CATALUÑA Y EL ESTADO FEDERAL ESPAÑOL
Leo el manifiesto que, difundido esta semana con la
inocultada colaboración de Prisa y sus tentáculos, plantea una Cataluña
integrada en un Estado federal español. No me interesa ahora discutir si
semejante propuesta agrega algo -intuyo que más bien nada- al panorama
presente. Me preocupa más lo que, a mi entender, es fácil que escape a la
atención del lector poco avisado: aunque es verdad que en el texto en cuestión
se anuncia el designio de prestar oídos a lo que preconice la mayoría de la
población en Cataluña, el manifiesto de marras parece ignorar que el ordenamiento
legal español -al que se remiten orgullosos sus firmantes- rechaza expresamente
el ejercicio del principio de libre determinación. Así las cosas, los amigos
firmantes del manifiesto federalista deberían empezar por el principio: lo suyo
sería que primero reclamasen el reconocimiento de tal principio para después,
de forma más que respetable, defender una Cataluña integrada en un Estado
federal español. Y es que, de lo contrario, parece -acaso sólo lo parece- que,
amparados en el silencio de los cerrojos, están trampeando con algo muy serio
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