EL KIBUTZ ANDALUZ. MARÍA DOLORES TORTOSA


EL KIBUTZ ANDALUZ
Izquierda Unida ha logrado arrancarle al PSOE el compromiso de desarrollar a lo largo de 2013 su propuesta de un banco de tierras. No figura ninguna partida al respecto en el proyecto de ley de Presupuestos, pero el acuerdo es que antes de final de año se resuelva una fórmula legal para poner a disposición de personas en paro la explotación de las tierras de cultivo ociosas propiedad de la Junta, asegura José Antonio Castro, portavoz de IU en el Parlamento. Luego ya se encajará su financiación en las partidas presupuestadas, añade.


La Junta de Andalucía cuenta con un patrimonio en tierras de alrededor de 20.000 hectáreas. Hace dos años, la Consejería de Agricultura, que dirigía Clara Aguilera, anunció la extinción del Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA) y la puesta en venta de las fincas mediante subasta, con privilegios y condiciones beneficiosas para los colonos. «La Junta no es agricultora», dijo Aguilera. El Gobierno andaluz daba carpetazo a la fracasada reforma agraria y devolvía la tierra a la iniciativa privada. La crisis torció la operación. Los bancos no han prestado dinero a los interesados. Sólo se han ingresado 10 millones de los 75 millones de euros previstos. IU reconoce que este fracaso facilita su viejo proyecto.

La portavoz de IU en la comisión de Agricultura del Parlamento, María Dolores Quintana, cree que la Junta no puede seguir dejando en barbecho sine die unas tierras de cultivo cuando hay tantísimo paro en la Comunidad. «Hay que buscarles una utilidad y eso es lo que propone IU». Cree que la salida a subasta fue «un error». No lo ve así el consejero de Agricultura, Luis Planas, que el pasado miércoles respondió en el Parlamento a la diputada de IU que fue una opción «correcta». Planas acepta, no obstante, darle una nueva utilidad a las tierras.

Acuerdo PSOE-IU
PSOE e IU, socios en la Junta, tendrán que ponerse de acuerdo sobre el marco jurídico que arrope una iniciativa rechazada por el Gobierno central porque entiende que la actual legislación de contratos del Estado dificulta la cesión sin más de las tierras a parados. Chocaría con la libre concurrencia. A falta del corsé técnico-jurídico, IU ya ha avanzado en la idea con la elaboración de un 'Anteproyecto para el diseño de fincas agroecológicas a partir de la constitución de los bancos de tierra'. El texto, que ha sido elaborado por la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales, que dirige el vicepresidente Diego Valderas, dibuja una finca agroganadera ideal del banco de tierras: con gran diversidad de actividad, incluida la formativa de jóvenes, parámetros ecológicos y un empleo por cada hectárea como objetivo. La explotación correría a cargo de una cooperativa de trabajadores, pero un consorcio integrado por diferentes organismos vigilaría su desarrollo.

La propuesta se inspira con matices y diferencias en la experiencia ya existente en la finca el Humoso en Marinaleda (Sevilla), una cooperativa impulsada hace dos décadas por el Ayuntamiento de la localidad, a cuyo frente está el controvertido diputado de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo. En el Humoso (1.200 hectáreas), crece el olivar como principal cultivo, que convive con productos de regadío como la alcachofa y el pimiento, envasados en la propia localidad. La cooperativa cuenta con una fábrica de conservas, una almazara, invernaderos, instalaciones de ganadería y una tienda.

Para poner en marcha el banco de tierras, IU propone utilizar dos fincas de Sevilla y Cádiz como experiencia piloto, además de el Humoso. Las fincas elegidas son 90 hectáreas de los terrenos que el IFAPA ( Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera y Alimentaria) tiene en Los Palacios (Sevilla), junto al centro de formación agraria. El terreno, en una comarca de minifundios de regadío donde el tomate es el cultivo estrella, está sin actividad; La otra finca es Pozos de Majarambú (240 hectáreas), situada en Castellar de la Frontera (Cádiz). Es agroforestal, fue expropiada para uso agrícola y tampoco desarrolla labor.

El proyecto contempla acciones piloto en estos tres entornos diferentes pero con la misma filosofía de la 'soberanía alimentaria', indica el documento de IU. Esta filosofía es la de «dar trabajo a personas en paro de la zona» con cultivos y productos ganaderos ecológicos que puedan «comercializarse en canales cortos», explica Quintana.

La idea, que apuesta por un cambio productivo, ambiciona crear un sistema agro-alimentario de escala local con base en cada una de las fincas donde se produzcan alimentos demandados por la población (desde la fruta hasta la mermelada y la leche). Pero también formar a jóvenes en estrategias agroecológicas relacionadas con la producción, la distribución, la transformación y el consumo de alimentos. En tercer lugar, favorecer la creación de pequeñas experiencias productivas aplicadas a la agricultura, como la obtención de semillas propias o la producción de abonos orgánicos.
El informe de IU, al que ha tenido acceso este periódico, calcula un plazo de cuatro años para que la explotación genere ingresos suficientes para poder sostener la actividad productiva y formativa, mientras que el plazo para recuperar las inversiones es más largo: de 15 a 20 años, tiempo además necesario para que crezcan los árboles frutales. El proyecto no cuantifica la financiación necesaria para poner en marcha la explotación.
Según consta en el documento, «el objetivo sería generar un puesto de trabajo por hectárea». Para ello habría que apostar por la diversificación productiva, la producción según reglas ecológicas, el autoabastecimiento, la comercialización directa y el valor añadido del producto ecológico.

Doble estructura
Propone una explotación ideal de 50 hectáreas, de las que 20 se dedicarían a tierra de labor de cultivos anuales (rotados en seis años); 10 hectáreas a plantaciones de frutales; 20 hectáreas de pastos para ganado; 1.200 m2 de instalaciones formativas, ganaderas y auxiliares y 2.800 m2 de caminos y accesos.

Al frente de todo ello, contempla una doble estructura organizativa: El aspecto formativo estaría gestionado por un consorcio público integrado por el ayuntamiento, la diputación provincial, las universidades (en este caso las de Sevilla, Cádiz y Córdoba), las consejerías de Administración Local, Agricultura y Educación, agentes sociales y asociaciones de consumidores. El director técnico de este consorcio es el que vigilaría la finca agroganadera, que deberá ser gestionada por una cooperativa de trabajadores a los que se le cederá en condiciones aún sin determinar.

Aunque es mucho más ambiciosa, la idea se inspira en el cooperativismo de Marinaleda e incluso en los kibutz israelíes. De hecho el documento recoge como fundamental la colaboración con los ayuntamientos. Los tres están gobernados por alcaldes de Izquierda Unida. Tanto el de Castellar como el de Los Palacios llevan tiempo reivindicando la cesión de las mencionadas fincas propiedad de la Junta. El origen de la cooperativa de Marinaleda estuvo en las ocupaciones de el Humoso en los ochenta, entonces propiedad del duque del Infantado. El milagro de Marinaleda subsiste pese a la crisis. No hay paro en el municipio, aunque los sueldos son casi mileuristas y el empleo es temporal.
PUBLICADO EN DIARIO SUR

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