El
gran periodista Alfonso Armada publica en fronterad.com (http://www.fronterad.com/?q=node/52169
) los diarios que escribió durante su cobertura de la guerra de Bosnia. En esta
primera parte podéis leer todo lo que escribió en aquel verano de 1992. Conocí
a Alfonso Armada el sábado 29 de agosto de 1992
en Sarajevo. Era el día de mi cumpleaños. Fue un auténtico flechazo
profesional. Era su primera guerra pero hizo una cobertura inolvidable. Después
regresaríamos varias veces a Bosnia y viajaríamos por el África del dolor
durante varios años.
Muchas veces se dice que el periodista
literario no tiene necesidad de acercarse a los lugares peligrosos para
informar. Se podría escribir un libro de reporteros que han escrito sobre lo
que nunca han visto o que han montado crónicas o reportajes. Incluso algunos y
algunas son tan mediáticos que ganan premios. Eso ocurre por la falta de
profesionalidad de los jurados o quizá por el amiguismo mal entendido. Pero las
mentiras tienen las patas cortas en cualquier escenario de la vida.
Alfonso Armada, en cambio, siempre
estuvo en el lugar de los hechos. Puede dar fe de que me acompañaba hasta los
lugares más peligrosos, a esa línea delgada entre la vida y la muerte. Era
valiente como pocos. Quería narrar lo que veía con sus propios ojos. Sus
grandes reportajes sobre Bosnia, Ruanda, Somalia, Sudán, Liberia, Congo son inolvidables
y formarán parte de la mejor selección del periodismo español de siglo XX. Es
un ejemplo del gran periodismo sin fisuras en nuestro país.
Uno de los errores principales que
cometió El País en toda su historia fue dejar escapar a su mejor periodista en
diciembre de 1998. Algún día explicaré con pelos y señales qué pasó aquellas
semanas anteriores a su decisión de aceptar la propuesta de ABC para irse de
corresponsal a Nueva York. A algunos se les caerá la cara de vergüenza. Quizá
alguno pueda pensar que lo hizo por que recibió una buena oferta (es verdad que
fue una buena propuesta de ABC), pero Alfonso Armada quería seguir escribiendo
sobre África en El País y convertirse en el corresponsal imprescindible en ese continente donde el
dolor y la esperanza van de la mano. Cuando le mediocridad, la prepotencia y la
falta de compromiso se juntan el coctel dañino que se forma acaba destruyendo
la esencia del periodismo.
Os invito a leer sus diarios en
fronterad.com y a conseguir su libro Cuadernos Africanos (Península) que recoge
sus mejores reportajes entre 1994 y 1997.
Muchas gracias por vuestra atención y
hasta mi regreso de Afganistán donde viajo mañana lunes.
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