Un grupo de ciudadanos está protestando por el enjuiciamiento a Garzón. No han esperado a que la justicia se pronuncie para ver si es culpable o no. Sería triste que los que se autodenominan "de izquierdas" cuestionaran nuestra justicia.
La ley, nos guste el veredicto o no, es la base de la democracia. La garantía de que nadie está por encima de la ley es la garantía de igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Si tiene sus fallos, votemos a otros o exijamos en la calle que se cambie. O pidamos que se nos devuelva la justicia independiente, politizada con la reforma del 83.
Para la llamada izquierda el fin justifica los medios ante todo. Es precisamente esta forma de entender la política al margen de la ley la que ha permitido el montaje del chiringuito estos años. No es que la derecha esté limpia, es que se encontró el chiringuito montado y sus intenciones están más claras, aunque también se prestaron al juego.
El problema es que la izquierda tiene sus santos(Garzón es un ejemplo), su biblia, sus ritos, su pensamiento homogéneo, y el que se atreva a cuestionarlo es tildado de facha, de derechas, de... "el que se mueva no sale en la foto". Esto impide que se levanten voces dentro de ella porque son expulsados o quedan como apestados. Nos costó desmontar las mentiras de la iglesia católica, pero la lucha por liberarnos de los prejuicios de la izquierda es todavía más difícil.
Es cómodo ser de izquierdas porque allí están los buenos, los solidarios, los de ideas avanzadas, los progresistas-otra ambigua palabra, tan ambigua como el concepto izquierda-. Pero si analizamos a muchos de los que se autodenominan de izquierdas vemos que llevan una vida conservadora que no se diferencia en nada de la de cualquier vecino de aspecto o ideas más tradicionales. Esto les puede y les hace apuntarse, bañarse de las ideologías "progresistas" para tener tranquila su conciencia de viejo cristiano. No llegaron a matar al padre y sobrevivió con otra apariencia.
En la izquierda encontramos personas ingenuas, honestas y comprometidas que luchan por la igualdad; suelen ser ciudadanos de a pie. También está el que se aprovecha del apoyo de aquellos y vive a cuenta de todos los ciudadanos. Con la llegada de la democracia irrumpieron en la escena política personajes de este pelaje que fueron los encargados de desmantelar la socialdemocracia recién estrenada mientras decían que la defendían. Pero sin el apoyo de la ciudadanía que compartía la ideología que decían defender, no hubieran podido hacerlo, y aunque en su discurso hueco estaba la trampa, muchos ciudadanos no la vieron.
Por los prejuicios de la izquierda una gran masa de gente se ha dejado engañar y ahora se han caído del guindo-desafortunadamente no todos-, cuando se han percatado de la estafa de decir que eres de izquierdas y actuar en economía como el peor de los banqueros. Luego se concede alguna subvención, se sacan polémicas medidas en pro de grupos minoritarios-que también pueden tener sus derechos sin necesidad de radicalizar la política- y el efecto es doble. Divido a la población-aspiración del poder para perpetuarse- y de paso cumplo con la etiqueta. A la banca le pueden interesar las medidas "progres" por el simple echo de crear confusión en los ciudadanos, de hacerles perder el criterio, el sentido común, sus referentes. Una población confundida es más manipulable. Es más fácil confundir con eslóganes a una población de pensamiento uniforme propensa a los clichés que controlar a ciudadanos libres, preparados.
Pero ¿existe la izquierda?
El concepto izquierda, es tan ambiguo, caben tantos en él, que en el fondo no significa nada. Marxista, no marxista, socialdemócrata con libre mercado, sin libre mercado, propiedad privada o no, republicanos o monárquicos...¿en qué quedamos?
Yo creo que es un montaje del poder para dividir. De hecho es muy difícil que izquierdas y derechas vayan juntas porque se ven como extraños. Ya de entrada, somos la mitad de los ciudadanos y esto el poder lo sabe. Solo el 15-M ha dado en el clavo consiguiendo que muchos individuos independientemente de su ideología se sientan ciudadanos contra el poder. Al fin son dos los bandos de verdad. Trabajadores y especuladores. Y los trabajadores, desde limpiadoras o controladores, notarios o maestros, médicos o abogados, peones o tenderos... estamos en el mismo bando. Luego podremos discutir si unos ganan poco o mucho, establecer las bases para una justicia social, pero quienes nos han robado la cartera han sido los especuladores de dinero y de ideas, es decir, la banca y sus vasallos los políticos.
¿Y las derechas?
Antes que me tildéis de facha, quiero decir que lo triste es que en este pais nadie defiende la socialdemocracia de hecho, que era nuestro referente o debería serlo y nuestro sistema político en el 82.
La supuesta izquierda, porque prioriza una igualdad imposible de conseguir si no es impuesta desde arriba, es decir en una dictadura, por eso el comunismo acaba convirtiéndose en un monstruo. No cree en la propiedad privada y por tanto en el sistema de sostiene las democracias, el libre mercado pero con igualdad de oportunidades. No puede imponerse todo un sistema económico de sopetón si no es por la fuerza. La historia, la experiencia para ellos no es un grado.
La supuesta derecha se ha apuntado sin rubor al neoliberalismo rampante-éstos no lo esconden-, ahora en crisis y a punto de provocar un caos global. No entienden que el Estado tiene que intervenir en la economía e impedir que se desarrollen grandes imperios económicos que acaban con la competencia del libre mercado y con la independencia de paises soberanos, imponiendo a la fuerza su visión del mundo que es "yo, yo y mi usura", guerras, narcotráfico, caos, tráfico de personas, esclavismo.
La banca es quien manda porque está en la cúspide del poder económico, presta dinero al poder político desde que los reyes iban a la guerra y la banca puede estar y está de hecho detrás de cualquier ideología.
Solo el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo de verdad, puede frenar a estos cabrones. Pero para eso es fundamental que el pueblo quiera gobernarse a sí mismo, y la ideología es un instrumento de dominación. Gobernamos o nos dejamos gobernar. ¿Por qué creer que la democracia ha de ser partitocracia?
Pensar por uno mismo, dejar ya el chupete. Conservar lo válido, progresar en lo fallido. Moverse, no estancarse.
Todo lo creado es movimiento en equilibrio. La democracia como la tierra, es un ser vivo, si nos la cargamos o dejamos que acaben con ella, la humanidad da uno o varios pasos atrás.
Conforme nos acercamos a los extremos el movimiento se extingue, la vida y el equilibrio desaparecen y sobreviene la muerte y el pudridero donde se mueven como tiburones en el agua los pelotas y los mediocres que buscan prebendas de los partidos y padrinos, o los alumnos de colegios de excelencia que al abrigo de grandes empresas y sistema financiero apuestan vidas humanas a cambio de dinero.
¿Aprendemos a caminar sin muletas o hay miedo?
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