NO ES LA SOLUCIÓN
Ahora que el Ministro de Economía
propone aprobar la dación de pago me parece oportuno recordar lo que Vicenç
Navarro, Alberto Garzón y yo afirmamos en HAY ALTERNATIVAS. PROPUESTAS PARA
CREAR EMPLEO Y BIENESTAR EN ESPAÑA (pp 114-115):
(...) Una manifestación especialmente
vergonzosa del problema social al que lleva la insuficiente o mal orientada
financiación de la vivienda es el incremento desmesurado de los desahucios que
se producen y del número de familias que pierden sus viviendas en manos de
bancos que, mientras tanto y con ayudas públicas, obtienen miles de millones de
euros de beneficios.
Según el Consejo Superior del Poder
Judicial en el primer trimestre de 2011 hubo 15.491 desahucios, lo que supone
una nueva cifra récord y un 36,9 por ciento más que en el mismo trimestre de
2010. Pero la Plataforma de Afectados Por la Hipoteca que está en contacto mucho
más directo y real con este problema afirma que en muchos miles de casos más se
produce "autodesahucio" porque las familias entregan las viviendas
cuando ya no pueden más, o, aunque no haya orden judicial de lanzamiento, se
produce el desalojo real que luego no reflejan las cifras oficiales de la
Justicia. Lo que le lleva a estimar que en 2010 se registraron 93.000 desalojos
de viviendas, cuando las cifras oficiales reflejaron 48.000. Y esa misma fuente
estima que a mediados de 2011 podrían estar en curso un millón de expedientes
de desahucio que se unirían a los 250.000 que se han realizado desde el inicio
de la crisis.
En la mayoría de estos casos se puede
producir, además, que las familias deban seguir pagando una parte de sus
hipotecas puesto que el gran poder de los bancos se traduce en el
establecimiento prácticamente unilateral de la tasación del valor de la
vivienda.
Frente a ello no es solución la simple
aceptación de la dación de pago, que al fin y al cabo viene a significar la
pérdida de la vivienda, sino el reconocimiento efectivo del derecho
constitucional a disfrutar de ella. Para ello sería necesario crear, por el
contrario, mecanismos de arbitraje que permitan establecer acuerdos de prórroga
o reestructuración de la deuda hipotecaria, al estilo de los que existen en
otros países europeos, con el fin primordial de que no se pierda el bien
fundamental que es la vivienda y el derecho a habitarla (...).
Hay que tener mucho cuidado a la hora de
elaborar nuestras reivindicaciones porque si no está bien planteadas podemos
llevar a la gente por el mal camino, como creo que puede ocurrir con la dación
de pago que en la práctica es sustituir la muerte horrenda por otra más
llevadera pero, al fin y al cabo, morir pues se pierde la vivienda.
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