LA
SANIDAD ROBADA
Decía mi admirada Hannah Arendt que el término
ideología está emparentado con el concepto de idea lógica, con la lógica de una
idea. Para ilustrar su pensamiento la pensadora republicana ponía el ejemplo
del nazismo y del stalinismo, si el nazismo definía a los judíos como una raza
enferma, los campos de exterminio aparecían por deducción; si el stalinismo
definía a la pequeña burguesía como una clase decadente, el gulag aparece como
una consecuencia lógica, por más irracional que fuese.
El neoliberalismo ha conseguido establecer algunas
ideas, valga la redundancia, ideológicas. Si uno acepta que la gente cuida
mejor lo suyo que lo ajeno, a partir de ahí, la deducción (ideo)lógica lleva a
privatizar el Estado del Bienestar. Si uno acepta que la sociedad no puede
sostener la sanidad pública, entonces (ideo)lógicamente se deduce que cada uno
debe pagarse la suya. Si uno acepta que encarecer los medicamentos hace que
reduzcamos la demanda, por puro pensamiento (ideo)lógico se termina imponiendo
el copago sanitario. Da igual que alguien advierta que uno no compra las
medicinas que quiere, sino las que le manda el médico y que, por tanto, la
demanda de medicinas no la realizan los pacientes, sino los médicos. La
ideología, advertía Hannah Arendt, se sustenta sobre la coherencia interna de
las ideas, no sobre la coherencia de las ideas con la realidad.
La realidad es que la sanidad pública española es
una de las mejores del mundo, y eso significa que nuestros médicos y personal
sanitario son de los mejores del mundo. La realidad es que en un hospital
público español se hacen transplantes de corazón con la misma técnica y con los
mismos resultados que en los mejores hospitales privados de Estados Unidos. La
realidad es que en España si la persona que necesita el transplante es un
conductor de autobús se le trata igual que si es un rico empresario, y en
Estados Unidos no. La realidad es que hay capitales que han visto en nuestra
sanidad pública una gran oportunidad de negocio.
Desde hace más de una década la derecha de Madrid se
ha convertido en la vanguardia de la derecha española, y ahora está en la
vanguardia de la privatización de la sanidad pública. El personal sanitario de
la Comunidad de Madrid ha reaccionado frente a la privatización de manera
ejemplar. Hace ya cierto tiempo, una amiga médico, malagueña afincada en
Madrid, me advirtió de la estrategia privatizadora. Una estrategia que recuerda
al cuento sobre la carta robada de Edgar Allan Poe. La carta resultaba
invisible porque estaba en el sitio más visible, justo donde a nadie se le
ocurriría buscarla. Por ejemplo, ¿a quién se le ocurriría buscar privatizadores
de la sanidad, en el entorno de presidentes autonómicos capaces de reducir el
número de parlamentarios de sus parlamentos autonómicos, o la dedicación de los
mismos a su labor? Pues bien, es ahí, en el sitio más evidente, es decir, entre
los que más interés tienen en ahorrar en democracia, donde más habrá que
vigilar que no nos roben la sanidad pública.
PUBLICADO DIARIO SUR
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