DEL TANGO AL BLUES (Y VUELTA AL SUR)
Si una mirada de desolación se te escapa cuando tu colega de verdad te ve de reojo, sabes lo que va a decirte: «It is only rock ´n´ roll». Y como un padrenuestro aprendido desde la infancia, contestas inevitablemente: «But I like it». Nos ponemos metas cada vez más altas, a veces superas, a veces te estampas, como un cromo en un muro. Así es el mundo de los que disfrutamos creando. Después de todo, pese a quien le pese, el medio es la primera exhalación de placer, que pone en órbita todo el cuerpo y la mente dispuestos para una danza de sensualidad que culminará en «la obra», «la canción», «el poema» o «el dibujo».
A partir de aquí sólo confusión, vetos, ignorancia infundada...esta es la respuesta en nuestro país. Hablo de la SGAE, de la propiedad intelectual, de la televisión y radio estatal, de la prensa mediática. Un muro que ya quisiera haber visto Pink Floyd porque le hubiera dado tema para 3 discos.
Es como una maldición, un consenso generalizado y consentido por la mayoría, una ceguera heredada y una sordera impuesta. Un añadido llega por otra vía. La noche de presentación de «Del tango al Blues (y vuelta al Sur)» cantábamos, ya a altas horas de la noche, con mucha ironía, el «Libertad, libertad» de Jarcha. Sí, con ironía. El día a día nos hace quijotes entre arena y polvo. La solidaridad entre los que estamos en el mismo frente es casi inexistente. Y esto es un coladero para minas. La trampa la servimos en bandeja y a nuestro pedestal de víctimas le seguimos añadiendo un escalón.
En los 60 ya existían rockeros/as en el país. Por entonces la culpable del veto a la creación intelectual y emocional era la dictadura. Y ahora ¿cómo se llama? Censura no hay, pero sí zancadilla, hermosas espaldas, silencio y manipulación. Que me cuenten en la tele que Amaral es un grupo de rock o que Juanes sea el representante por excelencia del «rock latino» me parece un insulto y una grave falta de respeto, además de una ignorancia supina de la historia y el presente de la música.
Que Antonio Gala se saque de la manga un libro por año, con su copyright en orden, como muchos otros «grandes» del mundillo literario también es más de lo mismo. Que tengamos que asistir a la tropogésima vez que la reina Sofía expone las obras de Picasso....Con todos mis respetos a los que fueron maestros en su momento, ahora mismo, justo ahora, se sigue innovando con maestría. Y sin embargo, no hay discográfica que se atreva a producir a muchas bandas geniales que en este san Internet, santo Myspace podemos oír.
Ni la SGAE está por la labor de colaborar con ellos, a sabiendas de que sólo les falta un empujón, no que le pidan más pelas. Ni hay un solo programa decente en televisión cuyos productores nos den una visión actualizada del rock. El Rock sigue siendo pecado en este país.
Seguimos estando condenados, actuantes y oyentes, no sé bien por qué. Y además, aguantando la mentira que pretenden vendernos. ¡Que vienen AC/DC a España a tocar! o ¡los Rolling Stones! ¡Eh! esto sale en el telediario, primera, segunda y tercera edición del día. Sí señor, ¡toma actualidad! Venerables abuelos del rock, que con la información de sus conciertos ya vamos todos servidos. Que tú, escritor vocacional, si no tienes el respaldo de alguien «famoso», verás apolillarse tu obra sobre la mesa de uno de los despachos de la propiedad intelectual esperando tu copyright, porque antes tienen que darle salida a tantas obras importantes: libros de autoayuda, premios Planeta...
¡Ay, madre! que no quiero otra recopilación de los Beatles para Navidad. Que llevo cerca de un año intentando encontrar el disco de Jonathan Tyler y no hay manera por la vía convencional. Y a todo aquel que se pregunte qué hace este tipo le diría: «only rock and roll, but I like it».
MARÍA RAMOS GALLARDO
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