DE COBARDES Y VALIENTES. JOSÉ MANUEL BELMONTE

DE COBARDES Y VALIENTES
Todos sabemos que hay cobardes y valientes. Si no existieran  aquellos, no destacarían los valientes.  Ambos son humanos, pero se enfrentan a la realidad de muy distinta forma.  Cuando el traveling  de la vida se desplaza de un lado a otro, suele aparecer ante los ojos de la gente, la miseria o la grandeza de esos seres humanos.  La cámara del corazón nunca está quieta, ni equidistante. Si se acerca a un ángulo iluminará algún rostro o un acontecimiento, pero al intentar captar el lado opuesto, sentirá el atractivo o la repulsión, casi instintiva. Siempre estamos bajo el  foco de luz  y damos una u otra imagen, según la ocasión.


Los medios de comunicación nos sirven a diario imágenes de cobardes y valientes. Ambos influyen, más de lo que creemos, (unos por contaminantes, otros por ejemplares). Curiosamente suelen tener más cuota de pantalla los primeros (los cobardes) que los segundos. Raramente, aparecen juntos. A veces sí, porque  el mundo es pequeño, y lo compartimos mientras caminamos unos y otros, víctimas y verdugos,  héroes y degenerados, y una mayoría que no se considera ni lo uno ni lo otro. Las leyes y las normas de convivencia son iguales para todos son  el foco  en el que cada uno se retrata.

Puede ser que los cobardes sean captados por las cámaras en el momento de cometer su felonía, como en el caso de los “tartazos” contra la Presidenta de la Comunidad Foral, el 27 de octubre de 2011, en el transcurso del Consejo Plenario de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, celebrado en Toulouse y presidido por Barcina.  O tal vez, los valientes coincidan en la sala del juicio con los cobardes: caso de los padres de Marta del Castillo, o como cuando la madre de Silvia Martínez, en un gesto de valentía y de coraje,  se volvió a los asesinos de su hija, y mirándoles a los ojos les llamó “hijos de puta”,  “cobardes”.

O pueden saltar a la prensa, como ha sucedido recientemente, con la “Carta a Cayo Lara del padre de un hijo tonto”. Réplica inteligente y sentida de Andrés Aberasturi  contra la impertinencia del líder de IU. Es padre de un hijo al que adora. Se ha sentido ofendido por la banalidad, ligereza  y desprecio que encierran estas palabras "y si nos sale tonto"(se entiende el hijo),  "tenemos que cargar" con él.  “Hay tanto desprecio–dice el periodista y padre-, tanta ignorancia del dolor y el trabajo y la lucha y la alegría de quienes sí tenemos no un adjetivo sino una realidad "subnormal" a la que amamos sobre todas las cosas, que oír lo que usted dijo en RNE -y no he visto que haya pedido disculpas por ello, puede ser, pero yo no lo he leído- nos produce primero incredulidad y luego desprecio”. Y  hace extensiva la repulsa a Manuel Sonseca, concejal,  también de IU, en el Ayuntamiento de Badajoz, que al comentar de forma cínica y miserable sobre el accidente  del niño Froilán, lamentaba “que el nieto del Rey se haya pegado un tiro en el pie, con la cantidad de sitios que hay en el cuerpo para pegarse un tiro”.

Personalmente, tengo una columna titulada “A favor de los valientes”. No suelo perder un minuto para escribir de los cobardes, asesinos, depredadores, escoria humana.  Si escribo hoy es para despertar el valor de los indiferentes, indecisos, tibios, acomodados, vividores, que saben quiénes son los “cobardes”, “los asesinos”, “los extorsionadores”, los  “prevaricadores”, pero ellos siguen jugando a las cartas, mirando para otro lado, tapando con su complicidad los chanchullos, las amenazas,  y desfalcos a las arcas  del estado o de las  empresas. Y amparando y pagando también a los abortistas, y demás personal  que condena a muerte a  una maravillosa criatura, tan sólo porque han detectado, que padece síndrome de Down, perfectamente compatible con la vida. A un  político ni siquiera se le exige una mínima “criba”, ni una prueba de capacidad,  cultural,  intelectual, ni humana para ejercer su cargo. Escribo pues, por los que pasan de todo, los  “pasotas”. Se ha hecho célebre  el aforismo de que: “para que triunfe el mal, solo se necesita que los buenos no hagan nada”, (E. Burke).  No hacer nada,-cuando se puede-, es una gran responsabilidad, ante uno mismo, ante nuestros hijos y ante la historia. De indiferentes y que todo les resbale, se pasa fácilmente a la categoría de “cobardes”. ¡Es una cobardía!

No se atreven, los cobardes a denunciar, a alzar la voz, a llamar a las cosas por su nombre. El mundo, por su silencio, es menos habitable y menos justo. Temen perder algo -trabajo o consideración- si denuncian, si se  enfrentan. Hasta que lo pierden todo. La situación estalla y les pilla a ellos también.  "El mayor número de los males que afectan al hombre provienen del hombre mismo" (Plinio el Joven). Por eso, perdida la ética, tibios y cobardes, se confunden y entremezclan en actos delictivos.

“Siete guardias civiles, dos policías nacionales y una decena de delincuentes habituales se sentarán a partir de hoy (16 de abril 2012) en el banquillo, acusados de robar 400 kilos de cocaína en el puerto de Barcelona en 2005 y de asaltar a narcotraficantes, gracias a la información privilegiada con que contaban. El juicio contra la banda del puerto se prolongará hasta junio, en la Audiencia de Barcelona, y contará con grandes medidas de seguridad. Se trata de uno de los tres casos de corrupción policial destapados en los últimos años en la Ciudad Condal. La Fiscalía Anticorrupción solicita penas de hasta 39 años para los procesados”(ABC).  Y en Andalucía se ha tapado  todo.  Desaparece  un montón de droga, mientras estaba bajo la custodia de la policía, desaparecen 700 millones de euros  de los ERE fraudulentos de la Junta de Andalucía, desaparece el cuerpo de Marta del Castillo, etc. etc., pero nadie ha visto nada de nada. Nadie ha tenido la valentía de decir nada, ni denunciar nada.

Hasta que llega la dificultad. Cae Grecia. Allí  había jubilaciones masivas a los 50 años. Había muchos conductores para cada coche oficial. Sabemos que no se daba de baja a los muertos, y se cobra su pensión, aunque el muerto  tendría ya 110 años.  En los hospitales, los médicos cobraban sobre sueldos, por consultas que no  querían pasar en horario normal, y los simples marcapasos se pagaban a un precio 400 veces superior a los hospitales británicos. La multiplicación de los funcionarios ha sido brutal. Grecia tiene 4 veces más profesores  que Finlandia, el país que mejor nota tiene en el Informe Pisa, pero su nivel es muy bajo. 

Y aquí, ¿no ha pasado nada? ¿Nadie ha visto nada? ¿Nadie se ha dado cuenta de las irregularidades? Por lo menos, no se ha denunciado para poner solución.  Creen que ¿nadie sabía en Grecia que  por ese camino se podía ir a la quiebra? Hoy tienen la calificación C, justo la anterior a la basura, a pesar de las ayudas. ¿Se podía seguir en España por el camino que íbamos? Hoy se sabe que, en la Eurozona somos tal vez el país con la gestión de los últimos años, más nefasta. Pero… se arranca la hoja del calendario, y… se concede la medalla del mérito. “¡Como todos!…”

Para salir del pozo, nos dicen en Europa, se necesitan las recetas de la sensatez y del realismo: menos gasto, más trabajo y más ahorro, y más competitividad. Individual y colectivamente hay que arrimar el hombro. Se necesitan personas valientes y solidarias.  Nadie dice que sea fácil.  Hay que encarrilar el tren, ponerlo en marcha y ayudar a quienes peor lo están pasando. Hay 5,6 millones de parados. Hay 1,7 millones de hogares con todos los miembros en paro. La tasa de paro juvenil supera ya el 50%. Hay mucha tarea por delante. También los políticos deberían recortar sus privilegios y pensar en los ciudadanos. Un sueldo como todos y sujetos a las retenciones normales. Es escandaloso que un concejal de festejos de un pequeño pueblo cobre  más que un médico o un catedrático.

El reto es salir de la crisis todos,  con la colaboración de todos. Cierto que los políticos tienen el mandato de ponerse al frente, y dar ejemplo. Se les pide responsabilidad, honradez, y lucidez. Pero también un poco de sentido común. Ni todos los males han comenzado ayer, ni el futuro se gana descargando las culpas en los demás, ni haciendo la guerra cada uno por su lado.  Tal vez, un gobierno de unidad nacional, capaz de pactar un programa de reformas y de leyes o directrices para salir de la crisis, sería lo ideal. ¿Tendrán la generosidad y el coraje de los valientes?

Cada uno es muy libre de salir  o entrar, de decir o hacer,  lo que quiera. Sin embargo, lo que no parece de recibo, ni por parte de los sindicatos, ni de la oposición es que se intente  fomentar la algarada, “mover la calle y las redes”.  El pueblo es soberano, pero la calle más que ofrecer soluciones, siempre pone en evidencia la incapacidad de los políticos. Agrava la situación con más coste, más amargura y más tiempo para ver la luz. Si se tiene la valentía de explicar lo que se va a hacer y se pide humildemente colaboración, el pueblo lo entiende. Pero no se le puede engañar.  Ni antes, ni ahora, ni nunca.

Ha llegado la hora de entre todos salir de la crisis. No es una cuestión de PSOE ni de PP. Es la hora de los valientes. La nuestra, supongo. La de los cobardes es la misma, claro. Que cada uno busque dónde quiere estar. No olvidemos que hay 800 mil millones de células diferentes en cada uno de nosotros y están trabajando en perfecta armonía para que cada uno de nosotros salga adelante cada día. Como ciudadanos, somos muchos y diferentes, pero podemos hacer juntos algo positivo por sacar adelante este país. El secreto está en la voluntad. ¡Querer es poder!

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