SECTARISMO Y CORRUPCIÓN. SERGIO RUIZ MATEO


SECTARISMO Y CORRUPCIÓN.
En los últimos tiempos no es extraño observar en los informativos casos de corrupción política, más habitualmente a nivel local, donde un alcalde o concejal, cómo no de urbanismo, es imputado, y al que sin embargo suelen apoyar notoriamente grupos no escasos de ciudadanos que resultan ser sus baluartes para futuras victorias electorales.

Creo que no yerro si en esto veo uno de los males que más caracterizan a los españoles y que más entrañados en nuestro ser se encuentran, hasta el punto de que es difícil ser español sin padecerlos, ya sea de forma activa o pasiva. Me refiero a lo que algunos llaman sectarismo, y que no es sino un eufemismo o modo particular de ser radical, estado momentáneo o perpetuo que a lo largo de la historia de España ha dejado abundantes ejemplos de barbarie y estupidez.

El español, dicen , es por naturaleza apasionado, y eso al parecer, nos lleva a una fidelidad mal entendida hacía nuestras ideas y nuestros líderes. Lo primero, como seguro estarán de acuerdo, puede parecernos ingenuo, romántico si quieren, y es una bella aunque no muy sabia manera de mantenerse firme en un mundo cambiante y dubitativo. Ante la extrañeza que produce en nosotros la vida y sus contradictorias realidades, el hombre se aferra a las ideas que le han hecho formarse como persona, y que en el propio imaginario del hombre le identifican y le individualizan, le ayudan a entender esas incongruentes eventualidades y escapar del aturdimiento. Pese a que es digno, más nos valdría relativizar nuestras creencias, someter a la crítica constante la ideología propia y revisarla como hacen con las hipótesis las ciencias positivas.

Lo segundo es mucho más reprochable. El sectarismo servil al beneficio de un líder rebaja al hombre a la condición de esclavo. Y el servilismo no es tanto por la incapacidad de liberarse del amo sino por la asunción propia de esa condición de esclavo. Es una esclavitud intrínseca, ajena a la imposición de otro. El sectario es un ciego incapaz de reconocer que se ha equivocado, y que aquello que defendió en una ocasión le ha llevado a una posición inasumible.

Esto nos conduce a otro elemento muy propio del español de todos los tiempos: el odio al adversario. El sectarismo nace principalmente por el rechazo que produce dar la razón al adversario, reconocer el error, revisar en fin la postura propia por temor a caerse y dar ventaja al rival.

El sectarismo despliega su sombra en todos los ámbitos de la vida humana, pero es en política donde madura y se hace fuerte.

El mejor ejemplo hoy día lo tenemos en los múltiples casos de corrupción en los que andan implicados políticos de todos los colores y administraciones, desde la general hasta la local. No deja de ser llamativo que allí donde gobiernan los implicados en estos casos (sin que de ningún modo nosotros soslayemos la presunción de inocencia) y por tanto donde gozaron de mayoría para gobernar, el pueblo los refrende de forma, si cabe, más convencida.

Cualquier analista político concluiría que tras uno o varios casos de corrupción, el político de turno acabaría erosionado y amortizado de por vida para cualquier magistratura, pero ocurre todo lo contrario. Yerran porque menoscaban el poder que el sectarismo, el radicalismo y el odio juegan en la vida pública española. No alcanzo a saber si esta postura se debe a una incapacidad por detectar errores en “los míos”, o a una consciente cortina de humo que funciona como mecanismo de defensa ante “los otros”.

Lo triste es que el discurso de “los mios” contra “los otros” se mantiene, nunca dejó de oírse. A veces más bajo, otras más alto, pero siempre está ahí para hacernos olvidar el “nosotros”. ¡Qué gran cuadro el de Goya, aquel de los dos gañanes matándose a palos! ¡Cómo nos caló el gran genio!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Alhaurín el Grande es uno de esos ejemplos. Creo que el alcalde salió de la cárcel tras pagar una fianza de 30.000 euros pagada por algunos ciudadanos de Alhaurín.

Anónimo dijo...

Efectivamente, tienes mucha razón en lo del sectarismo. Y pongo varios ejemplos, ¿por qué no se ha organizado en España ninguna huelga general contra el gobierno debido a la subida del paro?¿Si el PP estuviera en el gobierno los sindicatos habrían actuado igual? ¿Cuándo vamos a escuchar una autocrítica interna en los partidos?