de síndrome de abstinencia, que nos tomaremos la libertad de llamarlo "mono" por un deseo de identificación social y sin intenciones malvadas para tan peculiar animal, antes hermano. Duración media del tratamiento, dos semanas.

El segundo proceso está destinado a una mayor cantidad de personas, aunque su duración es mayor. Consiste en tomar a una persona que sea de su gusto y estilo para que cada vez que se coja un Innombrable, le bese repetida y continuamente hasta hacer que, fruto de la insistencia y la fricción, el Innombrable caiga al suelo. Este método esta eficazmente probado y ninguna persona tendrá excesivos problemas para probarlo a no ser que usted tenga similitudes físicas con el líder de la derecha de cualquier país europeo (si es hombre) o con la profesora de religión de una zona de menos de 300 habitantes (si es mujer). Duración media del proceso, cuatro semanas.

Se recomienda no exceder las dosis ni la duración en la toma por problemas de acostumbramiento, enamoramiento u otro tipo de alteración en la vida sana del paciente. No se han producido efectos secundarios a excepción de un deseo irrefrenable de algunos sujetos que querían "acabar", según palabras textuales, o ligeros ataques de ira contra algún Innombrable que se pasó en breves segundos.

Al haber probado uno u otro proceso, podrá ver a cuantos Innombrables juntos aparezcan. Aunque le estén mirando desde su concha de cartón sobre la mesa, el televisor o detrás de un cuadro, ya todo será distinto. El miedo habrá desaparecido.

HISTORIA LITERARIA. ABEL GAVIRA

Historia literaria
A Joaquín Sarabia nunca le gustó leer, no le gustaba oír por boca de otros, cosas que él sentía gracias a su desbordante imaginación.

Y fue esa cualidad lo que le llevó a escribir compulsivamente. Sus primeros escritos datan de los últimos libros que alguien (sus padres, seguramente) vio que leía. Eran libros de cuentos infantiles y Joaquín fue anotando en los márgenes de cada página ideas que se le ocurrían sobre los personajes, los espacios, la trama e, incluso, el tiempo de la narración. Estas anotaciones estaban escritas en un lenguaje infantil y primario que sólo Joaquín podía descifrar.

A partir de aquí, nunca más vieron a Joaquín con un libro en sus manos. En cambio, agotaba libretas, blocs, folios y todo aquello digno de ser usado como papel para escribir.

A los seis años, Joaquín enseñó sus primeros escritos a los maestros de su escuela. Estos se sorprendieron al ver que un niño que se aburría en clase mientras el resto aprendía a leer, había escrito una serie de cuentecillos fantasiosos de héroes antiguos y leyendas con seres y monstruos inventados. Pero fue solo eso, una sorpresa, lo consideraron un juego de niños.

Sin embargo, dos años después, llamaron a sus padres porque Joaquín les contaba a sus compañeros de clase una serie de cuentos didácticos para que supiesen como tenían que actuar en muchas circunstancias. Los compañeros le escuchaban boquiabiertos mientras sus maestros, ojipláticos, no osaban interrumpir a Joaquín.

La dirección del centro y los padres de Joaquín tuvieron una reunión para valorar si el niño era un superdotado o tenía algún tipo de problema. Sin embargo, tras pruebas realizadas por tres orientadores distintos y dos visitas al psicólogo, sólo se pudo llegar a la conclusión de que era un chaval con mucha imaginación, nada más.

Y así siguió Joaquín su vida, sin más pruebas ni más diagnósticos. A los doce años creó un personaje pícaro que sobrevivía en tiempos de crisis y escribió varios relatos con el mismo personaje. A los catorce se interesó por las chicas, el amor y la pasión y lo plasmó en una historia mucho más larga que las anteriores que hablaba de estos sentimientos a medio caballo entre el impulso de la juventud y la templanza de la madurez.

Joaquín seguía recitando sus escritos a sus compañeros, esta vez de instituto, pero también a vecinos, familiares y conocidos. Todos ya se habían habituado a él, no era ni buen ni mal estudiante, ni buen ni mal vecino, ni mejor o peor persona, se limitaba a entretenerlos a todos desde sus cuentos breves, sus poemas, sus novelitas o sus primeras obras de teatro.

Precisamente, su primera obra dramática la escribió a los quince años, trataba sobre diversos conflictos entre un pueblo y sus autoridades. Muchas personas que la leyeron quisieron convencer a Joaquín para representarla, pero a él solo le interesaba escribir. Una vez escrito, cogía su libreta o lo que fuera y comenzaba otra cosa.

A los dieciséis escribió su primera novelita, era una historia de dos personajes que vivían a medio caballo entre el día y la noche, la imaginación y la realidad, el alma y el cuerpo, lo que se siente y lo que se ve.

También por esta época comenzó a componer poemas sobre la existencia de Dios, sobre su mensaje y su consuelo, las dudas mútuas, la necesidad de ambos.

Pero Joaquín no se centraba en ningún aspecto, seguía avanzando como si quisiera librarse de su propia imaginación, decía que necesitaba liberar continuamente su mente, temas, personajes, situaciones se agolpaban en su cabeza y no le dejaban en paz hasta que los sacaba a la luz.

Cuando cumplió la mayoría de edad, se interesó por los escritos sobre la sociedad y la educación, pero a los veinticuatro cambió radicalmente de registro y sacó a la luz sus poemas más pasionales y sentidos, llenos de quejas, de emociones sencillas y cambios bruscos de humor.

Para esas fechas, ya Joaquín distraía a sus compañeros de trabajo, les hacía las horas más cortas mientras les contaba qué había escrito o qué tenía en su cabeza gestándose.
A los treinta se interesó por historias duras y realistas que trataban la condición humana y la vida en las ciudades. Dos años después, sin embargo, se enamoró de la musicalidad y el ritmo en la poesía y compuso varios poemas de una melodía maravillosa.

Antes de llegar a los cuarenta, Joaquín presentó a sus allegados sus escritos más extraños, muchos de ellos eran incomprensibles para la mayoría, aparecían escenas absurdas, personajes deformados, convertidos en animales grotescos, juegos de voces, etc. Esta nueva faceta fue la que menos gustaba a sus conocidos de toda la vida. Sin embargo, la gente joven acudía a su casa a pedir que le leyera algo de lo que había escrito.

Años después, de nuevo, cambio de golpe y ahora hablaba de guerras, de sufrimiento, de dolor y enfrentamientos, pero siempre había un atisbo de esperanza, un rayito de luz en la oscuridad que se apoderaba de todas sus palabras.

Pero poco le duró este interés, a los sesenta Joaquín volvió a dirigir su interés hacia la fantasía, pero esta vez la relacionaba siempre con situaciones y personajes reales. Comenzaba tratando temas y situaciones cercanas y verosímiles y, poco a poco, iba añadiendo aspectos fantásticos o mágicos que encajaban suavemente en la historia, y encajaban tan bien que acababan por parecer también reales.

Ya octogenario, Joaquín seguía entreteniedo a la gente, sobre todo a sus nietos que siendo bebés dejaban de llorar cuando su abuelo les contaba algo y cuando crecían apagaban la televisión o la Play Station si venía su abuelo a visitarlos.

A pesar de todo, Joaquín no pudo librarse del todo de la envidia y los comentarios maliciosos, que si era un plagiador, que si leía a escondidas y por eso sabía tantas historias, que si todo lo que escribió ya estaba inventado. Joaquín Sarabia nunca se defendió, era feliz con un bolígrafo y un papel.

Y así es como lo encontraron en su cama una noche de septiembre, con los ojos cerrados que ya no volvería a abrir y su mano abierta dejando caer su pluma favorita sobre el bloc que su hija le había regalado por su 87º cumpleaños. En el papel, Joaquín Sarabia había escrito una obra extraña, novedosa, rompedora en cuanto a contenido y forma. Inauguraba así un nuevo movimiento literario al que años después, un escritor pretendidamente polémico, academicista y con un gusto excesivo por los neocultismos daría nombre, pasando a la Historia de la Literatura como su creador y máximo exponente.
ABEL GAVIRA

EL MUNDO VA A MORIR DE REALIDAD. ABEL GAVIRA SEGOVIA

El mundo va a morir de realidad
A Trudu, crítica en la distancia (con cariño)
Agencia EFE- 12:17 p.m.
Por fin se ha conseguido. Hemos dejado atrás esa etapa oscura y extraña llena de acontecimientos incomprensibles, deseos irrealizables y peticiones desmesuradas. Ahora estamos definitivamente en el período de lo real. Los sueños ya no sirven, incluso dejan de existir. Las esperanzas se basan en datos.

Las ilusiones se tienen con respecto a algo tangible. Abandonamos definitivamente una época de retraso para el ser humano, salimos definitivamente de la Pre-historia.

EN LEGÍTIMA DEFENSA. ABEL GAVIRA SEGOVIA

En legítima defensa. Sé muy bien que no es excusa, señor juez, que cuando se desboca desordena papeles y libros, derriba sillas y mesas, camina por paredes dejando pisadas enormes, se cuelga de las señales de tráfico, corre rápido por toda la ciudad como si fuese un duende y revoluciona a los transeuntes que pasean tranquilamente por las calles del centro, se oyen frenazos y gritos cuanto más se va acercando al puerto, salta barquitas y pantalanes y recorre el agua del mar provocando remolinos de agua con la que salpica las casitas más cercanas a la playa para quejas de los pobres vecinos. Y luego emprende el camino inverso, sale del agua, atraviesa el puerto, cruza las calles del centro y regresa a grandes pisotones al lugar del que partió. Pero unicamente tiene ese efecto, pobre corazón, cuando ella se acerca con intención de besarme.

LLAMADA PERDIDA. ABEL GAVIRA.


LLAMADA PERDIDA
En fin, es solo otra semana más. Además, esta semana se hace corta porque empieza la Feria allí y sólo tengo tres días de clase; luego, de vuelta a casa y a disfrutar de 4 días de playa. La maleta, la mochila, los exámenes a medio corregir, el móvil y la pasta, todo en el coche y para la carretera.

EFECTOS DEL SUEÑO. ABEL GAVIRA SEGOVIA


EFECTOS DEL SUEÑO

Raquel por fin se ha dormido, el pequeño la había despertado porque tenía sed y Juan Antonio si siquiera se había enterado, seguía durmiendo placidamente al otro lado del colchón.

NOCHE DE VERANO. ABEL GAVIRA.


NOCHE DE VERANO
Esa noche fuimos los cinco a la Feria de ese pequeño pueblo de Málaga, que no era muy grande pero era la única en la que todos coincidíamos en tener libre el día siguiente. Así que allá nos fuimos.

Llegamos a las cinco de la tarde para aprovechar e ir a la playa, estábamos un poco hartos de nuestras costas y queríamos bañarnos en sitios distintos. Además, apetecía muchísimo porque el calor ya era sofocante, Julio iba creciendo a pasos agigantados y en la zona, según nos relató el dueño de un kiosco, hacía más de diez años que no caía ni una gota, por lo visto era el pueblo con mayor sequía en toda Europa. Parece ser que incluso habían solicitado agua a las provincias colindantes, pero cuando supieron que más de la mitad se utilizaba para regar campos de golf, cortaron el grifo (nunca mejor dicho).

EXILIO. ABEL GAVIRA.


Exilio
Hace ya muchos años, tengo yo más de ochenta, pero todavía lo recuerdo como si hubiese ocurrido esta tarde. Salíamos todos de Cataluña hacia Francia, llovía a mares y los coches que nos llevaban no podían pasar por la carretera por problemas en los caminos y porque los "moros" nos buscaban por todos lados.