LA ECONOMÍA EN EL CORAZÓN. JUAN MANUEL LEIVA

LA ECONOMÍA DEL CORAZÓN Las claves para una actuación urgente y acelerar el proceso: VOTAR EN BLANCO

Es importante saber que los líderes políticos de nuestro mundo, la élite política, son satanistas, pues es condición sin ecuanum para acceder a los niveles mas altos de poder en la Tierra. Que su poder no es por méritos propios, sino debido a rituales satánicos o de alta magia.

Esto dicho así parece increíble, a mi me lo parecía en un principio, pero es importante conocer esta realidad y saber el por qué, es nuestro derecho y deber investigarlo, y en la Red hay información sobrada, no solo para saber en quienes depositamos nuestro voto y confianza, si no, más si cabe, saber en el medio espiritual o energético en el que nos desenvolvemos, y dentro de nuestras legítimas aspiración a conocer la verdad y saber a qué atenernos.

Tampoco es de extrañar que así fuese, pues tal y como anda este mundo, no podemos pensar que detrás haya alguien con buenas intenciones o al menos con un poco de luces o sentido común. Sin embargo, siempre he achacado el problema de este mundo tan violento y desgraciado, con guerra por todos lados y de tan agudo y extendido sufrimiento, al atraso evolutivo de determinadas culturas (también de la nuestra en su momento) de razas más primitivas, violentas o poco civilizadas, también a las propias reglas impersonales de este mundo competitivo, producto del egoísmo que todos sumamos y de la letal indiferencia hacia las desgracias y necesidades de los demás, a la que todos contribuimos inevitablemente al pertenecer a un mundo globalizado, y gracias a estas reglas del juego que machacan irremisiblemente a los más débiles y desfavorecidos.

Un mundo de 'salvase quien pueda' y 'si yo estoy bien, el mundo está bien'. También lo achacaba a la espectacular “suerte” de muchos psicópatas, que en vez de tomar el camino del manicomio como lógicamente debe ser para tan peligrosas patologías psíquicas, extrañamente toman el camino del poder y de momento se ven liderando los destinos de un país, sometiendo a sus gentes a sus desvaríos, presas fáciles e indefensas ante los ataques incontrolados y salvajes de esas psiquis desequilibras, inconscientes, y todo esto ante la increíble indiferencia, impasible mirada de gobiernos que creemos buenos y civilizados, sin que nadie ponga limite a tanto desmán, sino todo lo contrario, apoyándolos si hay alguna posibilidad de saquear esos países.

Pues a pesar de ver esto todos los días en todos los telediarios como un disparate monumental, confiando que no tardaría en aparecer alguien, de los que confiamos y nos representan, que le pusiera freno ¿cómo iba a imaginar que todo esto está conscientemente orquestado en la sombra y que la gente que maneja los hilos del poder y los políticos títeres que dan la cara por ellos, tan formalitos que se les ve, con tanto estilo y pulcritud, de tan buenos modales y convicciones morales, tan voluntariosos ellos por el bien colectivo, de tanto palabrerio fino y tan estudiaos, como iba a imaginar que rinden culto al mismísimo demonio? tal y como cualquier feligrés o devoto pueda hacerlo a nuestro dios oficial, que se supone bueno. Y tal y como ocurre con la magia o hechicería de bajo nivel que suele hacer mucha gente para conseguir bienes, cosas materiales o favores, normalmente fastidiado a terceros.

Pues así, pero accediendo a las más altas cotas de poder, adorando y vendiéndose y vendiéndonos al mismísimo kapo del inframundo, que haberlo “haylo”, al precio de subyugar a las naciones y de su sacrificio. Pues si para la mafia planetaria es necesario tener a las naciones esclavizadas para someterlas y obtener el servilismo de estas y tenernos controlados sujetos a través de nuestras necesidades y debilidades, las entidades malignas sacian sus necesidades energéticas del sufrimiento y miedo colectivo que se destila de tan salvaje conducta humana y traición.

Bien, esto parece difícil de creer, pero todo apunta en ese sentido, por eso digo, vuestra responsabilidad es averiguarlo, pues está en el trasfondo de todo lo que nos atañe directa y personalmente, y porque para que esto se dé, tiene que haber unas energía que lo apoyen, y esa energía salen de nosotros de la masa esclava, de nuestras imperfecciones y bajas pasiones. Ellos (quienes se alinean conscientemente con el mal), su poder lo toman de nosotros en sus diferentes manifestaciones, tanto materiales con nuestro trabajo en condiciones de esclavitud, como con los inmateriales, con las energía que ponemos en circulación con nuestra deseos, debilidades e imperfecciones, que aglutinan y fomentan para devolvernos a nosotros en forma de técnicas de esclavitud. Unas energías que sumamos entre todos y que canalizan y egregorizan como energía con entidad propia, de muy baja densidad y muy mala condición, y leche

Ante tal falta de consciencia de la gente y pocas luces con nuestras inclinaciones materiales, de pretender cifrar nuestra felicidad en la adquisición de cosas materiales y darle cancha a nuestros bajos deseos y ambiciones desmedidas, los malos, que manejan todo esto, saben manipular para potenciar tal inclinación y ello lo reviste, nos lo venden y decoran como valores sociales.

Los medios de comunicación dominados por la élite, que son todos los importantes, nos vende esos valores sociales: Sociedad del bienestar basada en el consumo, competitividad sana con el deporte, aspiración legítima a la riqueza y el dinero fácil, triunfar en la vida en base a la acumulación de bienes, idolatrar la supremacía sobre los demás, la realización personal en base al triunfo sobre los demás, las acciones heroicas eliminando malos (desde pequeñitos con juegos a propósito, luego ellos nos dicen quienes son los malos), etc.

Y todo magnificado con un idealismo social de mundo feliz a su medida, con un concepto de la moral, del progreso social y la razón que generalmente va contra los principios naturales de la vida. En este ámbito materialista y de filosofía del infierno, todos estamos programados para ser felices, y sin duda lo seremos y mucho, en el nuevo orden que nos tienen preparado, si somos buenos y nos portamos bien, claro, y después de quitar la gente que parece sobramos en sus planes, que somos unos cuantos (como un 90 por cien de la humanidad, dicho por ellos http://www.youtube.com/watch?v=56FYrOK7a4U&feature=player_embedded#at=11 ) y en donde ellos, por supuesto, sean dueños y señores absolutos de nuestra felicidad.

Pero la energía que manejan tan hábilmente, es la que ponemos incautamente en sus manos con nuestra conducta borreguil, la lucha de todos contra todos para sobrevivir en un medio hostil que ellos se encargan de tener bien jodido y de instigar de forma y manera que no dejemos de señalarnos entre nosotros culpables de esta desgracia de mundo que ellos provocan, esa es la clave para tener a la manada cercada sin verjas ni vallados y fácilmente conducida.

El amor que nosotros desarrollamos con esta conducta borreguil, que lo hay, es de grupo, gregario, primero empezamos por tener una actitud protectora, de amor hacia la familia, luego para con el grupo que nos identificamos frente al que se opone, luego a nivel de nación frente a otra naciones y así de raza o culturas frente a otras razas, etc., pero ese amor siempre depende de que haya un enemigo mayor fuera, alguien o algo contra quien luchar y defendernos en un equilibrio de supervivencia, pues en el caso que desaparezca ese enemigo mayor o externo, se produce la fracción interna y el enemigo lo tenemos en casa.

Nuestro amor es, pero relativo, dual, y necesita a la par de enemigos de los que defenderse y odiar. Y en cualquier caso es un amor-odio que se mantiene gracias a la percepción engañosa de separabilidad, al miedo a lo que creemos viene de fuera o ajenos a nosotros, cuando en realidad es la respuesta del universo a nuestra condición de ser. Por tanto es importante cambiar nuestro chip del amor, generalizar más ese amor, impersonalizarlo, quitarle su contrapartida de odio y miedo, hacerlo único, incluyente y un poquito infinito, no por grande, sino por llevarlo más lejos.

Por ejemplo, si conseguimos al levantarnos pensar 'que es lo que voy a hacer hoy por lo demás, quien sea que se cruce en mi camino', y no, 'que voy a hacer hoy por los míos, frente a quien quiera que se cruce en mi camino', habremos conseguido cambiar radicalmente de sistema. Habremos conseguido aprovechar en nuestro mejor beneficio posible la perfecta y justa ley de causa y efecto, o ley creadora, (que prefiero mejor llamar) es decir, por lo que todo vienen a ser.

Quizás sea un acto de excesiva fe para algunos, pensar que si yo hago algo por la totalidad o contra la totalidad (que es lo que ocurre generalmente a la par con nuestros amores relativos, gregarios) esta nos vaya a devolver en la misma medida, pero pensemos que ocurriría si todos nos pusiésemos de acuerdo, aceptásemos como valor social, el pensar en primer lugar en el bien de todos, en las necesidades de todos, y satisfacerlas en la medida de nuestra posibilidad, poniéndonos nosotros en segundo lugar.

No es una cuestión de generosidad o de altruismo por el bien común, que también, pero si hiciéramos números el resultado en beneficio personal sería espectacular, imaginad qué sería este mundo si creciésemos todos con medidas que favoreciese el crecimiento de los demás, en vez de crecer hundiendo a lo demás, es tan simple aplicar una fórmula como la otra y de momento nos evitaríamos el odio y rencor de los desfavorecidos, los más débiles, que achacan sus desgracias a este sistema y por tanto, en muchos casos atacándolo e inmolándose con extremo odio y desesperación. Pero aun digo más, estas matemáticas no son proporcionadas, el universo, no sé por qué, no es proporcionado respondiendo a gestos de consciencia elevada, supongo que será cosas del Amor, pues solo se necesita un uno por cien para conseguir cambiar el sistema desde dentro de nosotros (que por cierto es desde únicamente se puede cambiar).

Intentarlo y veréis, está a nuestro alcance, podemos traer el cielo a la tierra sin ni siquiera necesitar una mayoría superior al 50 por cien, que sería en justo equilibrio para vencer a la oposición, a los 'infras', y teniendo en cuenta que la oposición, aunque sumáramos el 99'99 por cien de la población en resistencia, hoy tienen los medios sobrados para aplastarnos en cualquier momento, pues aun así os digo, que solo con uno por cien de votantes, es suficiente para cambiar de sistema, y no hay que esperar a nadie, está ahí esperándonos, en cada uno de nosotros y en el momento que así lo decidamos.

Una mano de cal blanca viva a estas almas negras, de muerte y destrucción, que piden nuestra confianza para entregarla en sacrifico al maligno, es lo que se necesita en primer lugar, y segar así la hierba bajo los pies de todo ídolo, de estos gigantes con pies de barro que con tan solo mentiras nos tienen esclavizados, no hay nada real en sus técnicas de esclavitud, no hay poder real en ellos más que el que le damos nosotros, su gran temor es que nos demos cuenta.

Votar en blanco es votar por la dignidad de cada uno de nosotros, por contagiar a 99 de nosotros con ese gesto de conciencia elevada, por el futuro de nuestras generaciones venideras, por la pureza de la vida de este planeta y por defender esa verdad que nos pertenece desde la noche de los tiempos y que ahora hemos de defender no solo por salir de este lio, sino también por dignidad, por respeto y devoción a nuestro ser y a Aquel que íntimamente mora en nosotros. Nuestra dignidad empieza por asumir nuestra suprema responsabilidad de ser dueños en consciencia de la verdad, de lo que somos. Unidos con ese propósito y con tan solo el uno por cien, tenemos la mayoría absoluta, y el mal, en ese mismo momento se diluye en lo que es, la nada.

¡VOTAR EN BLANCO!


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