JOSÉ ANTONIO PÉREZ. UNIVERSIDAD PAÍS VASCO.

José Antonio Pérez Pérez es Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Actualmente es profesor de las Aulas de la Experiencia de esta Universidad, en los campus de Vizcaya y Álava. Es especialista en el mundo laboral bajo el franquismo. Durante los últimos años ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas y es autor y coautor de varios libros.

Podría resumir brevemente qué fue para usted la Guerra Civil española.Como historiador dedicado al estudio de la Historia Contemporánea de España constituye el acontecimiento más dramático y trascendental de los últimos cien años. Fue el resultado del fracaso de un golpe de estado contra la legalidad republicana y tuvo unas consecuencias funestas para la sociedad española, marcando la vida de cientos de miles de personas y de varias generaciones.

¿Por qué fracasó la II República?.
La falta de cultura democrática, la existencia de enormes diferencias sociales, el enorme protagonismo del ejército, el de la iglesia… Hablamos de una época donde había dos sociedades con dos culturas políticas y dos proyectos totalmente diferentes. Para los sectores más inmovilistas la II República significó una agresión y la vivieron como tal. Un régimen político que atentaba contra lo que ellos entendían como “el orden natural de las cosas”. Las interpretaciones que achacan a los republicanos el propio fracaso de la República son interesadas. Evidentemente se cometieron muchos errores, algunos de ellos pueriles, y hubo sectores extremistas que contribuyeron a su hundimiento.

La II República no supo atraerse a ciertos sectores estratégicos que hubieran facilitado s consolidación. En cualquier caso, la mayor parte de los líderes que impulsaron su proclamación creían en ella. Se aprobaron leyes trascendentales, se reconoció el voto a la mujer, los derechos de los trabajadores, se reconocieron derechos elementales, se impulsó una extensión de la cultura y la educación. Todo eso se quebró. En realidad comenzó a quebrarse desde la victoria de las derechas en 1933. Si a ello le unimos el terrible contexto europeo en que se desenvolvió la República, con el ascenso de los totalitarismos, la situación fue tremendamente difícil.

La Ley de la Memoria Histórica ha provocado un amplio debate, ¿qué opinión le merece dicha ley?.En algunos aspectos constituye un avance en el reconocimiento de las víctimas del franquismo. Sin embargo al gobierno le ha faltado valor para acometer en profundidad una labor que debería encaminarse al reconocimiento de aquellos cientos de miles de personas que fueron asesinados en defensa de la legalidad republicana. Como digo, hay aspectos positivos, pero a sido enormemente complicada su elaboración porque el ruido ha impedido una discusión sosegada. El contexto en que se desenvolvió la anterior legislatura con un acoso al gobierno complicó enormemente un debate tranquilo sobre una cuestión delicada.

¿Es posible hacer historia de la Guerra Civil sin hacer al mismo tiempo política?
No solo es posible sino necesario y pienso que la mayor parte de la historiografía académica que existe sobre la Guerra Civil es seria y rigurosa. Insisto en el término académico. No es que piense que fuera de las instituciones académicas no se puede hacer historia seria y rigurosa, pero lo cierto es que los estudios realizados dentro de este ámbito constituyen, en líneas generales, un aval frente a visiones sectarias. Sin embargo desde determinados sectores mediáticos y políticos se ha alentado un tipo de historia de combate, tanto en uno como en otro sentido, que ha resultado muy perjudicial y que ha extendido la idea de una historia parcial políticamente.

También ha habido una historia militante realizada por ciertos colectivos vinculados a la izquierda que ha perjudicado la visión que se tiene de la historia rigurosa. Creo que esta faceta constituye solo una parte de la realidad en las investigaciones. La historia no se puede utilizar como un arma política arrojadiza. No se puede hacer historia desde planteamientos preconcebidos con el único objeto de justificar determinados proyectos políticos.

Ante la guerra civil, ¿Es posible posicionarse activamente sin caer en el maniqueísmo?.Por supuesto. Uno puede posicionarse como demócrata y como defensor de la legalidad republicana, por ejemplo, e investigar la República y la Guerra Civil desapasionadamente, con rigor, analizando las fuentes de una forma crítica, analizando las causas que provocaron su caída, sus errores, sus excesos… sin caer en maniqueísmo.

Sin embargo, sigo sin entender ¿por qué ese empeño en querer mantener en el olvido las fosas de la guerra civil?.
Sigue existiendo una mala conciencia en muchos sectores de la sociedad española. Para la mayor parte de los investigadores resulta incomprensible que no se quiera saber lo que pasó. De todos modos los problemas de una sociedad para enfrentarse con su pasado no son exclusivos de la sociedad española. La sociedad alemana, por ejemplo, sigue teniendo problemas para hacerlo y la francesa y todas aquellas que pasaron por traumas similares y donde una parte significativa de su población apoyó regímenes totalitarios, porque nos enfrenta ante nuestro propia imagen, ante nuestra responsabilidad o la de nuestros antepasados y eso es muy duro.

Historiográficamente ¿Existen tendencias irreconciliables a la hora de abordar la guerra civil?.
En absoluto. Porque la pugna no está enfrentando a dos escuelas historiográficas. Los revisionistas o peudorrevisionistas, están enfrentados con la academia, a la que consideran pervertida por ideas disolutas desde los años setenta, una academia a la que denigran sin argumentos, solo con descalificaciones. Durante los últimos años se han celebrado innumerables encuentros y congresos sobre la guerra civil y el franquismo.

Podemos tener nuestra diferencias sobre enfoques, interpretaciones, perspectivas, metodologías de investigación o fuentes utilizadas pero eso es positivo, porque la discusión se desenvuelve dentro de unos términos y de un consenso donde la mayor parte nos reconocemos, a pesar de nuestras diferencias. El debate, la confrontación de interpretaciones, basadas en investigaciones rigurosas es la base de la evolución historiográfica.

¿Dónde situamos los libros de Pío Moa y César Vidal que tanto gustan entre algunos medios de comunicación?
Los casos de Pío Moa o César Vidal son los más conocidos pero el fenómeno es más amplio. Sus trabajos están plagados de juicios de valor, de lecturas interesadas y presentistas y de un manejo selectivo de determinadas fuentes de documentación. Por lo demás, son muy poco originales, porque reproducen los mismos esquemas interpretativos que difundió el franquismo y su historiografía militante para legitimar al nuevo régimen.

En mi opinión la clave del éxito de estos trabajos radica en que han sabido conectar con un sector de la sociedad española que estaba deseando volver a leer y escuchar esos argumentos para descargar su conciencia. Si a ello le añadimos una redacción aseada y el apoyo de un importante sector de los medios de comunicación y de potentes grupos editoriales, el éxito parece inevitable.

Por lo demás, como mucha gente imaginará, se trata de trabajos, especialmente en el caso de César Vidal, realizados por un equipo de redactores. Cualquier que haya desarrollado un trabajo de investigación o incluso de divulgación, sabe que es imposible publicar una docena de libros al año donde se aborda desde el estudio de los cátaros hasta la guerra civil, presentar un programa de radio y dedicar las noches del fin de semana al country.

Hagamos un ejercicio de imaginación ¿Qué hubiera ocurrido si la República hubiera vencido en la GC? ¿Se habría consolidado la democracia? ¿Cómo sería hoy España?¿Responsabilidad colectiva o más acusada en unos que en otros?.Como ciudadano puedo especular, pero como historiador me resulta imposible. No puedo hacerlo. Algunos, sobre todo los pseudorevisionistas lo han hecho y han afirmado que España se hubiera convertido en una dictadura socialista controlada por Stalin en el caso de que la República hubiera ganado la guerra. Hace un par de años se hizo un documental donde se reconstruía precisamente lo que hubiera ocurrido en caso de ganar la República. Personalmente, aunque contó con el asesoramiento y la participación de reputados historiadores, no me gustó.

¿En qué se diferencia nuestra democracia de la que inició su andadura en 1931? Y nuestros líderes actuales ¿cuál es su opinión? ¿A qué responsable del periodo republicano le gustaría ver hoy en el parlamento?.Es una democracia mucho más asentada y aunque al comienzo de la transición carecíamos de cultura democrática como entonces, la situación, a pesar de verse sacudida por intentos de golpes de estado, por un terrorismo sangriento y por una crisis como la que nos tocó vivir a finales de la década de los años setenta, logró remontarse.

Las tremendas desigualdades sociales que existían en los años treinta del siglo XX se habían reducido ostensiblemente a comienzos de la democracia y sobre todo hubo un empeño, tanto en las élites políticas como en la mayor parte de la sociedad española, por superar la situación y fortalecer un sistema democrático.

Creo que líderes como Azaña o Prieto formaron parte de una generación de políticos admirable, pero tampoco la generación que hizo la transición española fue mala. Aunque yo no comparta una interpretación sobre el periodo que presentan a la transición española como el resultado de una obra de ingeniería política liderada únicamente por unas determinadas élites muy concretas (el Rey Juan Carlos, Adolfo Suárez o Santiago Carrillo, por ejemplo), considero que hicieron un enorme esfuerzo por asentar el sistema democrático.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿A qué cree usted que se debe ese empeño por parte de algunos medios de intentar olvidar la guerra civil? ¿Por qué Mariano Rajoy está en contra de desenterrar las fosas del franquismo? ¿Por qué esa tendencia en equiparar derecha actual y franquismo cuando no tienen nada que ver?

José Antonio Pérez dijo...

ay una serie de medios de comunicación que se han erigido en portavoces del olvido por razones estrictamente políticas. La mayoría absoluta del PP envalentonó ciertas actitudes que hasta ese momento se habían mostrado prudentes. La victoria del PSOE en el 2004 convirtió la polémica sobre el reconocimiento de las víctimas del franquismo en un elemento de confrontación perfecto para un sector que se sintió desalojado del poder por medio ilegítimos. Con respecto al tema de Mariano Rajoy quiero creer que no está en contra de desenterrar las fosas del franquismo, sino de la utilización que se pueda hacer de ello, pero el hecho es que afirmó que derogaría la Ley de Memoria Histórica en cuanto gane las elecciones. Sobre la tercera pregunta creo que no se puede equiparar la derecha actual con el franquismo, es injusto porque no responde a la realidad, pero a veces mantiene unas actitudes que ponen en evidencia su compromiso con el reconocimiento de las víctimas del franquismo.

José Antonio Pérez dijo...

hay una serie de medios de comunicación que se han erigido en portavoces del olvido por razones estrictamente políticas. La mayoría absoluta del PP envalentonó ciertas actitudes que hasta ese momento se habían mostrado prudentes. La victoria del PSOE en el 2004 convirtió la polémica sobre el reconocimiento de las víctimas del franquismo en un elemento de confrontación perfecto para un sector que se sintió desalojado del poder por medio ilegítimos. Con respecto al tema de Mariano Rajoy quiero creer que no está en contra de desenterrar las fosas del franquismo, sino de la utilización que se pueda hacer de ello, pero el hecho es que afirmó que derogaría la Ley de Memoria Histórica en cuanto gane las elecciones. Sobre la tercera pregunta creo que no se puede equiparar la derecha actual con el franquismo, es injusto porque no responde a la realidad, pero a veces mantiene unas actitudes que ponen en evidencia su compromiso con el reconocimiento de las víctimas del franquismo.