MIGRACIONES Y XENOFOBIA. JESÚS MARTÍN OSTIOS



LECCIONES DE HISTORIA. LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA
En los años sesenta y setenta más de un millón de españoles abandonaron nuestro país con destino a los países de la Europa Occidental. Francia, Suiza, Alemania, Bélgica, Holanda… fueron los principales destinos de los inmigrantes españoles. Y pese a lo que solemos escuchar que esos emigrantes españoles entraron de manera legal, los datos nos dicen todo lo contrario. Navegar por Internet o por los libros de Historia ayuda en este sentido.

La opinión acerca de los inmigrantes no fue unánime en los países receptores y se modificó con el paso del tiempo. Una parte de la población temía que la llegada de inmigrantes significara pérdida de derechos y pérdida de la identidad nacional, especialmente hubo un amplio rechazo entre los sectores más pobres de la población de cada país y entre los que convivían más cerca de los inmigrantes. No sé si les suena esta historia con la actualidad.

Y hago este repaso histórico al respecto de una charla que tuve hace poco con un vecino que vive ahora en Luxemburgo y que pasa largas temporadas en Málaga. Marchó al extranjero por la situación de miseria que vivía nuestro país. Y me dice que el trato que recibieron de la población luxemburguesa no fue el más adecuado. Añadía a esta reflexión “Igual que aquí en España en la actualidad que cuando vienen se les da de todo”. Cómo hemos cambiado pienso yo. No debería ser un motivo de alegría que haya cambiado la situación en la que se reciben a los inmigrantes. No debería ser un pequeño resquicio de esperanza en este mundo en el que vivimos. Que pronto nos olvidamos de nuestra Historia.

En el caso suizo llama la atención como los partidos conservadores intentaron reducir el número de extranjeros. En 1970 trataron de reducir el número de extranjeros que era de un 17 % a un 10 %, en 1974 propusieron la expulsión de 450.000 en tres meses, mientras que en 1977 propusieron reducir la población extranjera al 12.5 % y poner una cuota anual de 4000 inmigrantes. Estas leyes fueron rechazadas por el pueblo suizo en varias ocasiones. Eso es lo que me lleva a pensar y a creer que en nuestro país son muchos los que entienden las circunstancias por las que pasa el inmigrante y que le hacen abandonar sus países. Hecho este último que muchos no valoran. ¿O no se han imaginado qué estos inmigrantes deben abandonar a sus familias? ¿O no saben lo difícil que es llegar a un país nuevo sin conocer el idioma?

La ultra-derecha se está extendiendo en esta Europa que ha olvidado sus raíces y un concepto tan importante como el de la utopía. La Liga Norte de Umberto Bossi en Italia, Amanecer Dorado de Nikos Mijaloliakos en Grecia, Ataka de Volen Siderov en Bulgaria, Jobbik de Gábor Vona en Hungría, el Partido Nacional Eslovaco de Jan Slota, la Alianza por el Futuro de Austria de Josef Bucher, el Partido Liberal Austriaco de Heinz-Christian Strache, los Verdaderos Franceses de Timo Soini, los Demócratas suecos de Jimmie Akesson, el Partido del Progreso de Sviv Jensen en Noruega, el Partido Popular Danés de Piak Kjaersgaard, el Vlaams Belang de Bruno Valkeiniers en Bélgica, el Partido de la Libertad de Geert Wilders en Holanda, el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o el Partido Popular Suizo de Toni Brunner… todos ellos promueven un discurso xenófobo que alcanza cifras importantes en algunos países como Suiza /28.9 % de los votos), Austria (28.3 %), Noruega (22.9%) o Finlandia (19 %).

Esta es la triste realidad de una Europa excluyente, xenófoba, racista, populista, fanática, hostil, intransigente, intolerante… Ante esta realidad hay que luchar por todos los medios, no olvidando los millones de europeos que marcharon a América en busca de una vida mejor durante el siglo XIX, o el más de millón de españoles que abandonaron nuestro país para convertirse en la mano de obra barata ante una España sin perspectivas de futuro. La Historia vuelve a darnos las respuestas y debe hacernos reflexionar sobre el mundo que estamos construyendo.

JESÚS MARTÍN OSTIOS

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