NO DIGO NADA NUEVO
Ya sé que no digo nada nuevo, pero la previsible resolución del 'caso Urdangarín' supera lo que pueda idear la imaginación más calenturienta y nos ofrece una metáfora cabal de la miseria en la que nos movemos
Sabíamos que Urdangarín no iba a acabar en la cárcel y que su real señora no se iba a sentar delante de un juez. Pero que la multa a un delincuente de altos vuelos se apreste a pagarla Telefónica supera lo que proponían los pronósticos más desenvueltos.
Me pregunto a menudo, por lo demás, cuáles son las credenciales de Urdangarín para oficiar como asesor de Telefónica y si no será al respecto explicación principal su demostrado conocimiento de las malas artes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario