LA MUJER HOY. CARLO FONTÁN

LA MUJER HOY. CARLO FONTÁN

Es indudable que los movimientos por la liberación de la mujer han conseguido cambios ostensibles en la sociedad, especialmente en la España post-franquista. Ahora hay que encontrar la forma de evitar la sobre-explotación a que se encuentra sometida. Es necesario que la mujer supere la estresante necesidad que tiene de demostrar que vale tanto como el hombre. Nadie tiene que demostrar nada. Todos conocemos el caso de muchas madres, sobre todo, que no paran. Trabajo, niños al colegio, casa y demás.

La entrada de dos sueldos en casa ha permitido una bajada generalizada de los salarios sin que la economía familiar se resienta mucho. Muchos ciudadanos han pensado que ganaban más que antes y no ha habido protestas por la pérdida de poder adquisitivo de hecho en la España que "iba bien".

El salto del tigre

Por otro lado los hombres han de perder el miedo a tratar a las mujeres como iguales, pero reencontrando su diferencial biológico. La mesnada de machos ibéricos en peligro de extinción se recluye en internet y en los viejos bares con sus pandillas misóginas, donde juzga a la mujer con severidad por su libertad sexual y la tilda de puta, en una mezquina venganza por no poseer aquel objeto que tanto desea, humillándola a sus espaldas con chistes y comentarios soeces, sin entender que en el amor todos deberíamos ser iguales.

Pero el hombre de ahora funciona sexualmente de forma sumisa, con miedo a actuar con naturalidad. Los roles han cambiado también en la cama. Esa agresividad que notamos en algunas mujeres al volante de todoterrenos, esa competitividad en el trabajo se ha trasladado a la cama donde el macho ha optado por esconder sus hormonas debajo del rabo en una actitud sumisa de perrito caliente.

La sensibilidad y delicadeza masculinas no ha de llevarnos a la androginia tan fomentada desde los medios. A los poderes no les gusta que el ciudadano tenga las cosas claras y buscan al hombre sumiso y a la mujer estresada, al ciudadano confundido.

No quiero obviar los problemas de la España profunda, más cerca de todos de lo que queremos reconocer, en la que el maltrato está a la orden del día. Hay quien no sabe adaptarse a los nuevos tiempos y responde con la fuerza a un sentimiento de propiedad perdida. La mujer vuela y algunos no lo soportan, los celos inducen a sujetarla o al acoso psicológico para impedir que destaquen. Prefieren sumisión a verlas florecer. Estos personajes, por desgracia, también abundan en sociedades más primitivas como la islámica, en la que la ley religiosa se confunde aún con la civil.


Que flores olían mejor

a un sabio le pregunté,

qué flores olían mejor.

Me dijo que la mujer

y era la flor del amor

si la sabéis comprender.

A. Mata González

PUBLICADO EN http://carlofontan38.blogspot.com/




1 comentario:

juanmanuel dijo...

A los ciudadanos nos gustaría que los poderes tuviesen las cosas claras, y de paso un poco de luces, y no tuviesen que ser los ciudadanos quienes les sacásemos de la confusión, pues para eso les pagamos, y no solucionasen problemas de desigualdad con otra desigualdad, al final el problema, el drama social es el mismo, solo que en el otro extremo.