EDUCACIÓN. JUANMA CAMPOS


Branding Social y Educación
Mientras visito la página de un amigo que trabaja en publicidad para la red, me tropiezo con un término, que aunque no nuevo, me llama laatención: Branding Social (Social Branding en inglés).

Me voy a la Wikipedia y leo lo siguiente: Branding Social es un proceso basado en las interacciones sociales por el cual se crea o construye una marca. Su objetivo es generar, en el nuevo entorno de comunicación actual e independientemente del canal o medio que se utilice, unas conexiones profundas entre la marca y sus principales grupos de interés, llegando a un punto o engagement en el que confluyen los intereses de ambos.

El artículo continua con esto ha generado la aparición de un nuevo consumidor denominado Crossumer, definido como aquel que carece de confianza en la comunicación de las marcas (dimensión emocional), que conoce el backstage del marketing (dimensión cognitiva o del conocimiento), que demuestra un papel activo en la validación de los mensajes y que participa de forma activa en el storytelling de las marcas (dimensión comportamental), viéndose las tres dimensiones potenciadas por el desarrollo de las nuevas tecnologías y la socialización en un contexto de elevada presión comunicativa por parte de las organizaciones.

Me pregunto si este nuevo escenario implícito en el Branding Social no es aplicable a la educación. A saber:
- En los centros de primaria y secundaria estamos inmersos en procesos de enseñanza-aprendizaje fundamentados en las relaciones sociales y en la creación de una marca. A la marca podemos asignar diferentes denominaciones: solidaridad, ciudadanía, formación integral, inclusividad, conocimiento, competencias básicas…

- El proceso de negociación se torna fundamental: debemos generar un punto de equilibrio entre el grupo de interés (nuestro alumnado) y la marca que queremos conseguir (priorizando las denominaciones anteriormente expuestas)

- Nuestro alumnado se ha convertido en Crossumers, su papel en la validación de los aprendizjaes dentro y fuera del aula es indudable. De tal manera que su carencia de confianza , de conocimiento, y, por supuesto, de comportamiento (en un gran número de casos) no permite generar esa retroalimentación tan necesaria para que la tarea educativa llegue a buen puerto…

Parece que términos tan dispares como marketing y educación no son tan antagónicos, y si es así, ¿tendremos que hacer campañas publicitarias para cada grupo de alumnos y alumnas?

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