ESPECIAL LA CRISIS. ENRIQUE VIAÑA REMIS


Enrique Viaña Remis

Licenciado en Ciencias Económicas y Comerciales por la Universidad Complutense. Premio Extraordinario Fin de Carrera. Doctor en Ciencias Económicas por la misma Universidad.

Ha impartido docencia en las Facultades de Ciencias Políticas y Sociología y de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense, y en las de Ciencias Económicas y Empresariales (Albacete) y Derecho y Ciencias Sociales (Ciudad Real) de la Universidad de Castilla-La Mancha, de la que actualmente es catedrático de universidad.
1. ¿Cuáles son a su juicio las causas de la crisis mundial?

Hay una causa estructural, o de orden muy profundo, y una serie de factores coyunturales, que la han desencadenado. La causa estructural es el creciente desajuste, que ha llegado a hacerse insostenible, entre el orden económico internacional diseñado en la conferencia de Bretton Woods (1944) y la nueva correlación de fuerzas entre las grandes potencias económicas, entre ellas, China y la India, con quienes no se contó a la hora de hacer el mencionado diseño. Las causas más coyunturales incluyen la subida del precio de los carburantes de origen fósil y las sucesivas burbujas financieras e inmobiliarias que el sistema ha tenido que inflar sucesivamente para ocultar (y ocultarse) los problemas de fondo.

2. ¿Y en España, a qué se debe la crisis?

España es un país que desempeña un papel subordinado en la división internacional del trabajo, con un nivel bajo de tecnología, relativamente intensivo en mano de obra. La creciente competencia con los países de bajos salarios (China y la India, entre otros) ha forzado una especialización en sectores productivos intensivos en mano de obra a la par que lo más a salvo posible de la competencia internacional. Estos sectores han resultado ser la construcción y los servicios asociados al turismo. A su vez, estos dos sectores se retroalimentaban mutuamente. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos (crisis de las hipotecas de alto riesgo) congeló el crédito a escala mundial, y estranguló en España a los sectores de especialización, especialmente la construcción, muy dependiente de las facilidades crediticias.

3. ¿Qué responsabilidad tiene el actual gobierno en la crisis?

En mi opinión, ninguna especial. El papel subordinado de España en la división internacional del trabajo hacía extremadamente difícil, si no literalmente imposible, un cambio repentino de especialización.

4. Algunos sectores están criticando el papel jugado por los sindicatos, se preguntan cómo es posible que en un país con más de cuatro millones de parados no se haya producido todavía ninguna huelga general.

La idea me parece ridícula. ¿Una huelga general, contra qué? El momento propicio para la huelga general está todavía por llegar. Véase, como muestra, el caso de Grecia.

5. ¿Qué opinión le merecen algunas soluciones como el retraso de la edad de jubilación o la propuesta de los empresarios de abaratar el despido?

El retraso de la edad de jubilación es prácticamente inevitable, dado el aumento de la esperanza de vida y la prolongación general de los estudios. Lo que habría que cuidar es que el retraso no sea uniforme en todos los empleos y sectores productivos. Hay que analizar caso por caso.

En cuanto al abaratamiento del despido, no creo que contribuya en nada ni a la creación de puestos de trabajo ni a la reactivación económica. Más bien, acelerará la destrucción de empleo.

6. ¿Qué otros cambios se podrían hacer, que necesariamente no afectara al abaratamiento del despido?

¿En la reforma laboral, supongo? Creo que el mercado de trabajo va a sufrir grandes cambios. El actual ha sido producto de la connivencia entre los poderes públicos y los intereses empresariales (¿por qué, si no, existen contratos temporales en España?) y es una verdadera ironía que los sindicatos tengan que estar defendiéndolo para no ir a peor. Esos cambios irán en la dirección de desinstitucionalizar a los sindicatos, y serán dolorosos porque los sindicatos se opondrán a ellos; seguramente, incluirán el abaratamiento del despido. Pero a la larga serán beneficiosos para ellos. Los asalariados los verán menos “aliados del poder” (lo que está detrás de la recriminación, un tanto infantil, de no haber convocado todavía la huelga general) y más como algo propio. Aumentarán la afiliación y la conflictividad social.

7. ¿Puede ocurrir en España lo mismo que está pasando en Grecia?

Sí. Cada día que pasa es más probable que ocurra. Forma parte del llamado “efecto contagio”. No tiene nada que ver con que España sea muy diferente de Grecia, sino con la percepción que los mercados tienen de esa diferencia, que no es muy grande. Si los mercados creen que España se parece a Grecia aunque no sea verdad, la prima de riesgo seguirá aumentando para la deuda soberana de España. Habrá que pagar intereses cada vez más elevados, hasta que la carga se haga insostenible. Y en España la cosa puede ser peor todavía que en Grecia, porque hay todo un Estado de bienestar que “adelgazar” para reducir el déficit-

8. ¿Qué medidas llevaría usted a cabo para salir de la crisis?

No se puede hablar de muchas medidas. Únicamente de la primera. Pondría al Banco Central Europeo a adquirir a largo plazo, al 1 por ciento de interés anual, toda la deuda soberana de los países de la eurozona, congelada en sus volúmenes actuales. Así pretendería independizar las políticas por el empleo de las veleidades e histerias de los mercados. Después observaría qué pasa.

9. ¿Cuándo acabará la crisis?

No antes de que Estados Unidos y China se pongan de acuerdo en una nueva arquitectura monetaria y financiera internacional que resulte viable.

10. ¿Qué cree usted que pensarán los países más pobres de la tierra de la crisis?

Afortunadamente, a ellos les afecta mucho menos que a nosotros. Para ellos, es más bien una fuente de oportunidades, como lo fue la Gran Depresión de los años treinta para los países de América Latina, por ejemplo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Qué opinión le merece las medidas que ha tomado hoy el gobierno?