EL DÍA DE LOS MUERTOS: SAMHAIN. FRANCISCO JOSÉ MURIANA GÓMEZ

EL DÍA DE LOS MUERTOS: SAMHAIN
Samhain, es una palabra gaélica que etimológicamente significa “El final de la cosecha” y también “fin del verano”, lo que nos recuerda la correspondencia entre el calendario y el ciclo vital a los modernos habitantes de nuestras antinaturales ciudades.

En esta fiesta, la más importante en la cultura celta, en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre se celebraba el inicio del “Año Nuevo” Céltico. El calendario celta divide el año en dos mitades: una mitad oscura que comenzaba con la lunación de octubre-noviembre, el mes de Samonios (todos los meses comenzaban con la luna llena) y una mitad clara que comenzaba con la lunación de abril-mayo. La celebración del año nuevo celta se celebraba con la luna llena más cercana entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, pues el año empezaba en la mitad oscura.

Samhain es tanto un momento de transición, pues se pasa de un año a otro, como de máximo acercamiento a otro mundo: el mundo de los muertos. Este es uno de los dos momentos del año en que las barreras entre los dos mundos desaparecen (el otro es Beltane, el inicio de la mitad clara), y los muertos pueden caminar entre los vivos.

Así que, por un lado, se encendían enormes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus; pero también dejaban comida y dulces fuera de sus casas como ofrenda a los familiares ya fallecidos, y para ayudar a los muertos a encontrar el camino hacia la luz junto al dios Sol, ahuecaban nabos en los que introducían carbón ardiendo para iluminarlos. También los sacerdotes celtas, los druidas, se comunicaban en esta fecha con los espíritus de los antepasados para guiarlos hacia el otro mundo, la Tierra del Verano, donde no existía el dolor. En la brujería neo-pagana actual, la wicca, que ha resucitado en gran parte las tradiciones celtas, esta concepción de samhain como fecha especial donde las leyes espacio-temporales ordinarias quedan suspendidas se mantiene, y es el momento idóneo para trabajar la adivinación.

Era tan arraigada la creencia de que samhain era un momento mágico (en el sentido de anulación o debilitamiento de la realidad habitual) para los celtas, que en su mitología las hadas podían hasta llegar a tomar maridos mortales e incluso podía visitarse su reino. Pero no había muchos voluntarios: para los antiguos celtas las hadas eran seres muy peligrosos.

La creencia de que en determinadas fechas (como en samhain) o lugares (como en lugares concretos de Australia, para los aborígenes) se abren portales hacia otros mundos o la realidad física puede ser violada está arraigada en todas las mitologías y presumiblemente desde el principio de la Humanidad. H ay teorías que contemplan el arte rupestre paleolítico desde este punto de vista: para los autores de este arte, los lugares de más difícil acceso, donde se realizaban las pinturas, serían como membranas hacia otras realidades.

Con la llegada del cristianismo, las creencias celtas serían destruidas y en caso de no ser posible, adaptadas a la nueva religión (como en el caso de la diosa celta de la fertilidad, Brigit; convertida en Santa Brígida, patrona de Escocia). Samhain se convertiría en el Día de Todos los Santos, en inglés All Hallow´s Eve: Halloween. Pero esto lo dejamos para el próximo artículo…

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