Cuidadito con la policía, cuidadito.
Son especiales estas fiestas de Navidad, sí, son especiales cuando sabes que tu Comunidad Autónoma está en la cola en la creación de empleo.
Son especiales estas fiestas de Navidad, sí, son especiales cuando sabes que tu Comunidad Autónoma está en la cola en la creación de empleo.
Son especiales cuando en tu ciudad salen noticias como la que, para motivar la labor de los policías locales, amenazan con trasladarles si incumplen con su trabajo. Y es que es de eso lo que realmente quiero escribir, del trabajo que desempeñan algunos componentes de la policía local desde el punto de vista de un humilde contribuyente.
No quiero que me malinterpreten, ni crean que no los respeto, ni que su función es crucial para la disminución de accidentes de tráfico. Pero, ¿quién ha visto a un policía a primera hora de la mañana, cuando se producen los mayores atascos, trabajando? ¿O dirigiendo el tráfico con un chaparrón? ¿o parando a un grupo de matones de esos que vemos a diario, con la música a toda pastilla?
Desde mi experiencia de pagador de multas, los veo poniéndomela en mi barrio cuando dejo el coche mal aparcado un segundo, mientras recojo algo que se me olvida en casa. Haciéndome llegar tarde al trabajo, algo sagrado en esta época, porque están haciendo un control rutinario. O quizás haciéndote sufrir una larguísima espera para formalizar una multa por la infracción que sea, con los tiempos que corren, que vale oro, nunca mejor dicho.
Y te trastorna verlos desafiantes ante los ciudadanos, no cuidan el no tener una imagen agresiva y chulesca con la barba a medio afeitar, la patilla terminando en pico, las gafas de aviador, el uso de vulgarismos en el habla, la poca diligencia y respeto hacia las personas… Y, es que entiendo la confianza en si mismo que irradian sus rostros, que con un gran sueldo (a pesar de su reducción, como todo funcionario, siguen teniendo), la tranquilidad que el Estado sea quien te pague y el poder de hundirte con el solo hecho de ponerte, o no, una multa en la crisis que atravesamos, les hacen irremediablemente sentirse superiores.
Y, ¿superiores a quién?, ¿es más respetable un policía local que el panadero de la esquina o el albañil que se pone a la cola del INEM? Todos somos iguales, no importa la preparación que tengan (no debe ser uno licenciado para trabajar ahí), ni el sueldo, ni nada de eso. Importa la función, eso si es respetable. La función que ejerce en su oficio cada uno de los ciudadanos que tienen la suerte de realizar.
Ojo, no pongo en duda la labor general de este cuerpo de seguridad, me debo sólo y únicamente a relatar circunstancias personales que se me suman y coinciden con el resto de viandantes, en la cola del bus, en la peluquería esperando tu turno, en la frutería comprando o charlando esperando el número del médico. Allí siempre surgen anécdotas que vienen a manchar la reputación de este oficio, que debía ser impoluto y que debido a la actuación de unos pocos muy ruidosos terminan siendo de los más criticados.
Yo sumo una más a mi anecdotario. Entrando a la zona de Nueva Málaga, en una esquina de un bar, seis agentes, brazos cruzados o en jarra, riendo abiertamente, hablando a voces, coches patrulla mal aparcados en el paso de peatones, otro ocupando dos plazas de minusválidos. ¿No se os cae el alma? No os entra algo por cuerpo cuando encima tienes una multa por estar en doble fila en tu barrio, cuando nadie ha protestado por querer salir, cuando allí todos conocen tu coche… cuando seguramente personas no van a pagar multas de este tipo porque el banco los tienen ahogados.
Es para hacer una protesta pacífica, como un sonoro aplauso de todos los viandantes que pasen por allí y los vean. ¿Es que tenemos que pedir una policía para esa policía? ¿Es que no conocen sus deberes y sus límites? Los ciudadanos interpretamos siempre, leemos las noticias, pagamos nuestros impuestos, sobrevivimos como podemos, no nos merecemos esto.
CARLOS HERNÁNDEZ BRAVO
No quiero que me malinterpreten, ni crean que no los respeto, ni que su función es crucial para la disminución de accidentes de tráfico. Pero, ¿quién ha visto a un policía a primera hora de la mañana, cuando se producen los mayores atascos, trabajando? ¿O dirigiendo el tráfico con un chaparrón? ¿o parando a un grupo de matones de esos que vemos a diario, con la música a toda pastilla?
Desde mi experiencia de pagador de multas, los veo poniéndomela en mi barrio cuando dejo el coche mal aparcado un segundo, mientras recojo algo que se me olvida en casa. Haciéndome llegar tarde al trabajo, algo sagrado en esta época, porque están haciendo un control rutinario. O quizás haciéndote sufrir una larguísima espera para formalizar una multa por la infracción que sea, con los tiempos que corren, que vale oro, nunca mejor dicho.
Y te trastorna verlos desafiantes ante los ciudadanos, no cuidan el no tener una imagen agresiva y chulesca con la barba a medio afeitar, la patilla terminando en pico, las gafas de aviador, el uso de vulgarismos en el habla, la poca diligencia y respeto hacia las personas… Y, es que entiendo la confianza en si mismo que irradian sus rostros, que con un gran sueldo (a pesar de su reducción, como todo funcionario, siguen teniendo), la tranquilidad que el Estado sea quien te pague y el poder de hundirte con el solo hecho de ponerte, o no, una multa en la crisis que atravesamos, les hacen irremediablemente sentirse superiores.
Y, ¿superiores a quién?, ¿es más respetable un policía local que el panadero de la esquina o el albañil que se pone a la cola del INEM? Todos somos iguales, no importa la preparación que tengan (no debe ser uno licenciado para trabajar ahí), ni el sueldo, ni nada de eso. Importa la función, eso si es respetable. La función que ejerce en su oficio cada uno de los ciudadanos que tienen la suerte de realizar.
Ojo, no pongo en duda la labor general de este cuerpo de seguridad, me debo sólo y únicamente a relatar circunstancias personales que se me suman y coinciden con el resto de viandantes, en la cola del bus, en la peluquería esperando tu turno, en la frutería comprando o charlando esperando el número del médico. Allí siempre surgen anécdotas que vienen a manchar la reputación de este oficio, que debía ser impoluto y que debido a la actuación de unos pocos muy ruidosos terminan siendo de los más criticados.
Yo sumo una más a mi anecdotario. Entrando a la zona de Nueva Málaga, en una esquina de un bar, seis agentes, brazos cruzados o en jarra, riendo abiertamente, hablando a voces, coches patrulla mal aparcados en el paso de peatones, otro ocupando dos plazas de minusválidos. ¿No se os cae el alma? No os entra algo por cuerpo cuando encima tienes una multa por estar en doble fila en tu barrio, cuando nadie ha protestado por querer salir, cuando allí todos conocen tu coche… cuando seguramente personas no van a pagar multas de este tipo porque el banco los tienen ahogados.
Es para hacer una protesta pacífica, como un sonoro aplauso de todos los viandantes que pasen por allí y los vean. ¿Es que tenemos que pedir una policía para esa policía? ¿Es que no conocen sus deberes y sus límites? Los ciudadanos interpretamos siempre, leemos las noticias, pagamos nuestros impuestos, sobrevivimos como podemos, no nos merecemos esto.
CARLOS HERNÁNDEZ BRAVO
3 comentarios:
Es lo que tiene ser policia, que tienen la obligación de denunciar las infracciones que observen. Claro a cualquiera que le pongan una multa le sienta mal, pero yo creo que eso se evita no comentiendo infracciones.
Lo demás son tópicos que carecen de cualquier relación con la realidad.
HAY MUCHOS ASPECTOS EN LOS QUE COINCIDO CONTIGO CARLOS, PERO NO SE PUEDE GENERALIZAR. EN TODAS LAS PROFESIONES HAY MUCHOS VAGOS QUE DAN UNA MALA IMAGEN DE ESA PROFESIÓN. UN SALUDO
Es inevitable que algunos que tienen algo de poder abusen de él y a los ciudadanos de a pie nos toque cumplir las normas "a rajatabla". Yo suelo hacerlo no sólo para evitar las multas, sino porque considero que así debe ser para que la convivencia sea posible. De todas formas, Carlos, me encanta que sigas teniendo ese espíritu inconformista que me temo yo hace tiempo perdí (aunque tengo un digno heredero en mi hijo), y que sigas escribiendo estos artículos que tanto me gusta leer. Gracias por todo ello.
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