UTOPÍA. JULIO 2012. Nº XXXV


EDITORIAL
De vez en cuando se encuentra uno con fragmentos de un texto que dices para ti mismo “Eso es lo que yo pienso, eso es en lo que yo creo”. Eso nos pasó en Utopía cuando leímos el Epílogo del libro titulado “Esto tiene arreglo” de Alberto Garzón, diputado por IU en el Congreso de los Diputados.  Así que con el permiso del señor Garzón os dejamos unas líneas que deben hacernos reflexionar sobre lo que hacemos y cómo nuestros actos sin influyen sobre el mundo que nos rodea. Aquí os dejamos el fragmento:


"Hay alternativas a este desaguisado en el que nos han metido algunos, los de arriba. Y también hay esperanzas, puesto que la concienciación y movilización ciudadana no han hecho más que empezar. Y todos tenemos mucho que hacer en este ámbito, comenzando por la aceptación de que como personas individuales jugamos un rol mucho más importante del que nos hacen creer. Cada uno de nosotros es una pieza fundamental del cambio, puesto que sólo granito a granito seremos capaces de construir un mundo distinto. Somos parte de esa base social que es requisito imprescindible de cualquier transformación sistémica. 
Tenemos muchas razones para ser optimistas, si bien el espíritu crítico nos debe obligar a aceptar que la tarea que se nos presenta por delante es ardua. Son muy poderosos los intereses que buscan conducirnos a un orden social antihumano y que amenazan con destruir el propio planeta en el que vivimos, y no cabe duda que enfrentar dicho poder no es fácil. El individualismo dominante en las últimas décadas ha hecho retroceder los aspectos más humanos y solidarios de cada uno de nosotros.  Es importante revertir esta tendencia lo antes posible. A mi juicio, sólo reconociendo aquello que tenemos en común, y no exaltando nuestras diferencias por encima de todo podremos construir una oposición suficientemente fuente para  transformar esta sociedad. 
Por suerte los números no fallan, y somos mayoría los que objetivamente nos beneficiaremos de una transformación sistémica. Convencer de esta realidad a un amigo, familiar, compañero de trabajo o a cualquier otra persona es ya toda una victoria. Ésa debería ser, en mi opinión, nuestra mínima tarea individual. Cada uno de nosotros tiene que convertirse en un activista. Tenemos que sembrar la semilla del mundo nuevo. 
A este respecto, creo que es conveniente leer el siguiente extracto de una carta que el médico Moncef Marzouki envió a mi amigo y maestro Juan Torres López hace algo más de un año. En ella resumía el fuerte y optimista carácter que creo es importante mantener ante los tiempos venideros. 
“Vengo del desierto y vi a mi abuelo sembrar en el desierto. No sé si usted sabe lo que es sembrar en el desierto. Siembra en una tierra árida y luego espera. Si cae la lluvia, recolecta. No sé si usted ha visto el desierto después de la lluvia, ¡es como la Bretaña! Un día, usted marcha sobre una tierra completamente quemada, luego llueve y lo que sigue, usted se pregunta cómo ha podido producirse: tiene flores, verdor… Todo simplemente porque los granos ya estaban ahí… Esta imagen me marcó de verdad cuando era niño. Y, en consecuencia, ¡hay que sembrar! ¡Incluso en el desierto, hay que sembrar!
Y es de esta manera que veo mi trabajo. Siembro y si mañana llueve, está bien, y si no, al menos los granos están ahí, porque ¿qué va a pasar si no siembro? ¿Sobre qué caerá la lluvia? ¿Qué es lo que va a crecer, piedras? Es la actitud que adopto: sembrar en el desierto”. 

Por eso espero que, armados de razón como estamos y con toda la esperanza, que movimientos como el 15-M ha hecho resurgir, podamos algún día celebrar que este sistema económico y político ha sido superado por uno más justo y solidario"

2 comentarios:

juanmanuel dijo...

Primero dice: '….Son muy poderosos los intereses que buscan conducirnos a un orden social antihumano y que amenazan con destruir el propio planeta en el que vivimos, y no cabe duda que enfrentar dicho poder no es fácil....' para continuar añadiendo: 'El individualismo dominante en las últimas décadas ha hecho retroceder los aspectos más humanos y solidarios de cada uno de nosotros. Es importante revertir esta tendencia lo antes posible.......'.
No queda claro un cuestión fundamental, si la lucha es contra los intereses superiores, o si la lucha es individual, íntima, aunque especifica que es nuestro problema solo cuando nuestra actitud es dominante. Pero no lo es solo cuando es dominante, lo es aun sufriendo la dominación de los demás, esto es fundamental dejar claro. La lucha solo es interior, solo un cambio de actitud ante la vida puede cambiar esto. Los indignados ante esta situación son muchos, pero los conscientes de que el camio es solo interior, y por tanto esa indignación les impulsa a ver su responsabilidad antes los hechos y circunstancias que le rodean, son pocos. Pero aún así, con tan solo un uno por cien de indignados conscientes, seria suficiente para dar el vuelco al sistema. Eso se ha de dejar claro en cualquier discurso, nuestro único enemigo, nuestra única oposición, nuestro único sistema capitalista opresor y perverso a derruir está en cada uno de nosotros, mientas esa percepción de nuestra realidad no forme parte de nuestro cotidiano vivir, cualquier signo de resistencia nos ahondará más y más en el fango de nuestros egoísmos y de este sistema.

Anónimo dijo...

Sistema capitalista, opresor, perverso. Espurio y cainita añado.
¡Esto es de metralleta!. La resistencia pasiva no da de comer a los parados, ni techo a los desahuciados de sus viviendas, ni garantiza el futuro de los jóvenes desempleados, ni pone entrañas de misericordia en los corazones de los usureros y corruptos que constriñen al humilde y honrado trabajador.
Abel debe de protegerse, en legítima defensa, del violento y perverso Caín.