TODO
EL DINERO QUE HAGA FALTA
Entiendo que puede resultar algo
repetitivo este comentario, pero ¿cómo permanecer en silencio cuando una vez
más las autoridades públicas manifiestan que no hay problema ninguno para
salvar a los banqueros mientras que recortan los recursos que salvan a las
personas?
El ministro de Guindos ha dicho de nuevo
que habrá todo el dinero que haga falta para capitalizar Bankia, esto es, para
dejarlo limpio y en buenas condiciones para privatizarlo cuando llegue el
momento, que es lo que harán sin ningún tipo de duda, porque si desearan
mantener un banco público ya lo habrían creado y no precisamente a base de
material de derribo.
Es normal que la gente se indigne cuando
se entera de estas cosas. ¿Cómo se puede explicar que no haya límites impuestos
por el déficit y la deuda a la hora de destinar dinero público a los bancos y
que al mismo tiempo no haya ni un euro para los servicios públicos?
¿Cómo es posible que el gobierno se
disponga a inyectar miles de millones de euros a Bankia sin depurar primero
responsabilidades, sin poner sobre la mesa la gestión que han llevado a cabo
sus directivos, el daño que ha hecho al erario público la injerencia constante
de los gobernantes “liberales” de la Comunidad de Madrid que tan contrarios al
intervencionismo se proclaman constantemente? ¿Cómo se puede aceptar que el
Gobierno de Rajoy esté todos los días con el sambenito del cafelito de los
funcionarios y del coste que suponen para el Estado y no se pare a plantear
cuánto nos va a costar a los españoles la gestión de Rato y de sus estrategas?
¿Por qué dar por hecho que hay que poner
dinero público en Bankia cuando se sabe que lo que ha ocurrido allí es el
resultado de una serie de pasos estratégicamente dados para llegar a la situación
en la que estamos?
¿Y cómo se puede aceptar la desfachatez
de que el gobierno recurra a los auditores más tramposos del planeta para que
pongan en claro las cuentas de Bankia y de su matriz, el Banco Financiero y de
Ahorros (BFA)? ¿A quién quiere engañar el Gobierno contratando a los embusteros
más grandes del sistema financiero mundial para que proporcionen
¡¡transparencia!!? ¿Cómo se puede consentir que el Ministro de Economía
contrate a Goldman Sachs para aclarar la situación de la banca española cuando
es el banco que más ha faltado a la verdad y que más estafas ha cometido en los
últimos años cuando? ¿Quién ha impuesto que la auditoría la haga alguien que se
sabe que va a mentir, que no ha dado nunca punta con hilo, que ha falseado las
anteriores que ha hecho para justificar, en cada momento, lo que le interesaba
a él mismo o a sus patrones y socios? ¿Cómo es que se hacen cuenta
permanentemente sobre lo que vale una operación de nuestros hospitales, las
clases que dan nuestros maestros o la atención de nuestros mayores y el
Gobierno no cae en lo que nos va a costar que nos haga los números un par de
auditores delincuentes?
El Gobierno de Rajoy sigue sin tomar ni
una sola medida que garantice de verdad lo que es fundamental conseguir: la
financiación de las empresas y de la economía en su conjunto. Simplemente se
dedica a administrar los intereses de los dos o quizá tres grupos bancarios que
van a terminar siendo los amos en solitario del sistema financiero español.
A quien hay que darle todo el dinero que
haga falta no es a entidades financieras quebradas y a los banqueros que han
provocado la situación en la que nos encontramos porque lo van a utilizar para
volatilizarlo sobre la marcha en sus balances. Quien necesita ese dinero son
las pequeñas y medianas empresas que han de pagar el escasísimo crédito que
ahora reciben al 12 o 15%, o incluso al 30% si se da en circunstancias más
extraordinarias o urgentes.
Los propios errores del gobierno (del
actual y del anterior, todo hay que decirlo) o su complicidad y dependencia con
el gran capital financiero, le restringe cada vez más el margen de maniobra.
Cada día que pasa pierde posibilidades de actuación y se ve más obligado a
discurrir por un camino que se estrecha continuamente, que ya casi es como el de
una cuerda floja. Pero está a tiempo, a pesar de todo. Aunque no puede actuar
de cualquier forma.
No basta con afirmar ahora que Bankia
actuará como un buen banco público (y no solo nacionalizado) porque eso es
insuficiente. A estas alturas se requiere algo más que un banco. Es necesario
un sistema de financiación a la economía y, por ello, también un protocolo de
actuación financiera que obligara no solo a otros más que se nacionalizaran,
sino a todo el conjunto del sistema. La economía española está al borde del
colapso por falta de aire financiero, de crédito. Si no se le proporciona
pronto, se viene abajo.
El Estado está aún en condiciones de
poner en marcha un motor financiero que la pusiera de nuevo en movimiento y en
otro vía distinta a la insostenible que ha seguido años atrás.
No queda mucho tiempo pero quizá no sea
la premura de tiempo lo más preocupante sino la anestesia que domina a la
población en general, a los empresarios, que se encaminan a miles hacia el
cierre y la ruina nublados por una visión ideologizada de la realidad impuesta
desde la banca y la gran empresa que los ahoga; a los trabajadores, que han
caído en la falacia de creer que lo que mejor les conviene es tratar de
salvarse ellos mismos; a la mayoría de los jóvenes, que nada parece poder
despertarles del sueño que ni siquiera es de Morfeo en el que los mantenemos.
¿Reaccionaremos o nos seguirá pareciendo
lógico, natural y aceptable que se disponga de todo el dinero necesario para
los banqueros mientras que nos quitan a los demás hasta el aire?
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