MI LETRA
Odio mi letra, y no admito alegatos en su favor:
redonda y viciosa, como
el alma de un
onanista; grandilocuente y torpe, como el sermón de un
payaso en pleno funeral.
Mi letra vive de sí misma, no circula el aire por
ella, al igual que el mundo
no cruza la
mente del loco.
Mi letra es el espejo que me rechaza, que me acusa,
que me sitúa contra
las cuerdas...
Mi letra es la voz de ese "yo" que me
fagocita lentamente, mientras los
días pasan frente a mí sin que pueda tocarlos, sin
que pueda mezclarme
con ellos.
Mi letra es mi frontera, mi prostíbulo, mi sótano
cerrado:
mi letra es la bandera cotidiana de mi derrota.
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