FRÍO
RUIDO VIRGINIA
Frío.
Camino helado.
Frío:
frío de escarcha
sucia,
frío en las venas
que
olvidan su tamaño,
su
albada de cintura,
frío,
ruido, aire roto,
escucha
discontinua,
oído
gangrenado,
no
te veo, luz limpia,
tan
lejos de este frío,
de
este pecho escondido
bajo
el hielo y la fiebre,
bajo
la piel sin tacto
que
destruye sus goznes,
ya
no alientan edades
los
gozos cazadores,
los
vientos encumbrados,
aquellos
deltas dulces
disueltos
en delicia,
el
frío me detiene,
el
ruido me fragmenta,
todo
ya en la fatiga,
todo
ya en sol de témpano,
en
horizonte blanco
que
impide cercanías,
confianzas,
abandonos,
no,
no era así el futuro,
el
sueño prevenido,
la
mente que avanzaba,
no
eran así los días
que
hundían su volumen
en
mi impulso arrojado
al
vuelo del ansia,
necesidad
continua
de
tardes en horizonte,
de
andamios invencibles,
de
altas columnas de oro
aupado
en espirales,
todo,
todo era impulso,
cabeza
desde el fango,
desde
las algas pútridas
que
creía vencer,
que
creía alejar,
que
creía domar
en
el centro del miedo,
café,
pan, mantequilla,
largos
trenes, estaciones,
Virginia
y sus caderas,
sus
pechos calumniados,
su
melena melosa
que
orlaba su victoria,
su
talle en procesión
conmigo
como esclavo,
como
frágil juguete
de
fieltro desvalido,
Virginia,
tu memoria,
tu
recuerdo voraz,
tu
desnudo soñado,
caliente
por mis sábanas,
me
rehuían tus coches,
era
invierno en tus coches,
era
invierno en mi casa,
invierno
de cachorros
abandonados,
sucios,
tristes,
ciegos, hambrientos,
un
cachorro, Virginia,
cachorro
en tu maleza,
no
quería otra cosa,
no
era otro mi motivo,
mi
demanda encogida
al
frío de tu lejos,
de
tu nunca es suficiente,
de
tu nunca es a tiempo
de
tu nunca es camino
llegar
a tu guarida,
café,
pan, mantequilla,
mi
tren y mi cigarro,
mi
párpado y su peso,
mis
manos congeladas,
frío,
ruido, aire roto,
volver
por do solía,
volver
por tu enramada,
tu
seda de placeres,
de
playas conquistadas,
de
olas al rojo vivo
sobre
magmas fenicios,
por
ti los caminantes,
por
ti los desterrados,
por
ti los peregrinos
a
santuarios de crema
ardiendo
por tus pliegues,
de
leche fermentada
eterna
en tu galope,
y
renuncio, Virginia,
renuncio
a la memoria,
porque
hoy hace frío,
porque
mis pies no avanzan,
porque
llevo cadenas
por
mi cuello obediente,
frío,
ruido, aire roto,
y
no, ni un paso más
si
el cansancio me vence,
si
el cansancio avergüenza,
si
el cansancio recuerda
que
no puedo decirte,
que
no puedo tocarte,
Virginia
en todo frío,
Virginia
en todo ruido,
Virginia
en los retablos del ayer.
Málaga,
30 de noviembre 2012
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