EN ESPAÑA NO HAY RESCATE, COMO NO SE HAN
SUBIDO LOS IMPUESTOS O NO SE HA ABARATADO EL DESPIDO
Se esperaba al Gobierno peleando
duramente contra el rescate; pero lo que se ha visto es al Gobierno peleando
duramente contra la palabra rescate. Cuestión de prioridades. Y una vez
oficializado que el rescate no es un rescate, el presidente pudo irse al
fútbol.
Orwell ya ilustró en '1984' la
importancia para el poder de su 'neolengua'. En particular el 'vocabulario B':
palabras para controlar y dirigir el pensamiento de los ciudadanos. Por eso
este rescate no es un rescate sino 'un apoyo en condiciones muy favorables'. Un
hallazgo típicamente orwelliano.
El presidente incluso ha logrado hablar
del rescate sin pronunciar una sola vez la palabra rescate. Eso es un
presidente. Sustituyó rescate por «lo de ayer». Hay que tener personalidad para
convertir este asunto técnicamente complejo, políticamente delicado, en «lo de
ayer». De hecho Rajoy solo pareció apesadumbrado al confesar que se perdería la
final de Roland Garros.
En el exterior, sin embargo, se resisten
a admitir el éxito de Rajoy, y aún dicen que el rescate sí es un rescate.
Históricamente de los mayores, según el primer ministro sueco. 'Tú llámale
tomate y yo rescate' ironizaban en 'Time' ridiculizando todo esto. Claro que
los medios internacionales se empeñan en ceñirse a la realidad. No acaban de
entender que en España no hay rescate, como no se han subido los impuestos o no
se ha abaratado el despido. La neolengua es lo que tiene.
Este rescate es una decisión lógica que
evita males mayores después de semanas erráticas, con una imagen internacional
de caos perdiendo la confianza de los mercados, mientras salían de España
noventa y tantos mil millones, y apenas con capacidad para colocar deuda a diez
años, que es cuando Europa ha puesto pie en pared. 'Der Spiegel' ya publicó que
ahí acababa el margen para el rescate; pero para el Gobierno español no porque
eso conllevaba un serio problema: la palabra rescate. En definitiva supone
equipararse a Irlanda, institucionalizarse en el club de los PIGS, donde ya
están Portugal, Irlanda y Grecia, completando la S. Cuando Rajoy sentenció «no
entro en un debate nominativo» significaba «esto es un debate nominativo». Se
trata de imponer que el rescate no es un rescate. El efecto es simple: en lugar
de una sociedad tomando conciencia y debatiendo sobre la situación, tener a la
sociedad debatiendo sobre la palabra.
El Gobierno ha perdido la batalla de la
economía, pero su batalla es el lenguaje. Claro que esto es como aquel cuadro
surrealista de René Magritte de una pipa con el rótulo 'Esto no es una pipa'. A
un rescate no es fácil colocarle el rótulo de 'esto no es un rescate'. A no ser
que se trate de un mensaje surrealista, claro.
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