DANIEL COHN-BENDIT

3 comentarios:

Carlo dijo...

Todo es un juego, un casino con el mundo por tablero. Se trata de hacer dinero a costa de quien sea y de lo que sea. Por supuesto habrá que engañar al ciudadano y decirle que si tiene que apretarse el cinturón es porque no hay otra salida. El problema es que después de dejarnos sin nada material pueden ir más allá. Creo que el último peldaño es el infierno, que está aquí en la tierra. Si no que pregunten en ciudad Juárez.

Anónimo dijo...

tENEMOS LO QUE QUEREMOS

juanmanuel dijo...

Cuando veo estas intervenciones en los parlamentos, me pregunto para que sirven, cuando estos parlamentos están dominados por rateros. No creo que sea para convencer a los rateros, estos saben muy bien lo que están haciendo, y saben lo que está bien y lo que está mal. Tampoco creo que sea para convencer a los ciudadanos de qué es lo que está bien y esta mal, pues no son ellos los que tienen que legislar. A mi lo que más me preocupa, es, en que estará pensando el colega este que denuncia estos hechos para soltar esas peroratas en un parlamento, ¿Cree que puede servir de algo? ¿A quien cree que va a convencer? Si ninguno de los rateros que están ahí, que son la mayoría, y que están puestos para asaltarnos, no van a modificar ni un mililitro su política de engaño y traición, por más que se diga, y el lo sabe. Entonces ¿Por qué, para qué esos discursos tan encendidos y cargados de razón?
Cuando me dirijo a gente que creo pueden estar en un posible error, y mi conocimiento de las cosas puede servir para reconducir una situación, lo planteo, y en su caso denuncio los hechos o el error, y eso puede modificar políticas, pero si sé que el que tengo que convencer, sabe muy bien lo que está haciendo mal, y continúa haciéndolo mal a conciencia ¿De que le voy a convencer que no sepa? En todo caso lo único que se hace necesario es señalar a la gente que actúa así, es lo único útil que se puede hacer cuando uno está rodeado de traidores, denunciarlos y señalarlos. Si continuamos con el rollo de denunciar, denunciar y siempre denunciar (“al viento”) para no solucionar nada, para que todo continúe igual, vamos a terminar por creer que formas parte también del juego de la falasademocracia.