DOS CANTERAS Y UN DESTINO. SERGIO RUIZ ANTORÁN.

DEPORTE Y VALORES
PUBLICADO EN http://puertatras.wordpress.com/

La Federación España de Baloncesto alteró esta temporada el modelo de los Campeonatos de España de categorías de formación. Eliminó la fase previa de intersectores y amplió de 12 a 32 los equipos participantes, provocando de esta forma que todas las federaciones presentaran al menos un representante y dos o tres aquellas comunidades con más licencias, además del organizador.

El cambio posibilita que clubs modestos accedan a esta fase, ‘democratizándose’ la competición, aunque la diferencia de niveles provoca que en la primera fase, citando ya al Campeonato de España cadete, se hayan producido resultados muy abultados en casi todos los grupos. El hecho de que los cuatro semifinalistas partieran desde dos de los ochos grupos de esta primera fase debe hacer preguntar a la FEB si debe realizar algún ajuste en el sorteo para promover una mayor igualdad. Otra reforma que debería debatirse es la opción de ampliar el campeonato en otras rondas para los equipos que quedan eliminados en la primera fase y en octavos y cuartos, algo que sería beneficioso para la organización, los equipos participantes y el seguimiento en situaciones competitivas de todos los jugadores.

En el Campeonato de España cadete de Zaragoza, Utebo y Alagón estuvo presente todo el espectro del baloncesto español. En él se unieron, organismos poderosos con miras internacionales con otros clubs modestos de ciudades pequeñas con objetivos totalmente divergentes, pero con sólidas coincidencias orientadas a la formación. Ponemos como ejemplo dos equipos de dos comunidades muy representativas en estas categorías: Andalucía y Cataluña. Hablaremos de cómo se afronta un Campeonato de España siendo el Jaén CB o siendo el FC Barcelona. No es lo mismo, pero es igual. Ahora entenderán por qué.

Manolo Higueras se conoce bache a bache los 70 kilómetros que hay entre La Carolina y Jaén. Es un recorrido que hace, al menos, tres días a la semana, si no son más. Le pagan la gasolina. Es su salario por entrenar al equipo cadete del Jaén CB, subcampeón de Andalucía superando en semifinales al Unicaja 96. “Dos días entrenamos cuatro horas y el viernes podemos alargar hasta las tres horas”, reconoce Manolo, que compatibiliza este cargo con el de seleccionar provincial.

Marc Calderón es de Badalona. Esta es su primera temporada en el Barcelona. Cuando pasea por el pabellón del Siglo XXI o el Príncipe Felipe no para de saludar a unos y a otros. En un hombre conocido. Su trayectoria en el Joventut (de mini a asistente del Prat de LEB) le cargó de títulos, éxitos y reconocimiento y, sobre todo, la experiencia de haber entrenado, entre otros, a Ricky Rubio en sus primeros pasos por la Penya. En la final se enfrentó con su exequipo, al que había superado en el campeonato catalán tras muchas horas de trabajo. “Entrenamos cuatro días a la semana, de los cuales tres hacemos físico y también algunos jugadores hacen extra de tecnificación”, explica el joven técnico catalán.

Marc y Manuel son dos entrenadores jóvenes que viven en dos hemisferios muy diferentes del baloncesto de formación. Uno dispone de una multitud de medios a su alcance, puede disponer de jugadores de todo el mundo, sus objetivos competitivos son máximos. El otro se las desea para buscar un torneo o rascar horas en un pabellón para entrenar.

En toda la provincia jiennense hay veinte equipos cadetes separados en dos categorías. El Jaén CB tiene dos equipos, uno por generación en cada una de las divisiones. “En el club hay unos 500 niños y niñas jugando al baloncesto”. El conjunto de Manuel Higueras, el de segundo año, acabó invicto la fase regular tras doce partidos en los que promedió 105 puntos anotados por 43 recibidos. En el playoff final se impuso al Andújar y ambos representaron a la delegación provincial en el CADEBA que se celebró en Málaga. “Como la Liga es pequeña la final se juega al mejor de cinco partidos. Terminas jugando siete encuentros contra el mismo equipo durante una temporada. Nos terminamos conociendo al dedillo”, comenta Manuel.

La plantilla del Jaén CB cadete la componen doce chavales. Cuatro no viven en la capital: Javi Jiménez de Úbeda, Jesús Lara de Linares, Maxi Pérez de Martos y Melchor Baltasar de La Carolina. Sus padres los llevan puntualmente a todos los entrenamientos. Para preparar su participación en el Campeonato de Andalucía, Manuel se encargó personalmente de encontrar dos torneos en los que enfrentarse a los dos clubs más potentes de su Comunidad: Cajasol y Unicaja. “Estuvimos en un torneo en Huelva y en otro en Marbella. Fuimos en autobús y pagándonos nosotros los gastos”, advierte el entrenador de La Carolina.

“Dos en Canarias, otro en Zaragoza, el de Terrassa… muchos, muchos torneos”, enumera Marc haciendo memoria. Al Barça no le faltan oportunidades para medirse con los mejores. Todos los organizadores les quieren invitar para ver a sus reconocidas promesas. El nivel cadete en Cataluña es tan alto que no tienen que hacer como, por ejemplo en Málaga, donde Unicaja 95 compite en Provincial y el 96 en júnior. El ‘cadet A’ del Barcelona compite en Preferente enfrentándose a los 16 mejores equipos de las cuatro provincias catalanas. Los conjuntos cadetes en Barcelona se cuentan por centenares. “Este año sólo perdimos dos partidos, ante el equipo del Barcelona de primer año y el Joventut”. A la Penya le vencieron en la Final Four catalana, pero en Zaragoza no pudieron repetir en una final a la que llegaron invictos. Algunos de sus jugadores, como Bernat Camarasa, son además asiduos de la plantilla júnior.

Marc Calderón descubre que conoce ya los nombres que seguirán el año que viene y que su objetivo es que todos pasen al júnior, aunque eso es imposible porque no caben todos. Tienen muy marcadas las bajas y las altas. La captación se hace a conciencia. Las cartas están marcadas. La labor del scouting es muy exigente y su búsqueda abarca “todo el mundo”, recalca Marc. “Tenemos un brasileño porque se ha ido a Brasil, pero también se va a Africa… Ojalá todos pudieran ser de aquí, pero el Barça tiene que buscar los mejores. Queremos ser campeones de Europa y para lograrlo tenemos tener a los mejores y por eso hay que buscar en todo el mundo”.

El brasileño que cita Calderón es Fernando Henrique Andrade, una torre de 2.05. El equipo cuenta además con un chico de Figueres, Adriá Cantenys. Ambos viven en la Masía, con todos los canteranos becados del Barça, donde convivieron Messi o Iniesta, y van al mismo instituto. Dentro de poco tendrán que hacer mudanza. “Es el privilegio de estar en el Barcelona, que permite tener esa infraestructura. Entrenamos en Sant Joan Despi, en el complejo deportivo Joan Gamper, que es donde entrena el fútbol. Nosotros tenemos un pabellón que se parte en tres pistas transversales donde entrena el balonmano y el fútbol sala. El año que viene La Masía, donde siempre han estado los becarios, se integrará dentro del complejo y vivirán a quince minutos de donde entrenan”, comenta Marc Calderón.

El valor del Barça, con un presupuesto de 30 millones en su sección de baloncesto, no se cifra únicamente en edificios, gimnasios, residencias… Los recursos humanos son su mejor tesoro. La cantera de básket está dirigida por Jordi Ardevol, el hombre que trajó a España a Serge Ibaka. Calderón contaba con un experto grupo de colaboradores en el Campeonato de España. Su ayudante es Jorge Dorado, el delegado es Manel Muñiz, el preparador físico es José Luis Blanco y un fisioterapeuta Jordi Aubach. No se para aquí la lista. “En el Barcelona tenemos un servicio médico muy completo y el preparador físico del segundo equipo también está con nosotros en todo momento”, comenta el técnico culé.

Manuel Higueras está muy orgulloso de su ayudante, Andrés Jiménez, que no tiene nada que ver con el exjugador azulgrana, pero sí con el escolta del Jaén CB. Es su padre. Hay que tirar de la familia. También para completar el presupuesto del club. “Pagan una cuota de 300 euros al año para cubrir los gastos. Para este Campeonato de España han tenido que pagar 50 euros de más”, insisten Manuel y Andrés, que lamentan la falta de apoyos en una provincia que sólo cuenta con un equipo en EBA (Andújar) y otro en Primera Nacional (Linares). Para el Campeonato de Andalucía recibieron un pequeño apoyo de una cooperativa de aceite local. Los periódicos de Jaén siempre tienen un hueco para resaltar cada una de sus hazañas. Y tiran del pabellón que les cede el Instituto Jabalcruz para rellenar horas y horas de entrenamiento bajo techo.

Los chicos viajaron en autobús hasta Zaragoza y los padres llegaron por sus medios el día antes de enfrentarse al Iberostar Canarias. No eran los únicos jiennenses presentes en el torneo. Dos de los jugadores más destacados del Real Madrid (Javier de la Blanca) y del Unicaja (Samuel Montoro) formaban parte de este grupo en sus primeros años de formación, antes de que fueran becados por clubs más potentes. Sin ellos, esta generación ha logrado varios subcampeonatos de Andalucía. Javier Santabárbara, que se lesionó en el primer partido y casi no pudo enfrentarse al CAI y Baskonia (0-3 en el Nacional), no salió de Jaén, pero aún así logró estar con la selección española en el último Torneo de Iscar. Compartió vestuario con los barcelonistas Bernat Camarasa, Adriá Cantenys y Carles Barrera.

Este no es el único canal de conexión entre estos dos puntos cardinales del baloncesto de formación en España. Manuel y Marc comparten un comportamiento sosegado en el banquillos, donde la palabra domina al grito, donde la economía de gestos actúa en la escena, donde se gobierna por confianza y respeto y no desde el temor. Comparten su amor por el baloncesto, su pasión y su dedicación por unos muchachos a los que no sólo quieren enseñar una finta, una mecánica de tiro o un sistema defensivo. Sus objetivos a lo largo de una temporada no se marcan solo en victorias o derrotas, se marcan en valores. “Nuestro objetivo, el primero, es formar personas.

En el club eso está muy claro, como se ha visto con el ejemplo del fútbol, y en La Masía es el que impera en el día a día. Porque hay muy pocos elegidos para llegar a la ACB y ese ya hace más horas que el resto, hace tecnificación, pero si no es una buena persona, no tiene una cultura, luego acarrea unos problemas para el equipo y para él mismo”, esgrime Marc Calderón, en un párrafo que continúa Manuel Higueras. “No sabemos dónde jugarán estos chicos en un futuro, pero queremos que adquieran esos valores y esos recuerdos de los años en los que estuvieron juntos”. Dos territorios, dos horizontes, dos clubs, dos equipos, dos entrenadores, un objetivo: educar con baloncesto. O esa es la idea.

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