UNA
CULTURA PROPIA PARA UNA DEMOCRACIA REAL. ALEJANDRO TORRÚS
Leyeron a Stéphane Hessel y salieron a
la calle. Gritaron “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”,
acamparon en la Puerta del Sol de Madrid, en la plaza de Catalunya de Barcelona
y en decenas de ciudades más. Pero no se quedaron quietos. Montaron una
biblioteca en cada centro de indignados y comenzaron a compartir los libros,
películas y canciones que les habían empujado a la calle. Pronto, los libros ya
escritos y las películas ya rodadas comenzaron a ser insuficientes. Había que
crear una cultura propia del movimiento, libre y participativa. Una cultura
Creative Commons. “Un movimiento tan ideológico como el 15-M necesita expandir
sus ideas. El Creative Commons permite multiplicar el efecto de la difusión de
las ideas, que lleguen al máximo número de gente posible”, señala Enrique
Murillo, editor del libro Voces del 15-M.
El origen está en Sol. Entre las
primeras tiendas de campaña y la incipiente ciudad indignada, se creó un
espacio para saciar la sed de conocimiento. No hay ciudad sana que pueda
sobrevivir sin una biblioteca. Los indignados llevaron sus libros, los
quiosqueros acercaron la prensa y algunos editores aportaron sus obras. En esta
pequeña ciudad los derechos de autor habían desaparecido. El conocimiento y las
lecturas se movían libres.
El boca a boca funcionaba y sus
integrantes comenzaron a organizarse. De la Puerta del Sol nació el grupo de
trabajo de cultura que siguió debatiendo sobre nuevos modelos de difusión y
trabajando para lograr mayor difusión al movimiento. Fruto de ese trabajo el
próximo jueves 10 de mayo este grupo inaugura en el Ateneo de Madrid la
exposición Primer año de acción indignada, que busca reflejar el trabajo de los
participantes del 15-M durante su primer año de vida. “La participación en la
exposición es visibilizar nuestro trabajo, que no siempre aparece reflejado en
los medios de comunicación”, explica Mercedes, participante del grupo, que prefiere
no publicar su apellido.
La biblioteca de Sol también sobrevivió.
La necesidad de continuar compartiendo obras y reflexionando continuaba vigente
tras el fin de la acampada. Quizá más que nunca. Actualmente, 'BiblioSol' está
instalada en el Centro Social Ocupado Casablanca, en el barrio madrileño de
Lavapiés, con el objetivo de “promover el acceso a la información plural”, “ser
un canal de desarrollo del pensamiento crítico” y “ser un cauce para todo tipo
de expresión artística y cultural”, señalan sus promotores en su página web.
La cultura del link
En el mundo virtual se repitieron los
acontecimientos del mundo palpable con #bookcamping. La escritora Silvia
Nanclares se encontraba en Francia en
mayo del año pasado. Fruto de la impotencia y las ganas de participar en un
movimiento que suponía aires de vida a una sociedad que muchos daban por
desvanecida, Nanclares decidió acampar en el salón de casa como gesto de
solidaridad y comenzó a tuitear: “Si no quieres ser como ellos, lee. Algunos
libros para entender cómo hemos llegado hasta Sol (porque no salimos de la
nada)”, escribió en su cuenta de esta red social acompañando la etiqueta de
#bookcamping.
El feedback de los tuiteros llevó a la
escritora a dar el siguiente paso: “¿Y tú, qué libro te llevarías a tu
plaza/acampada/bookcamp? #bookcamping”. La respuesta no se hizo esperar. Los
internautas indignados comenzaron a mandar sus libros favoritos. Y así nació el
proyecto #bookcamping, una red social que funciona como una biblioteca virtual,
abierta y colaborativa donde los amantes de la lectura pueden subir sus libros
favoritos, recomendar obras e incluso debatir en red sobre un determinado
texto. “El objetivo es crear una red social para que el conocimiento sea
accesible a todo el mundo que quiera y así compartir, también, reflexiones
sobre la situación que estamos viviendo”, apunta Jessica Romero, de
#bookcamping.
Dueños de su voz
Poco a poco el 15-M fue adquiriendo
entidad propia y los expertos y analistas se lanzaron a escribir artículos
sobre lo que estaba sucediendo en las plazas del país. Editores y cineastas
vieron una mina en el movimiento. Pero el 15-M no permitió que le pusieran voz.
Sus participantes hablaron por ellos mismos. Así nació la obra Las voces del
15-M, un libro editado por la editorial Los libros del lince en el que
participaron una decena de personas muy ligadas al Movimiento, ya sea desde la
plataforma Democracia Real Ya, la acampada de la Puerta del Sol o asociaciones
de afectados por las hipotecas.
“Había muchos vejestorios realizando
comparaciones con mayo del 68, pero eran los integrantes del movimiento los que
tenían que hablar y decir lo que estaba siendo”, señala Enrique Murillo,
director de la editorial, que señala que la obra debía ser asequible para todos
los públicos y tener una licencia Creative Commons para que circulara lo máximo
posible.
Como Murillo en el campo de las letras,
otros cineastas se pusieron manos a la obra para explicar al mundo qué sucedió
en aquellos días de mayo de 2011. Ningún movimiento ha sido filmado por tantos
y de tantos modos como el 15-M. El cineasta Stéphane M. Grueso se puso manos a
la obra con 15-M cc, un proyecto que verá la luz en los próximos días. Como él,
el abogado Josep Jover, célebre por haber tumbado el canon digital ante la
justicia europea, y el realizador catalán Antoni Verdaguer realizaron el
documental #Indignados, que se presentó el pasado noviembre. La obra se
distribuyó a través de internet y en salas alternativas como centros sociales,
cívicos y vecinales. “Queremos una distribución viral”, apuntó a Público Antonio
Verdaguer.
Nueva economía, nueva cultura
Una vez explicados quién es el 15-M son
y cómo han llegado hasta aquí, los indignados quieren, y necesitan, más. El
movimiento de indignación que ha recorrido las calles y plazas del país muestra
que una parte importante de la ciudadanía ha despertado y rechaza las ideas,
valores y pensamientos que están llegando desde Europa y EEUU y que se están
implantando en el país. El hartazgo sobre la economía neoliberal lo resume a la
perfección.
“La gente demanda más que nunca libros
de economía que hablen de alternativas a este sistema. La economía, hasta ahora,
ha sido una doctrina casi sacerdotal de
obligado cumplimiento para todos. Pero la ciudadanía se está dando cuenta de
que no funciona y quiere saber más para tener más elementos de reflexión”,
explica Murillo. Y estos nuevos libros, documentales, películas, etc. y sus
autores tienen claro cómo distribuirse. La etiqueta Creative Commons está
inundando la red.
Los objetivos del 15-M de refundar la
democracia son tan grandes y amplios que no se pueden llevar a cabo sin una
producción cultural propia. “La obra del movimiento es de conocimiento y no de
captación de votos. Solamente podrá conseguir sus objetivos difundiendo al
máximo sus ideas y llegando a más y más gente”, añade Murillo. La producción ya
ha comenzado. La lluvia de ideas ciudadanas lleva ya un año en marcha, el
objetivo está claro: ¡Democracia Real Ya!
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