ÁFRICA, EL GRAN OLVIDO
PUBLICADO EN REVOLUTION IN SPAIN
''Los niños se ponen ante nosotros, estirando los bracitos y suplicando que los cojamos. La mayoría tienen heridas con las que intentan llamar nuestra atención (...) Un niño nos muestra un gran agujero en el cráneo. Otro tiene un trozo de hueso fuera de su sitio. Habría unos diez. Los llevamos a todos al campamento. Pero cada vez hay más niños que llegan abriéndose paso hacia la alambrada. Los diez del aparcamiento se convierten en veinte. Se apretujan contra los cascos azules. Miramos sus labios cortados y pálidos por la deshidratación, pero sonrientes. Creen que ahora que están con nosotros han escapado de la muerte. (...)
Son los padres quienes, con sus propias manos, están empujando a sus hijos por debajo de la alambrada. Los cuarenta niños han alcanzado ya el centenar. Están sentados encima de los sacos; hay bebés deshidratados sentados sobre las rodillas de niños de seis años heridos y todos ellos están tan sucios que no se les puede tocar. Hace ya varios días que los excrementos les resbalan por las piernas hasta caer al suelo. A juzgar por los restos secos, todos ellos tienen diarrea. En Kibeho no queda una sola gota de agua y, por supuesto, no la suficiente para poder lavar a un niño enfermo.
Y continúa el relato:
Otro bebé cuelga de las manos de un soldado. Los refugiados están intentando salvar a sus hijos lanzándolos por encima de las puertas. ''¡Cógelo! Tengo que cogerlos, si no se caen al suelo y se matan'' grita el casco azul presa del pánico. (...) No doy abasto a recoger bebés y niños pequeños. Resuellan por falta de aire, algunos están inconscientes, otros han muerto aplastados. Los soldados zambianos (cascos azules), agarrándose fuertemente con una mano en lo alto de la puerta para no caerse, van cogiendo en el aire a los niños que les tiran y con un movimiento del brazo los barren hacia nosotros. Los cojo de una pierna y los dejó rápidamente en el suelo para coger a otro. Cuando empezamos a tropezar por la cantidad de niños que hay los llevamos al dormitorio de los soldados. Con los brazos llenos corremos de un lado a otro y los vamos amontonando hasta que llega un momento que ya no podemos correr sin pisarlos. Los niños lloran, vomitan y se arrastran unos encima de otros. A uno le han aplastado y otro tiene problemas para respirar. Otro más se golpea la cabeza contra el muro de piedra histéricamente.''
Extraído de Linda Polman, De brazos cruzados. El fracaso de la ONU en los conflictos internacionales.
Si tuviéramos que definir en una palabra la cobertura informativa sobre África, ésa sería ''silencio''. La imagen de África es la de un continente sumido en una tragedia de la que no aparecen responsables, ni soluciones, ni propuestas. No existen líderes políticos que despierten la simpatía de los grupos de solidaridad occidentales, los africanos parecen abocados a enfrentamientos étnicos y tribales que resultan incomprensibles en nuestra sociedad y que ayudan a consolidar la percepción de que se encuentran en un atraso tal que difícilmente pueden ser ayudados.
Durante seis meses (desde octubre de 1995 hasta marzo de 1996) 18 estudiantes de periodismo de diferentes universidades de Barcelona recopilaron 14.852 fichas correspondientes a otras tantas piezas periodísticas publicadas en nueve diarios (dos internacionales - Le Monde y Herald Tribune-, cuatro de amplia distribución en Cataluña- El Periódico, La Vanguardia, El País y Avui- y tres de ámbito más local). En el estudio llamó la atención el bajo número de entradas dedicadas a África especialmente si se tiene en cuenta que la mitad de ellas son breves. La cantidad aumentaba ligeramente si se trataba del Magreb con respecto al África subsahariana debido a la estrecha relación que hay entre esa parte del continente y España.
También se apreció que el nivel de cobertura estaba condicionado por el carácter de antigua metrópoli del país del medio de comunicación: de esta forma el francés Le Monde dedicaba más espacio a África mientras que el español El País lo hacía con América Latina. Pero otro elemento mucho más inquietante es que el 92% de las informaciones del África subsahariana y el 78% de las del Magreb procedían de fuentes indirectas, es decir de despachos de agencias o de otros servicios informativos, no de corresponsales o enviados especiales. Incluso alguna información firmada por el corresponsal se limitaba a refritos de teletipos o medios de comunicación del país de origen o su entorno, el periodista no estaba en el lugar de los hechos.
El trabajo también analizó las temáticas de las noticias y se comprobó que el mayor porcentaje de las informaciones de África, el 11,6, era sobre deporte, concretamente sobre deportistas africanos afincados en Europa, especialmente futbolistas, o el rally Paris-Dakar. No era así en el caso del Magreb, explicable según el estudio por los lazos de Marruecos con España y de Francia con Argelia. En aquel periodo disfrutó de una atención especial el conflicto islamista-argelino, mientras que a la polémica del Sahara occidental entre Marruecos y la República Árabe del Sáhara occidental se le dedicaba relativamente poco espacio.
Lo mismo ocurre en otros puntos de occidente. África es uno de los continentes que tiene menos cobertura en los medios estadounidenses. Y cuando las naciones llaman la atención de los medios, la cobertura se centra en catástrofes, conflictos o la corrupción y, en general, se ofrece cierto trato benévolo a la intervención extranjera, sea ayuda financiera y humanitaria, o una severa postura paternal de fingida preocupación por los derechos humanos. Pero la actividad militar de EEUU pasa en gran parte inadvertida.
Prácticamente todo lo que pasa en el continente es invisibilizado en nuestros medios. Estamos hablando de un continente compuesto por más de 50 estados, en el que se hablan más de mil lenguas, y en el que la diversidad étnica y cultural es enorme y muy rica. Esa diversidad nunca se refleja, nos hablan de África que no se entiende sin occidente, es decir, África interesa siempre en relación con el otro y nunca como entidad independiente, con sus particularidades propias.
El analista Txente Rekondo, del Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN), considera que el sentir general es una especie de ''África no existe'', y la mayor parte de la información que nos presentan está elaborada por fuentes ajenas al propio continente, en consecuencia no es difícil señalar a qué intereses obedecerá la misma.
Según él, podríamos calificar a África como el continente desaparecido en los medios de comunicación occidentales. Su protagonismo está ligado a desastres naturales, hambrunas, SIDA, guerras... y en todo momento se oculta la influencia colonial europea en la nueva realidad. El legado colonial pasa en los análisis como una cosa del pasado, sin ninguna relación con los acontecimientos del momento, cuando buena parte de la culpa de lo que acontece ahora allí es la presencia y actuación de los actores coloniales en África.
En los medios, todos los males de la situación africana se relacionan con supuestos enfrentamientos étnicos, muestran la figura del salvaje negro incapaz de adaptarse a los modelos o pautas occidentales establecidas a partir de la llamada democracia capitalista. Y todo pasando por alto la cultura, las tradiciones o las formas de organización social de esos pueblos.
Además de poco atendidas, las ''tragedias'' africanas se suelen presentar desconectadas de las políticas del primer mundo, casi como maldiciones divinas: sequías, sida, guerras étnicas. José García Botía, especialista en África y residente en el Congo señala que en la memoria colectiva occidental parece que ha permanecido como síntesis de lo que ocurre en la región africana de los Grandes Lagos -y por extensión en general en los conflictos en África- que las causas de estas guerras son los enfrentamientos étnicos, como si fuera algo innato en África que las distintas etnias tuvieran que matarse entre sí.
En otras ocasiones, más que ausencia o deficiencia de contexto para informar sobre África, son flagrantes errores que muestran que al medio nunca le interesó profundizar seriamente. Un diario regional español entrevistó a un misionero en Uganda que hablaba de una guerrilla maoísta, cuando se trataba de un grupo ultra-católica llamado Lord's Resistance Army. Es tan sólo una pequeña muestra del sentimiento de desinterés hacia África que ha generado en nosotros la cultura mediática occidental
1 comentario:
Ni siquiera merece comentarios el articulo?, es una gran verdad que deberiamos solucionar lo antes posible. Todos somos culpables.
Publicar un comentario