Hay cosas que todavía podemos hacer la
ciudadanía para salir de esta crisis, sin contar necesariamente con la
colaboración de los políticos en general y del gobierno en particular. Se trata
de repartirnos el trabajo que hay en nuestro país (España) entre todos, a
partes iguales. Si hay algún ejercicio de solidaridad que verdaderamente
atienda nuestras necesidades básicas, de cohesión y solidaridad social, y muy
por encima de cualquier reparto que pueda hacerse desde el estado, de ayudas,
subvenciones, subsidios, etc. es repartimos el trabajo que hay, la carga
laboral de nuestro país, entre todos, en justicia y equidad, y eso no es
necesario esperar que lo haga el gobierno, también lo podemos hacer nosotros,
por nuestra cuenta, y con igual o mejores resultados.
Si reducimos la jornada laboral hasta
absorber y ocupar a toda la población en paro, en primer lugar, no solo no se
va a dejarse de destruir empleo, sino que esta espiral que ahora tenemos en
decrecimiento económico va a revertir en crecimiento económico, de modo que
esta falta de trabajo, ahora en condiciones precarias, de explotación y de
liquidación de derechos, se va a traducir en más trabajo, de más calidad,
mejores derechos y más seguro. Y eso lo podemos hacer sin contar con la
colaboración del gobierno, e incluso a pesar de nuestro gobierno, por nuestra
propia cuenta.
Es una medida que ya la están aplicando
los gobiernos de Francia y Alemania con extraordinarios resultados, pero
España, que está dispuesta a cumplir con todo lo que le mandan desde estos
países, sin embargo, esto, que si está dando buen resultado, no lo imita, y
nunca los imitará mientras España sea lacaya de Francia y Alemania, por cuanto
que estos países, de este modo preservan su hegemonía sobre los demás países de
la Comunidad Europea mejorando su capacidad económica y su competitividad. Si,
también se mejora la competitividad si se equilibra nuestro mercado de oferta y
demanda laboral. Así, que sus planes de hundir nuestra economía y hacerla más
incompetente, para adueñarse de ella, son extremadamente tenaces, con el
servilismo e incondicionalidad de nuestros políticos.
Alemania y Francia han visto que
mantener su fuerza, poderío económico y competitividad frente al resto de
naciones europeas, depende también de equilibrar su mercado laboral, e impedir,
a su vez, que los demás lo hagan, así
que aunque nuestros gobiernos sepan que ese es el camino más indicado para
salir de esta situación, no lo van hacer mientras estén a las ordenes de
Francia y Alemania, y mientras estos países nos puedan continuar hundiendo
exigiéndonos recortes, gracias al falaz argumento del déficit.
Tomar medidas de equilibrio en el
mercado laboral, por nuestra cuenta, sin contar con el gobierno, puede ser un
pelín complicado, pero no, por que no nos apoye nuestro gobierno, pues si esa
es nuestra voluntad, ya se pueden poner como quieran, que esto iría igualmente
adelante con toda efectividad, sino por la falta de confianza y solidaridad que
pueda haber entre nosotros. Pues es una medida que no viene impuesta, como lo
sería en el caso de que la aplicase el estado, sino ha de ser libremente
aceptad por cada uno de nosotros. Bueno, la falta de confianza no es problema,
si se hace comprensible para todos esta medida, cosa que no es difícil, por que
todo es bien sencillo de entender, y la gente si ve las cosas claras, actúa en
consecuencia. El problema tampoco es exactamente de insolidaridad, por cuanto
no se trata de hacer una labor altruista, sino, de no dañarse a si mismo, pero
como quiera que hay bastante gente con egoísmo miope, pues no se dan cuenta que
esa piedra de insolidaridad que lanzan, vuelve de forma inmediata a su cabeza,
como un boomerang que a los 5 metros lo perdemos de vista, pero al poco vuelve
y nos sacude, y nos revolvemos con gran enfado buscamos quien habrá sido.
Hay que contar con la posibilidad de que
haya gente que no se sume voluntariamente. No debemos desmotivarnos por eso, son los menos. Lo
importante es que todos los que entendemos que esto ha de ser así, en la misma
medida que ponemos voluntad y coraje en todo tipo de manifestaciones, huelgas,
acampadas, etc. en vez de hacer cosas con tan poco resultados como vocear,
pasear pancartas, pedir, denunciar, etc., se trata de unirnos con el mismo
espíritu, pero actuando.
La cosa es bien sencilla, se trata de
reducir la jornada laboral, nuestros contratos de trabajo de 8 a 6 horas, (30
horas semanales) de ese modo, los que tienen trabajo, reparten el trabajo con
los que no tienen. Esto requiere en principio un pelín de sacrificio, pues de
momento, el primer día vamos a cobrar dos horas menos, al no tener el apoyo del
gobierno, como ocurre en Francia y Alemania, (esta medida aplicada por el
gobierno, no tendría coste alguno para él, pues con el dinero del paro se
cubrirían esas dos horas, y todos cobraríamos lo mismo y todos tendríamos
trabajo, tal como explica Arcadi Oliveres
http://www.youtube.com/watch?v=ADE1sQX95W4&feature=relmfu ) En principio va
a resultar en reducción de nuestro salario, pero el hecho de invertir la
espiral en crecimiento con esta medida, va a ir incrementando nuestro poder
adquisitivo a partir de ese preciso momento, progresivamente hasta llegar a
nuestro pleno poder adquisitivo, en un plazo que seguramente no sería superior
a 6 meses, a diferencia de las reducciones de salario que ahora nos imponen,
que son permanentes, trabajando más y sin que esto signifique mejoras ni
resultados a la vista. Esto es solo un pequeño esfuerzo transitorio, que se irá
suavizando desde el primer momento, pues en la medida que se equilibre el
mercado de trabajo, que todos tengamos trabajo, los valores de crecimiento se
restablecerán de nuevo, y por tanto las horas de trabajo totales subirían a la
par, pudiendo recuperar la jornada de 8 horas para todos, si queremos, o
permitiendo se incorpore la inmigración, que sería un factor importante para
ocupar viviendas y dar salida a este gran stock de viviendas que tenemos. La
inmigración es un factor muy importante de consumo añadido y por tanto de
potenciar nuestra economía.
El efecto inmediato de que todos
tengamos trabajo, es que la confianza en el futuro mejora en cada uno de
nosotros, eso lo vamos a percibir de inmediato. Uno de los problemas más graves
que hay ahora, es que tenemos miedo a gastar, pues no nos fiamos de nadie, al
menos de lo que nos cuentan nuestros gobiernos, y con mucha razón, pues hasta
ahora no se ha cumplido ninguna expectativa de mejora, de las tantas que se nos
han anunciado, y por tanto, tomamos las medidas de precaución y austeridad por
nuestra cuenta, procurando gastar lo menos posible, en previsión de que las
cosas puedan ir a peor, cuando justamente, esa forma de pensar es la que nos
está garantizado que la cosa vaya a peor. Pues ese gastar lo menos posible es
lo que más nos está asfixiando ahora. El futuro incierto que se nos depara, el
no saber que pueda pasar, crea una tendencia excesiva a ahorrar, y nos evitamos
hacer gastos o consumir cosas de las que podamos prescindir, ahorrando innecesariamente
y a la vez, peligrosamente para nuestra economía (ver EL AHORRO: PECADO CAPITAL
DE NUESTRA ECONOMÍA feb 19 2012
http://comunidad.terra.es/blogs/economiamundial/archive/2012/02/19/elahorropecadocapitaldenuestraeconoma.aspx
) y unas de las claves para que haya suficiente trabajo para todos es que se
consuma. El miedo y la incertidumbre está atenazando mucho el consumo, ya que
no confiamos en nadie y en nada, más que en nuestros propios recursos de
subsistencia, con suma austeridad. Eso es lo que más nos está hundiendo, mucho
más que el propio problema de la deuda, y precisamente para poder salir de este
problema de la deuda, la clave está en consumir con confianza para activar la
economía. Tenemos un grave problema que afecta seriamente a la vitalidad de
nuestra economía con los recortes en el gasto público, pero aun más grave es el
recorte en el gasto privado o de particulares, apenas se habla de ello por lo
diseminado y silencioso que actúa, pero mueve un volumen de consumo-producción
mucho mayor que el gasto público, y por tanto afecta mucho más seriamente a
nuestra economía. Si nos liberamos de ese temor, gracias a reducir nuestra
jornada laboral y al tener todos trabajos, vemos mejores expectativas de futuro
y sube la confianza en nuestra economía, mejora enormemente el consumo y crea
en la misma medida más trabajo, hemos cambiado la tendencia consumo-producción,
y entramos ahora en una espiral de crecimiento.
Tampoco son perdidas netas en el salario
esta reducción de jornada, pues una cosa importante en beneficio nuestro es que
el dinero que está gastando ahora el gobierno con el paro, no lo gastaría, e
indirectamente la presión fiscal disminuiría, y de forma muy sustancial, pues
ese dinero que no se gastaría sosteniendo a la población parada, lo utilizaría
para atender otras necesidades más apremiantes, sin necesidad de exprimirnos
con más impuestos. Quiere decirse qué aunque no colabore el gobierno
compensando las dos horas no trabajadas, como hacen Alemania y Francia,
indirectamente nos vamos a beneficiar igualmente, pues no nos lo van a quitar
por otra parte en impuestos, y por tanto, nuestro poder adquisitivo, desde el
primer momento, puede llegar ser prácticamente igual que si trabamos 8 horas.
Ganaremos menos en bruto, pero al pagar menos en impuestos y cotizaciones, se
nos queda mas salario neto.
Para las empresas también hay
importantes ventajas: Mejora su competitividad, pues a igual costes de mano
obra, tienen mayor rendimiento por trabajador. Una plantilla que pase de
trabajar 8 a 6 horas está mas descansada, y es más productiva por hora
trabajada, el riego de accidentes laborales y enfermedades disminuye, y en
consecuencia las bajas laborales son menos. También les aporta seguridad y
garantía de futuro. Ahora las empresas están cerrando unas tras otras a un
ritmo imparable, sin saber cuando va a terminar esta sangría, y sin saber
cuando le va a tocar a la nuestra. Por tanto, en el momento mismo que
distribuyamos el trabajo equitativamente entre toda la población activa,
dejarán de cerrarse empresas, desde ese mismo momento no solo tendrán
garantizadas su subsistencia, sino que irán retomando, incrementando su
productividad, debido a la mejora en el consumo, debido a que todos tienen
trabajo y la gente empezará a tener más confianza en el futuro económico y a
gastar más, hasta cubrir debidamente sus necesidades. Por tanto, las empresas
que han sobrevivido hasta ahora, no solo no cerrarán, sino que iniciarán un
crecimiento desde el primer momento hasta llegar a cubrir satisfactoriamente las
necesidades de la población, sin escaseces, sin carencia de servicios, ni
privaciones a las que se nos está sometiendo ahora, hasta encontrar nuestro
ritmo productivo necesario y sostenible.
Sin duda que todo son ventajas, pero se
necesita que esa misma unidad y solidaridad con la que nos sumamos en las
calles para protestar, se traduzca en acciones, y se traduzca en acciones desde
la íntima convicción de que ese es el camino que nos solucionará este grave
problema, por que esa es la primera piedra de nuestro estado del bienestar, y
tiene que estar en equilibrio para que todo
nuestro sistema este en equilibrio. Sabemos lo importante que es estar
unidos con esta medida, pero aun puede darse el problema de la insolidaridad y
el traicionarnos a nosotros mismos, con el 'salvase quien pueda'. Aquí o nos
salvamos todos, o no se salva nadie. Aunque como he dicho, no se trata tanto de
solidaridad, si no de ser inteligentes y saber que una actitud individualista,
en este caso, a quien primero perjudica es a uno mismo, por tanto se trata de
ser “egoístas”, de “salvarnos individualmente” si se quiere, pero en la
dirección correcta. En cualquier caso, tampoco se necesita, en un principio,
que sea la totalidad de la población que se sumara a esta iniciativa para que tuviese
éxito, no podemos desanimarnos ni desistir, por que veamos a gente que no
colabore. Eso es algo con lo que hay que contar, y no debe desmotivar a nadie,
ni tampoco enfrentarnos con nadie.
A los empresarios les interesa tanto o
más apoyar estas medidas, por que también depende su futuro de eso, y es un
grave error exprimir más a los trabajadores, persiguiendo esos beneficios
inmediatos a costa de deteriorar gravemente el contexto económico y su futuro.
Para suplir la falta de colaboración insolidaria de alguna gente, es importante
la colaboración mutua empresas trabajadores, pues los trabajadores solidarios
conscientes, así como se sugieren la idea entre ellos, pueden también negociar
con los empresarios menos proclives a la idea, para actuar en conjunto, y los
empresarios honestos e inteligentes que en verdad miren por el futuro de sus
empresas, pueden influir en sus trabajadores para que reduzcan sus jornadas en
conjunto y contratar a su vez los trabajadores necesarios para cubrir los
puestos vacantes. Eso es un medida que interesa a todos los sectores, pues
todos estamos afectados por el mismo problema. Y que decir de los sindicatos,
aquí tienen una extraordinaria oportunidad de reconquistar la confianza social
y ser nuestros verdaderos representantes. Y la patronal debería hacer bien los
números si en verdad están defendiendo los intereses de las empresas.
Para el sector de la población no
productiva, los recortes en servicios, reducción de ayudas, de pensiones y el
incremento en impuestos se van a atenuar, y eso les va a permitir más
posibilidad de gastar, y más confianza para atender sus necesidades
satisfactoriamente, y el gastar más, va a contribuir en más trabajo para todos.
Si hay una movida general en el que cunda ese ejemplo, de inmediato se van a
ver resultado y eso dará más y más confianza a la gente, impulsando más y más
esa espiral creciente. De manera qué lo que ahora se está estimando en
resultados a meses vista, se puede traducir en una expectativa, prácticamente
de la noche a la mañana. Tal es el poder de esta medida.
Esto puede salir adelante entre nosotros
solos, a pesar de nuestros gobiernos, que sabemos no van hacer nada para que
mejore nuestra competitividad e independencia económica mientras estén a las
ordenes incondicionales de los 'merkeados', y mientas no salgamos de esta forma
de solucionar nuestros problemas a base de quejarnos, protestar y de pedir, en
casos, cosas que están en nuestras manos hacer. Y si no pasamos a la acción,
esto puede tener un muy lamentable desenlace, y a nuestros hijos, muy
probablemente les tengamos que dejar una herencia, más que ruinosa, vergonzosa,
por no hacer lo mínimo que deberíamos haber hecho en su momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario