Me sorprende que 32 años después de la
muerte de Félix, el lobo vuelva a estar amenazado. Parece ser que las trayectorias del hombre y el lobo están
condenadas a cruzarse en el tiempo, y en mi opinión, de forma desdichada para
el canido. La tragedia del lobo es el hombre y le persigue a lo largo de la
historia. Antes lo hacía con cepos de hierro, escopetas y estirnina; en breve,
sino lo impedimos lo harán con leyes.
Tal vez mañana, matar un lobo sea un deporte cinegético. Muerte por deporte. Menudo legado y menudo
estilo de vida saludable y humano dejamos a nuestros hijos. Estos son los
valores de respeto, sacrificio, esfuerzo, disciplina, respeto al adversario, al
medio, compañerismo y juego limpio en los que queremos que se eduquen. Que tragedia. Que hipocresía. Que mentira.
Decir que hay demasiados lobos en España es mentir. Decir que el lobo es el
problema es mentir.
El homo politicus, en vez de matar
lobos, debería dedicar sus esfuerzos y
tiempos a eliminar los falsos paradigmas
del sistema, o a matar ese sinfín de privilegios de los que goza y por supuesto, tendría que hacer una
profunda reestructuración de los cometidos y funciones del estado y de las
autonomías. Sin embargo. Lo que hace es eliminar especies y espacios naturales
en vez de ayudar a crear loberas más justas y protegidas.
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