TRAGEDIA AÉREA EN POLONIA. RAFAEL STURLA

Tragedia aérea de Polonia: ¿accidente?, ¿casualidad?

El pasado 10 de abril el avión que transportaba al Presidente de Polonia Lech Kaczynski así como a numerosos militares y miembros del Parlamento de ese país, que se disponían a acudir a conmemorar la matanza de Katyn se estrelló cerca de Smolensk, causando la muerte de todos ellos.

Una tragedia sin duda y que, desgraciadamente ocurre con más frecuencia de la que desearíamos.
Pero hay algo negro en todo este asunto, que no pinta nada bien y que me intriga, me “excama”.
Para explicar todo esto habría que remontarse 70 años atrás; a la 2 Guerra Mundial y conocer qué fue la matanza de Katyn.
La masacre de Katyn ( también conocida como matanza del bosque de Katyn) fue la ejecución en masa de ciudadanos polacos (muchos de ellos oficiales del ejército polaco hechos prisioneros de guerra) por la Unión Soviética durante la 2 G.M. Aproximadamente entre 15.000 y 22.000 polacos fueron ejecutados durante la primavera de 1940.
El descubrimiento de las fosas por la Wehrmacht (ejército alemán) condujo a la ruptura de las relaciones entre el gobierno polaco en el exilio (en Londres y de cuyo Primer Ministro hablaremos luego) y la Unión Soviética.
No será hasta 1990 y con Mijail Gorvachov, cuando se aclarará la responsabilidad de la Unión Soviética.
Pues bien, la cosa se pone interesante, más aún, cuando hacemos referencia al mencionado Primer Ministro de Polonia en el exilio.
Su nombre es Wladislaw Sikorski. Además de Primer Ministro fue Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas polacas. Ayudó al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Polonia y la Unión Soviética, que habían sido duras tra la invasión polaca de 1939. Sin embargo, en abril de 1943 Stalin rompió las relaciones soviético-polacas tras la petición de Sikorski de que la Cruz Roja Internacional investigara la masacre de Katyn. En julio de 1943, Sikorski murió en un extraño accidente aéreo, nada más despegar de Gibraltar.
Las circunstancias exactas de su muerte permanecen en discusión, lo que ha avivado las teorías actuales de asesinato a manos del Servicio Secreto británico o incluso soviético.
Lo que no se me puede negar es que el asunto da para mucho.¿Acaso no extraña a nadie? A mí todo eso de las conspiraciones me pone los bellos de punta aunque; por otro lado, también pienso que es propio de “pelis “ de una Guerra Fría ya pasada moda.
Lo cierto es que seguramente nunca sabremos del todo lo que ha ocurrido exactamente. Pero bueno, la Historia está ahí. No juzga ni saca conclusiones. Eso nos corresponde a nosotros.

RAFAEL STURLA

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