CATALUÑA Y LAS ELECCIONES DEL 25 DE NOVIEMBRE
El próximo día 25 de noviembre los catalanes
decidiremos qué país queremos: qué modelo de educación o de servicios sociales,
si redistribuimos los recursos o si mantenemos los privilegios de unos pocos.
Decidiremos si se privatizan servicios públicos, o si el acceso a la salud o la
educación pasa de ser un derecho, a ser un gran negocio. Y decidiremos también
si queremos decidir, democráticamente, nuestra relación con España y con el
mundo.
El panorama social es muy crudo: clases medias que
se están convirtiendo en clases bajas, jubilados que, con su pensión, tienen
que mantener a sus nietos y jóvenes que tienen que emigrar como ya lo hicieran
sus abuelos, trabajadores sin trabajo, y mujeres con más trabajo que nunca,
pero no remunerado, por culpa del desmantelamiento del Estado del Bienestar, y
que cargan con el cuidado de la familia cada vez más necesitada.
Esta es la dura realidad, pero atribuir la culpa
sólo a la crisis es faltar a la verdad. Hoy nos encontramos peor que ayer y se
pronostica más recesión para el año que viene. Y ello es por culpa de las
políticas aplicadas en nuestro país, en España como en Cataluña, en Portugal,
Grecia o Italia. Es culpa de una política de austeridad salvaje y sinsentido
que solo provoca más y más crisis, que le exige sacrificios a la mayoría, y
poco o nada a los culpables y a los que más tienen.
Los recortes indiscriminados llevados a cabo por CiU
estos dos últimos años son un claro ejemplo: han sido profundamente injustos,
porque han aumentado las desigualdades. Y además han sido absolutamente
inútiles, porque la deuda, el déficit, y la misma crisis no han hecho más que
empeorar. Eso sí, están consiguiendo desmantelar el Estado del Bienestar y
eliminar derechos sociales y laborales.
La cantinela de Artur Mas es la misma que la de
Rajoy: no podemos hacer otra cosa. Pero cada vez hay más gente que sabe que no
es cierto. Por supuesto que podemos cambiar, por supuesto que hay alternativa.
Ha llegado el momento de cuestionar la deuda que nos
ahoga y empezar por aclarar qué parte de ella es justo que devolvamos y que
parte no, porque es culpa de bancos y especuladores. Podemos apostar por
redistribuir para crecer, distribuyendo los esfuerzos de manera proporcional a
la riqueza. Podemos crear empleo invirtiendo y estimulando la economía a la vez
que protegemos el medio ambiente. Podemos refundar nuestra democracia en un
verdadero proceso constituyente, poniéndola en manos de la ciudadanía,
haciéndola más transparente y participativa.
Y por supuesto podemos decidir la relación que
queremos tener con el Estado y con el mundo. Ante la falta de respuestas a las
reivindicaciones expresadas desde Cataluña después de la sentencia del Tribunal
Constitucional, la próxima legislatura debe ser la del ejercicio del derecho a
decidir. En democracia los conflictos se resuelven en las urnas.
Ahora bien, este debate se debe encarar poniendo el
acento en el modelo de país que queremos construir, y de no ser así pierde todo
su sentido. La relación con España se decidirá durante la próxima legislatura,
el modelo de sociedad que queremos se empieza a decidir en estas próximas
elecciones. Lo que votamos el próximo 25 de noviembre marcará cuáles serán las
políticas educativas, fiscales, sanitarias o económicas de los próximos años y
en un contexto tan duro como el que vivimos. Por ello, en ICV-EUiA
reivindicamos todos los derechos: derecho a decidir, ante España y ante los
mercados, derechos sociales y derechos laborales.
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