SOLEDAD E INTERNET. LEONOR COTTA

APRENDIZA DE TODO

Hoy, afortunadamente, tengo un montón de amigas. Van llenando los días, nos comunicamos casi a diario: teléfono, messenger, citas, en fin, es un continuo. Estas amigas llegadas de Internet, aproximadamente de mi edad, son un encanto, por supuesto, cada una de nosotras con ideas y puntos de vista variados y difícilmente cambiables, cosa que tampoco es necesario ya que nos hemos amoldado bastante bien.


Como decía anteriormente, todos venimos de matrimonios acabados, por un motivo u otro, viudos los menos, pero hay algo que nos une a todos y nos hace idénticos, LA SOLEDAD, esa intrusa que un día se mete en tu vida y tu casa, que en determinados momentos te hace llorar y te da un sentimiento de enorme impotencia ante todo.

En determinados momentos también te puede llevar a hacer alguna locura, llevándote más soledad. Todos necesitamos de todos, se diga lo que se diga, eso no te hace dependiente, sencillamente hay que intercambiar pensamientos, risas, silencios, con esas personas que por algunas circunstancias aparecen en tu vida. Personas totalmente desconocidas, con distintas vidas en cuanto a nivel económico e intelectual, pero con un denominador común, la soledad

Cuando empiezas a andar sola el camino, en principio necesitas ese espacio solo tuyo, ese espacio en la nada, esa soledad, por supuesto, hablo desde mi experiencia personal, pero transcurrido ese tiempo tus manos necesitan otras manos, alguien que escuche tus preguntas en un principio y tus conclusiones más tarde.

He dicho preguntas porque, particularmente yo, me pregunté durante largo tiempo los porqués de todo lo acontecido en mi vida, por supuesto mal hecho, nadie podía darme esas respuestas y pensé que me volvía loca buscándolas yo misma, la conclusión es que sucedió y nada más, que a partir de ese momento, un mundo de oportunidades abría sus puertas a mis pies, que deseaban andar ese camino lleno de misterios pero seguro que mejor que el anterior, cuya puerta cerré y por la cual jamás volvería a entrar.

No es todo tan sencillo, por supuesto, deambulé durante dos años en pasos solitarios, mi dormitorio se convirtió en mi refugio y mi templo, también después visité sitios y distintos grupos ya formados donde no me encontré a gusto por motivos que no vienen al caso, sólo hacer una pequeña referencia a cómo, en algunos casos, las personas podemos ser duras con otras personas que buscan compañía y no recordar cuando nos hemos encontrado en esa misma situación, metámonos todos y que se salve el que pueda, en especial para hacerlo las mujeres, no nos damos apoyo, más bien solemos vemos rivales, los hombres en estos casos son más compañeros.

Lo normal es que a cierta edad tus amigos tienen sus vidas hechas, con sus parejas, hijos, trabajo y no te sirven, no quiero decir que se les deje por completo, son tus amigos de siempre, pero tu ahí, salvo para tomar un café y alguna visita de vez en cuando, para de contar. Ahora ya necesitas más, en tu casa, tus hijos no te necesitan y se hacen eternas la horas allí, leyendo o haciendo lo que sea.

Hoy encontré ese grupo, tengo una vida, que en principio, creí que no encontraría, amigas para disfrutar del tiempo libre, para compartir experiencias, llegaron virtualmente, para muchos una forma rara de hacer amigos, pero que resultó bien, tengo afinidad con unas más que con otras, eso pasa en todas partes, pero lo mejor de todo es la plenitud que hoy tengo en mi vida, gracias en parte a estas personas.

Cuando acaba una parte de tu vida es porque debe empezar otra, normalmente pensamos que ya la felicidad se acabó, pero no es cierto, lo mas seguro es que todo tiene su tiempo y debe comenzar otro tiempo, porque lo que si es seguro es que amanece cada día y cada día es una nueva oportunidad de hacer cosas, en definitiva, de vivir, hay muchas cosas por hacer aún y ninguno sabemos lo el destino o Dios nos tiene reservado, ¿no pensáis igual?

No hay comentarios: